Soy un fiel seguidor del culto a los buenos periféricos. Pero claro, estoy todo el día trabajando delante de un ordenador, así que para mí es importante que tanto el ordenador como sus periféricos y accesorios sean de cierta calidad. Muy de mi filosofía InvierteEnAquelloQueUsas™.

Por eso estoy contento con mi Mac mini M1 —que sigue cumpliendo a la perfección y que además es silencioso como un ninja— y por eso también sigo encantado con mi teclado —un Logitech K800 que ya no se vende (maldición)— y mi ratón —un Logitech MX Master de la primera generación—.

Pero si con algo estoy contento, es con mi monitor, ese Dell UP2715K del que he hablado en numerosas ocasiones. Lo hice aquel 16 de septiembre de 2015 en el post ‘Olvida los monitores 4K: igual lo que quieres es un 5K‘, y aquello casi parecía como una premonición. Tras trabajar durante un tiempo con un monitor 1440p nativo —para mí sería casi insoportable hacerlo con un Full HD—, comencé a buscar alternativas tras descubrir lo maravilloso que era el iMac Retina 5K.

Recuerdo haber pasado por una tienda de Apple algunas semanas después de que lo presentaran. «Oye, vamos a ver qué tal está». Para mí era impensabe en aquella época comprar un iMac, pero cuando vi la pantalla me dio un telele. Aquello era maravilloso. Era como trabajar viendo todo en una pegatina. Pero claro, era un Mac.

Así que aguanté hasta que aparecieron opciones. En marzo de 2017 tuve la suerte de encontrar un Dell UP 2515K reacondicionado por un precio más que aceptable —algo menos de 700 euros— y me lancé a por él. Desde entonces he vivido en el paraíso de los monitores. Salvo por los que uséis un Mac con pantalla 5K (o 6K, igual hay algún afortunado) dudo que podáis superar mi experiencia. No hablo de monitores ultrapanorámicos —que a mí me dan perezón— sino de un monitor para trabajar en el que ves todo nítido y perfecto. No es desde luego un monitor pensado para jugar, pero tampoco en eso tengo queja porque para mí lo de los hercios, ya sabéis, es un mito (o yo estoy un poco cegato).

Pero claro, uno siempre quiere mejorar. Yo pensé que en mi caso eso supondría acabar trabajando con una tele OLED. Leí mucho sobre el tema durante un tiempo y acabé teniendo una oportunidad dorada para probarlo el año pasado: estuve unas semanas trabajando con la LG C2 de 42 pulgadas, y aunque la cosa prometía, para mí fue una experiencia decepcionante: volver a mi Dell UP2715K fue fantástico.

Descartada esa opción, para mí el futuro está en los monitores 6K. No lo estaba antes, pero en enero Dell presentó el Dell U3224KB, una maravilla de 32 pulgadas con resolución 6.144 x 3.456 que además integra una webcam 4K, que dispone de conectividad Thubderbolt 4 y que tiene certificación HDR 600. Tenéis todas las especificaciones aquí.

El monitor es una maravilla —lo probaron en Ars Technica—, pero tiene un problema. Es carísimo. Yo estaba esperando a ver qué precio tenía, y hoy al fin se ha hecho oficial: cuesta 3.199,99 dólares. Que son muchos dólares, incluso para quien como yo suele no tener muchos problemas en invertir en aquello que usa.

No me voy a gastar ese pastizal en un monitor, pero espero que acabe bajando bastante de precio. Ha ocurrido con otros muchos monitores, y creo que ocurrirá también con este. Seguirá siendo muy caro, me temo, así que mi esperanza es que los paneles 6K acaben siendo más y más accesibles y se conviertan en los nuevos paneles 4K que ahora se pueden comprar por dos duros.

Y si no ocurre con los paneles 6K, acabará ocurriendo con los paneles 8K. Está claro que hoy por hoy esa opción no es rentable, pero la propia Dell tiene un monitor 8K desde hace tiempo: el Dell UP3218K está ahora mismo a 3.600 euros en Amazon, así que no es mucho más caro que el 6K.

Así que aquí te espero, monitor 6K de mi vida de mi corazón. Y si no eres tú, no te preocupes. Serás tú, monitor 8K. Paciencia.