Tecnología

El cine jamás volverá a ser igual

·

Terminas de ver la peli y empiezan a rodar los interminables créditos. Pero en lugar de ellos, aparece una imagen estática. Dice: «Esta película, como su banda sonora, ha sido escrita, interpretada, fotografiada, editada, producida y dirigida por la inteligencia artificial».

Esa es un poco la idea que transmite el estupendo (y truculento) GIF animado que han usado en Bloomberg para un reportaje titulado ‘AI in Hollywood Has Gone From Contract Sticking Point to Existential Crisis‘. El titular es largo, pero resume muy bien una situación realmente delicada.

Por su no os habéis enterado, os pongo en situación. En mayo la Writers Guild of America, que representa a los guionistas de Hollywood, se puso en huelga. Temían que los nuevos modelos de inteligencia artificial les acabaran robando el trabajo.

Meses después los actores siguieron esos mismos pasos. Primero fueron los de doblaje, que habían descubierto que habían cedido —sin saberlo, dicen— sus voces a los estudios de doblaje ad infinitum. Y como ahora un modelo de IA puede analizar y replicar esas voces para pronunciar cualquier cosa, se dieron cuenta del problema. Ya no eran necesarios. Los últimos en sumarse han sido los actores, que también se han dado cuenta de que esto de la inteligencia artificial les puede acabar suponiendo un problemón. ¿Solución? Declarar la mayor huelga en esta industria en las últimas cuatro décadas.

Los actores, al menos hasta donde yo sé, tienen razones para estar preocupados y más aún para estar en huelga, porque los directivos de esas productoras parecen querer aprovecharse de la tecnología para poder disparar sus beneficios. La idea es simple: ¿para qué contratar a actores cuando ya puedes generarlos por IA?

De repente el director —insisto, ¿una IA?— podría lograr que sus actores lo hiciesen todo a la perfección desde la primera toma. No se pondrían malos, no se pondrían bordes, no se irían de copas y la liarían. Serían como máquinas. Espera, no. Serían máquinas.

Esa es, como apuntaban una crisis existencial.

Una muy gorda, porque el mundo del cine está sirviendo como gran exponente de un debate que se extenderá a un montón de industrias y mercados en el futuro. La base es la misma: si la IA puede hacer tu trabajo, ¿crees que tu empresa te va a contratar a ti? Chungo pelotis.

Lo más gracioso es que todo esto se veía venir. Hace años que hablamos de cómo los efectos especiales no ya ofrecer escenas espectaculares llenas de explosiones y objetos súper realistas, sino que además permitían rejuvenecer (o envejecer) a los actores… o resucitarlos, como fue el caso de Carrie Fischer en ‘Rogue One: una historia de Star Wars’. Ha habido muchos casos antes y después, pero todos parecíamos celebrar el milagro tecnológico. Qué guay poder recuperar a actores que ya no están, o presentarlos como eran antes, cuando les amábamos más que nunca —Indy es el mejor ejemplo—. Qué fantástico.

O quizás no.

Esa es la historia. Que a todos nos encantaría ver más películas de Harrison Ford como un joven Indiana Jones, o de Tom Cruise como Ethan Hunt —espera no, Tom sigue como hace 30 años, quítalo de la lista—, o quizás poder ver a James Dean en una nueva peli 70 años después de haber muerto. Los actores y actrices que nos conquistaron jamás se irían del todo: podríamos seguir disfrutándolos para siempre, aun sabiendo que serían solo recreaciones digitales de los verdaderos.

Eso es un problema por varias cosas. Entre ellas, porque precisamente eso quizás haría que esas figuras icónicas dejaran de serlo y acabáramos cansados de ellas. «¿Otra peli más de Cary Grant y de Audrey Herpburn? ¿En serio?». No solo podríamos cansarnos de ver siempre a los mismos actores: podríamos no ver jamás a otro actor nuevo porque total, con los que hay ya podríamos apañarnos. Esto lo veo más difícil, pero es que incluso queriendo caras nuevas pueden que en realidad esos actores noveles no llegaran a actuar jamás como tales: bastaría con escanearlos para luego convertirlos en estrellas a través de películas estupendas escritas y dirigidas, cómo no, por una IA.

Esta segunda visión distópica no es nada original: es precisamente el argumento de la película ‘S1m0ne’ (Andrew Niccol, 2002) en la que Al Pacino, que acababa hasta las narices de su estrella (Winona Ryder) acababa descubriendo que podía generar por ordenador a una actriz estupenda de la muerte. Ahí es donde entra en acción Simone (Rachel Roberts), que se convierte en una absoluta sensación. Luego, eso sí, pasan cosas.

Yo vi la película cuando la estrenaron, pero no la recordaba, la verdad. Me la ha recordado este artículo de The New York Times mientras me documentaba para este post, y es curioso cómo refleja el problema que ahora está a punto de producirse en la industria cinematográfica.

¿Hay solución? Por supuesto: el dinero. Esa es la pelea en la que están los sindicatos y las productoras, y aquí al final todo se trata de lo mismo. Si los actores, guionistas y demás profesionales del mundillo logran una compensación justa, estoy seguro de que el mundo del cine seguirá como siempre. Bruce Willis ya hizo amago de vender su imagen —solo fue para un anuncio—, y Tom Hanks teorizó sobre ese futuro en el que hará películas incluso después de muerto. La cuestión es, simplemente, cuánto me pagarán, esté vivo o no, por usar mi aspecto y mi voz para que aparezca en películas, series, anuncios, o lo que sea.

Si pagan de forma adecuada, no debería haber ningún problema, sobre todo porque de repente los actores podrían acabar trabajando y apareciendo en un montón de sitios más al mismo tiempo. Tom Cruise podría estar haciendo Top Gun 3 y Mission Impossible 9 y yo que sé, otra secuela de El color del dinero —con Paul Newman en versión digital al lado, claro— sin mover un solo dedo: él, mientras, podría estar tirándose en paracaídas con su colega James Corden (ese vídeo, por cierto, es genial).

Supongo que al final todo se quedará en eso. En un acuerdo económico que satisfaga a unos y otros y que, al final, sea (más o menos) un win-win. Las productoras ganarán teóricamente más, y la gente que hace el cine, también (o lo mismo haciendo menos), y aunque supongo que habrá implicaciones que aún son una incógnita, una cosa está clara.

El cine jamás volverá a ser igual.

Y no volverá a serlo porque probablemente la IA acabe metida en menor o mayor medida en todo el proceso. Ya he comentado por aquí que para mí la IA es una herramienta más. Una potente, como lo fue el ordenador, que para Steve Jobs era «una bicicleta para la mente». Los guiones probablemente serán mejores, los actores también, y estaremos probablemente inundados de películas y series que no hubiéramos podido ver de otro modo. Pero no serán las de antes, y me pregunto si eso no acabará «ensuciando» el cine. No debería: igual que acogimos los efectos especiales por ordenador, supongo que acogeremos los personajes e historias generadas (o asistidas) por IA.

Luego, como decía, vendrá todo lo demás. El cine, insisto, es solo el principio. O uno de ellos.

Suscríbete a Incognitosis

¡Recibe en tu correo las nuevas entradas!

Standard

4 comentarios en “El cine jamás volverá a ser igual

  1. Opi dice:

    El problema no está tanto en las grandes estrellas, sobre todo si cobran por derechos de imagen, sino en los demás: actores secundarios, doblaje, traductores, guionistas, iluminadores… Y además, cuando también la gente se canse de las grandes estrellas reconstruidas por IA y las IA comiencen a crear grandes estrellas nuevas, diferentes, a veces incluso más carismáticas que las históricas

    Yo soy muy, pero que muy optimista casi siempre, muy a lo Steven Pinker. Pero con este tema tengo grandes dudas… Por ejemplo: los que son niños ahora, ¿qué deberán estudiar para el futuro para tener un trabajo? ¿Qué trabajos existirán dentro de 10-20 años?

  2. Federico Bustamante Gamboa dice:

    Yo no estoy muy de acuerdo.

    Creo que si dejamos a las IA las artes van a ser todas sus obras bastantes parecidas.

    Otra cosa es que junto a la IA pongamos uno o varios humanos dirigiéndola para darle ese toque de locura que da algunos directores.

    La creatividad más pura tendrá que venir de alguna persona, después, si eso, la IA podrá imitarla.

    • Estoy contigo. Yo veo a la IA como una ayuda muy potente para expandir la creatividad y para ayudar a conseguir exactamente la visión del creador humano, pero diría que también habrá un gran montón de cosas pensadas y creadas por una IA y sin (¿apenas?) intervención humana. La pregunta, claro, es qué tal serán esos contenidos.

Comentarios cerrados