Incognitosis

Buscando a una dama llamada suerte

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Mis dos primeros días tras el cambio de rumbo están siendo… intensos. Toca acostumbrarse a una nueva plataforma y a ciertos cambios en la forma de trabajar, pero también a un nuevo ritmo que es absolutamente distinto al que había llevado en los últimos meses. Pero hay muchas buenas señales. El buen rollo, la profesionalidad y la participación son algunas de ellas. Y así podría seguir con unos cuantos detalles más que producen esa sensación de no estar trabajando. De hacer lo que te gusta. Que es precisamente lo que estaba buscando. Espero que esa sensación dure muchísimo tiempo.

Y en estos días lo que me sigue dejando bastante alucinado es el montón de comentarios que he recibido por diversas vías. En los dos posts anteriores había una palabra que predominaba en los comentarios: suerte. Que tengas mucha suerte, suerte en esa nueva etapa, o no necesitas suerte. El que más me ha gustado -en ese sentido, cuidado, a ver si ahora os vais a mosquear- ha sido el de Miguel:

Dicen que la suerte no existe, que la definición de SUERTE, es cuando la Oportunidad encuentra a la Preparación.

Buena frase, pardiez. Se me ocurren varias personas a las que se les llenaría la boca al decirla, y lo cierto es que en muchos casos tendrían razón. De hecho, siempre que me viene a la cabeza la reflexión sobre si esa dama llamada suerte existe o no, me acuerdo de un conocido que está triunfando allende los mares y que hace tiempo me confesó que él no creía en la suerte. «La suerte se la fabrica uno», dijo citando a Shakespeare. O a quien sea.

Y entonces me acuerdo de cómo consiguió llegar a donde está. No fue por suerte, desde luego, o al menos, no del todo: el chico es, por lo que sé, una máquina a nivel profesional. Pero aquel primer paso en su trayectoria profesional ha marcado el resto de la misma. ¿Por qué eligió aquel trabajo y no cualquier otro?

O me acuerdo de la gente a la que le toca el gordo. O de los que tenemos la suerte (¿lo normal?) de tener unos niños preciosos y sanos. O lo contrario: de la que le toca vivir desgracias a diario por el simple motivo de nacer en un sitio ‘equivocado’.

Así que no, amigo con cita fácil de Shakespeare. O de quien sea. La suerte no sólo se la fabrica uno. Por supuesto que hay que prepararse. Y por supuesto que hay que esforzarse a diario tratando de fabricar esas oportunidades. Pero creo que la suerte existe. Y espero que esa dama no me sea esquiva. Yo, desde luego, estoy tratando de poner de mi parte.

Gracias de nuevo a todos, conocidos y no conocidos,  por un apoyo que valoro muy mucho. Suerte para todos vosotros también 😉

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2 comentarios en “Buscando a una dama llamada suerte

  1. ctrl dice:

    con suerte o sin ella va a irte bien, e incluso me arriesgo a decir que tu página para gnu/Linux podría convertirse en la página de Software libre mas visitada en castellano del mundo de seguir así.

    ánimo por que te irá bien.

  2. Creo que Pascal dijo: el azar favorece a una mente preparada. No estoy tan de acuerdo, yo diría más bien que una mente preparada se puede favorecer el azar (a menos que te caiga un meteorito en la cabeza o algo así). No obstante, un conjunto de circunstancias favorables nunca está de más.

Comentarios cerrados