Hace un rato terminaba el evento Surface de Microsoft con el que la empresa de Redmond anunciaba renovación bastante gorda de su familia de dispositivos hardware.

Ha habido mucha chicha que de nuevo parecían tener prisa por presentar. Los eventos en diferido, pregrabados y sin público, parecen haber tomado esa vertiente. Ya lo hizo Apple el otro día con sus iPhone 13, y en Microsoft han ido también a toda máquina con estos lanzamientos.

Parecía que el protagonismo se lo llevaría el Surface Pro 8, que por fin adopta puertos Thunderbolt 4 y pantalla de 13 pulgadas (más grande) a 120 Hz (aunque solo cuando usas el nuevo Surface Pen 2, parece, es un poco raro), pero en realidad el protagonista ha sido otro.

Ese otro protagonista es, claro el Surface Laptop Studio, el teórico sucesor del Surface Book que parece quedar ya relegado al pasado con su pantalla desconectable (detachable, difícil de traducir al español) y que a mí siempre me pareció una chulada muy cara.

El Surface Laptop Studio es aún más chulo e igual de caro (más o menos). Uno ve el vídeo de presentación y flipa con el momento en el que la chica pasa de usarlo como portátil a traerse la pantalla hacia sí para acabar convirtiéndolo en una tableta.

Es todo un momento wow. Uno en el que dices, «ostras, qué chulada». Ciertamente lo es, y permite que uses el equipo también como portátil o, ya puestos, con la pantalla inclinada cubriendo el teclado para, por ejemplo, ver pelis o jugar a videojuegos con el mando de la Xbox.

La idea es curiosa, pero, ¿sabéis qué os digo? Que me parece una chorrez. A ver, si fuera una opción que estuviera por defecto en todos los portátiles del mundo y fuera económica estaría genial, pero es un plus que pagas y que difícilmente aprovecharás. ¿Por qué? Dos razones:

1. Modo Stage: no lo necesitas porque lo único que haces es acercar un poco la pantalla inclinada hacia ti. Puedo jugar (casi) igual de bien con la pantalla del portátil un poquito más atrás e inclinarla, así que ver contenidos en ella o jugar me parece un poco gimmick.
2. Modo tablet: lo de poder colocar la pantalla en modo tableta mola también mucho, pero es que esto hará que tengas ante ti una tableta un poco engorrosa que además es muy grande (14,4 pulgadas) y muy pesada (1,8 kg). Puede que atraiga a creativos que disfruten de esa gran diagonal, pero más allá de eso, creo que los compromisos en términos de portabilidad y comodidad son importantes.

No sé. Creo que en Microsoft quizás vuelven a equivocarse en el enfoque: les sigue importando más la forma que el fondo, y cuando te venden un producto con dos características que difícilmente vas a usar lo normal es que te vayas a uno que vayas a aprovechar y que además será más barato.

Yo, desde luego, soy un cliente difícil para este tipo de máquinas. Quizás porque soy muy práctico y prefiero invertir en lo que uso, y me atraería mucho más un Surface Book menos wow y que por ejemplo añadiera más puertos de conexión (solo dos USB-C y el Surface Connect) y que por ejemplo contara con una opción con los nuevos Ryzen 5000. Ya sé, para eso tienen los Surface Laptop 4, pero ni por esas.

Es una lástima, porque el Surface Studio Laptop es una chulada. El problema es que para mí solo es eso.