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La Xbox Series X ya es mía

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Al fin. Debo reconocer que no tenía excesiva prisa por conseguir una Xbox Series X. Tenía claro que esta sería la consola que compraría algún día —aunque debo admitir que la PS5 me intriga, más por su mando que por otra cosa—, pero tal y como está la cosa pensaba que probablemente no la tendría hasta el verano. Pero vayamos por partes.

De Xbox a Xbox y tiro porque me toca

Mi historia con la Xbox Series X es algo distinta a la de anteriores generaciones de las consolas de Microsoft. Si me habéis leído por aquí sabréis que he tenido todas. Compré la Xbox original al poco de salir, y lo mismo ocurrió con la Xbox 360, como conté por aquí (si queréis ver el post con el tema de WordPress que usaba por entonces y revivir viejos tiempos, ea, aquí lo tenéis gracias a WayBack Machine). Mi puesto de trabajo de 2007 es, como se ve en aquella imagen, espectacular.

Disfruté mucho de la Xbox original (de hecho, es la que recuerdo con más cariño), pero desde luego también saqué mucho partido de una Xbox 360 en la que podría haber competido profesionalmente a alguna que otra edición de FIFA.

Es el juego al que más he jugado en mi vida con diferencia, y de hecho fue reclamo definitivo para convencerme de comprar la Xbox One en su edición ‘Day One’. La reservé en cuanto anunciaron el pack con el FIFA 14, pero ni siquiera anuncié aquí que me acabó llegando un 25 de noviembre de 2013. Hablé por encima de cómo mi experiencia las primeras semanas había sido bastante ‘light’, y tuvieron que pasar unos meses para que me decidiera a escribir mi largo análisis de la Xbox One un año después.

Dio igual que la consola fuera mejor que sus predecesoras a nivel técnico, porque durante estos años el tiempo libre que puedo dedicar a jugar es muy poquito.

Ha habido desde luego historias simpáticas y unos cuantos partidos míticos al FIFA con algún amigo, pero la verdad es que le he sacado mucho menos partido del que me hubiera gustado. Eso es aún más cierto si tenemos en cuenta que llevo ya cerca de dos años suscrito a Game Pass y perdiéndome muchas, muchas cosas por falta de tiempo (pero ganando otras por el camino, claro). Hasta me planteé comprar la Xbox One S porque era más potente tenía la fuente de alimentación dentro de la consola, pero afortunadamente aguanté las ganas. No la hubiera aprovechado nada.

Luego empezaron a llegar los rumores de que Microsoft y Sony presentarían nuevas consolas en 2020. Project Scarlett parecía prometedora, pero a medida que llegaban datos las dudas me asaltaban: no parecía que a pesar de toda esa potencia las Xbox Series X supusieran un salto tan grande como se había dando entre generación y generación en las pasadas ediciones.

Os voy a contar un secreto a voces: no lo hacen. El salto, de hecho, no parece existir.

Es importante que observéis que ese parece está en cursivas.

El caso es que pasó el tiempo, y esas dudas se conviertieron en razón suficiente para no abalanzarme a por la consola el día que se pudo reservar. Aquel error me salió caro: pronto quedó claro que conseguir una de estas consolas iba a ser misión imposible. Hay muchas teorías de por qué ha habido tantas unidades, pero la más lógica es aplastante: a Microsoft no le compensa fabricar mucho ahora: pierden pasta con cada consola, algo que no les pasará dentro de unos meses, cuando componentes y procesos se abaraten.

Los primeros análisis de la consola confirmaban mis dudas: la consola molaba pero era básicamente un más de lo mismo en casi todo. Más potencia que se aprovechaba para verlo todo un poco mejor y un poco (o incluso mucho) más fluido, y sobre todo una unidad SSD que cambiaba las reglas del juego en tiempos de carga y opciones como Quick Resume. La promesa no era juegos más alucinantes que nunca, ojo. La promesa era, sencillamente, que tendrías que esperar menos para jugar. Para mí el mejor resumen de lo que ofrecía la consola vino algo después, cuando Tom Warren dijo en The Verge una pequeña y contundente frase para explicar de qué iba la revolución de la Xbox Series X. Esa revolución era, insisto, fácil de explicar:

Games feel better.

Ese fue el argumento que me convenció.

La Xbox Series X, insisto, ya es mía

No pude conseguir la consola en Black Friday ni en Navidad, así que seguí estando más o menos ojo avizor por si había oportunidad. Sin muchas esperanzas y cada vez menos, la verdad, viendo el percal. Pero el caso es que perseguirla ha acabado teniendo su recompensa. Hacía días que estaba especialmente más ojo avizor y la suerte me acompañó.

El viernes pasado me enteré de que en un momento dado MediaMarkt tuvo unidades disponibles y fui directo a por una. Insisto, tuve suerte. Di rápidamente a la compra y completé los pasos a tiempo, y al poco tenía el mensaje de confirmación de compra. Aleluya. El pedido, indicaban, llegaría el lunes 8 de febrero.

Era mentira. Una mentira de las buenas, por cierto, porque en realidad la consola llegó el sábado 6 de febrero a primera hora, así que tenía todo el fin de semana para disfrutar de mi nuevo juguete. Eso también es mentira, porque si sois padres de familia tener un fin de semana entero para vosotros es más bien imposible. Porras.

Aún así en estos dos días que han pasado he podido pasar tres o cuatro horas con la consola, así que ya puedo contaros mis primeras impresiones.

Primeras impresiones: Games feel better, indeed.

Si recordáis aquella historia sobre la compra de la tele más grande del mundo —que al final no lo fue— quizás entendiéseis que esa tele 4K que puse en la habitación no era solo para ver series y pelis: la idea era que si algún día compraba la Xbox Series X la colocaría también allí.

Debo reconocer que tener una tele así y una consola en el dormitorio es un poco raro, pero también comenté entonces cómo el salón está tomado por mis pequeños y poder jugar allí tranquilamente a esta consola iba a ser complicado. ¿Solución? Dejarles a ellos la Xbox One y la tele del salón que total, ya eran territorio conquistado, y refugiarme en el dormitorio como último bastión de mi disfrute consolero personal.

Esa es la otra razón por la que llevé cable de red hasta la habitación hace poco: era chulo tenerlo para el Chromecast con Google TV, pero este aparato no se beneficia mucho del tema porque el adaptador (y el Chromecast) no soportan más de 100 Mbps por cable, cuando por WiFi logran bastante más aunque la cobertura en esa zona de casa es algo errática. Total, que todos mis pequeños grandes pasos (tele, cable de red) iban dirigidos a ese futuro próximo en el que podría colocar la consola en el dormitorio. Y por fin pude hacerlo este fin de semana.

El resultado, como esperaba, es estupendo. No he podido jugar mucho, y de hecho la primera hora y media la dediqué a configurarlo todo y a saber cómo lograr instalar el ‘Star Wars Jedi: Fallen Order’ en la nueva Xbox Series X. Como tengo Game Pass Ultimate y ahora se puede jugar a juegos de EA Play, pensé que el catálogo aparecería ahí tal cual, pero no. Tuve que hacer una pirula que vi en algún vídeo y enlazar la cuenta de Xbox Live (que es la de Game Pass) a la de EA Play en el panel de control de esta última. No sé si hay otra forma más sencilla de hacerlo, pero el caso es que esta tontería me entretuvo bastante. Mientras, eso sí, probé la demo del FIFA 21, que no había probado y que desde luego parece estupendo pero que dudo que me compre teniendo el FIFA 20.

El caso es que entre pitos y flautas acabé jugando más bien poquito: un partido al FIFA 21, otros tres al FIFA 20 (dos derrotas, una victoria) y, por fin, un rato al ‘Jedi Fallen Order’ cuando terminó de instalar. El juego me pareció fantástico, y eso que no soy muy fan de la saga Star Wars. Me recordó mucho a los Tomb Raider de toda la vida y también a mi querido Ninja Gaiden (por el tema espadas) así que tras jugar y disfrutarlo un rato acabé instalando también el Ninja Gaiden Black, que a pesar de salir para la Xbox original hace más de 15 años sigue siendo un absoluto juegazo.

En todos ellos quería comprobar lo mismo. Si los juegos «se sentían mejores», aunque esa expresión no sea muy usada por aquí. Y ciertamente lo hacen, pero aquí hay una combinación de cosas. Ayuda desde luego la tele 4K, que se ve de lujo aunque en mi caso no tenga conector HDMI 2.1 (y no me importa). Ayudan también los colores vivos y la calidad de ese panel, pero está claro que lo que ayuda más es la consola, que permite jugar a esas resoluciones sin temblar. Lo noté especialmente en ‘Jedi Fallen Order’, donde los gráficos eran realmente estupendos y noté especialmente esa fluidez que teóricamente aportan estas consolas a la hora de jugar a 4K y a 60 FPS sostenidos. No soy demasiado bueno a la hora de percibir grandes mejoras en las tasas de FPS (si visteis mi tema de monitores a 144 Hz lo entenderéis mejor), pero debo decir que, efectivamente, games feel better.

No he tenido tiempo de probar mucho más, pero en ‘Ninja Gaiden Black’ por ejemplo no hubo demasiado salto generacional porque intuyo que no han tocado para nada ese título. Los tiempos de carga mejoran algo (eran insufribles en la Xbox One) pero siguen siendo sorprendentemente altos, y salvo cuando estás jugando, todas las animaciones y los fondos de pantalla está claro que no están escalados a 4K, porque se ven los pixelacos a tope. En ese aspecto el juego no ha envejecido bien, pero una vez estás dentro vuelve la magia. Ninja Gaiden Black es Ninja Gaiden Black. Maravilloso.

Luego hay otras cosas que he empezado a percibir y a rascar tan solo un poquito. Una de ellas ni siquiera la iba a poner por aquí hasta que un lector que también persigue la consola como yo (¡Trufeitor!) me preguntó por ella ayer. «¿Oye, y de ruido, qué?», me dijo cuando le conté que ya la había probado. Ostras, pues es verdad, pensé. «Cero ruido», contesté. «Cero».

Es así. La consola es silenciosa a más no poder. Es cierto que malo sería que llegara y empezara a bufar, así que habrá que ver si la refrigeración funciona dentro de unos meses igual que ahora, porque ciertamente es imposible escuchar la consola funcionando.

Luego está lo de su diseño, que me moló desde el principio a pesar de parecer un PC. El aspecto es fantástico, o al menos lo es en mi dormitorio, quizás porque contrasta muy bien con el blanco de la pared y el mueble sobre el que está junto a la tele. Queda como muy minimalista, casi zen, y lo cierto es que ahí tampoco tengo quejas. Es de hecho para mí casi un milagro no tener que usar una consola de Microsoft con un ladrillaco en forma de fuente de alimentación al lado: es la primera vez que experimento algo así porque como digo esa opción solo estuvo disponible desde las Xbox One S.

«¿Qué pasa con los tiempos de carga, JaviPas?» Bueno, pues pasa que efectivamente son menores. Aquí tengo que experimentar más, pero debo decir que la cosa tampoco es para tirar cohetes. Sigue habiendo tiempos de espera, aunque estos son claramente inferiores. Hoy la he encendido brevemente para hacer las fotos mientras cargaba el ‘Jedi Fallen Order’ y ha tardado fácilmente 20-25 segundos en lograr ponerme donde lo dejé ayer entre lanzar el juego y que cargase todo lo necesario. Tiene pinta de que efectivamente la cosa irá a mejor (sobre todo con futuros juegos que aprovechen la arquitectura Xbox Velocity al máximo), pero para los juegos actuales y antiguos la cosa, aunque mejora, no es ‘increíble’. Está bien, punto.

Más curiosa es la opción de Quick Resume que permite saltar de juego a juego sin apenas esperas. No he probado tampoco mucho, pero desde luego jugar un momento al ‘Jedi Fallen Order’ mientras esperaba a que ‘FIFA 20’ me encontrara mi próximo rival online es sorprendente. No es que de tiempo a mucho en esos parones, pero seguro que hay escenarios en los que esa característica tiene mucho sentido. Y funcionar, funciona. Pero que muy bien.

Por lo demás lo cierto es que estas primeras impresiones han sido básicamente lo que esperaba. No hay revoluciones aquí, queridos lectores, pero es verdad que la experiencia promete y los juegos «se sienten mejores». Es evidente que es difícil que haya sensación de revolución cuando no hay juegos nuevos que demuestren si realmente es posible dar un salto de calidad brutal en la consola. Dudo de hecho que los haya algún día, porque los juegos ya son increíbles a nivel gráfico e inmersivo, y creo que el logro técnico aquí ya está conseguido: jugar a 4K y 60 FPS es, ciertamente fantástico, incluso para cegatos de los fps como yo.

Tampoco ayuda que Microsoft no haya cambiado de forma radical la interfaz del Dashboard de las nuevas Xbox Series S/X. Era una buena oportunidad para plantear aquí cambios importantes, y debo reconocer que nunca me ha gustado demasiado la forma en la que las Xbox presentan los contenidos. Igual me lo tengo que currar yo un poco a la hora de personalizar la experiencia con ese «escritorio», pero creo que aquí han perdido una oportunidad que espero logren aprovechar algún día. Es hasta decepcionante que «todo parezca igual que antes», porque es lo que pasa. A la hora de manejar la consola, todo es igual que antes.

¿Es eso malo? Bueno, no necesariamente, pero hace que la Xbox Series X no parezca nueva o revolucionaria. Me recuerda un poco a lo que ha pasado con los Mac con el chip M1. No parecen nuevos, así que la revolución que hay ahí dentro parece tener menos relevancia de la que realmente tiene. En la Xbox Series X la consola sí es distinta exterior e interiormente, pero no sientes eso cuando la usas como tal: todo es, insisto, igual.

Espero que estas primeras impresiones os sirvan de algo. Lo he escrito a toda pastilla y sin pensar mucho ni preparar nada porque quería tener al menos esto publicado para luego escribir más cosas en el futuro a medida que descubra nuevas historietas, pero lo cierto es que mis primeras impresiones son quizás algo sosainas. Pero es que debo ser sincero: no hay aquí grandes revoluciones como las que pudo haber en saltos generacionales anteriores. O igual es que estoy mayor y es más difícil sorprenderme, no sé.

Sea como fuere, eso no importa mucho, porque el feeling es bueno. Yo creo que esta consola me va a dar bastantes alegrías, y a ello va a contribuir el hecho de que tengo mi suscripción a Game Pass Ultimate ahí esperándome. Con un dormitorio para mí solito (bueno, con el permiso de Sally) para sacarle un poco más de partido de lo que lo he hecho últimamente.

Ale. Toca disfrutar la Xbox Series X. Ya os contaré más.

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12 thoughts on “La Xbox Series X ya es mía

  1. Lambda says:

    Felicidades y que aproveche!! Te va a durar lo suyo (me huelo que las generaciones de consolas se alargarán, entre otras cosas, porque aún no ha llegado algo lo bastante rompedor que supere lo que ya podemos jugar por mucho). Ese GamePass parece perfecto para hacer un picoteo gamer que flipas los próximos añitos 🙂

    • Uf, creo que no, sé que quedaría algo mejor, pero mucha complicación para ganar 10-15 cm de profundidad y quitarme de encima el pie. De todos modos gracias por la idea y la felicitación (el post es bastante flojo yo creo, lo he releído y no está muy bien redactado, pero es que tenía poco tiempo y quería publicar cuanto antes).

  2. Alex White says:

    Yo tengo ambas: «PlayStation 5» y «Xbox Series X», también la tercera en discordia, «Nintendo Switch».

    Desde luego que «Microsoft» lo ha hecho generosamente bien, sacando una consola más potente, a lo que con el tiempo ya vamos viendo que algunos juegos rinden mejor. Eso sí, sobre papel. Porque en experiencia no noto ninguna diferencia.
    La mayor diferencia es el mando de «Sony», todo un acierto con su tecnología de nueva generación.

    Por cierto, se me estropeó al poco de tenerla y me la cambiaron por otra que, desde entonces, no he tenido ningún fallo.

    A mí esta batalla consolera me causa indiferencia. Mientras unos estáis alimentando una batalla encabezada por «Sasel», otros invertimos el tiempo en hablar de las bondades de ambas plataformas. Porque al final quienes ganamos somos los que disfrutamos de ambas máquinas, no los que se aferran a una marca y luchan creyendo que es la buena.

    Aunque a ser sincero, prefiero (con diferencia) la semi-portátil de «Nintendo», que ya va siendo hora de una renovación para enfrentarse a la nueva generación del 4K, HDR y 60fps. Que por otro lado debería ser el requisito mínimo, aunque prefiero el 8K, pero aún es mucho pedir.

    Javi, disfruta de tu «Xbox Series X», y si tienes alguna duda siempre puedes preguntarme, ver mis vídeos de «YouTube» o jugar conmigo vía online al videojuego que prefieras.

  3. Trufeitor says:

    Calificas tu análisis de «soso» y hasta un poco decepcionante y para mí no puede ser más al contrario. Ya te dije en su momento que hasta que alguien plantee una revolución en el terreno jugable, algo que a día de hoy parece muy lejano, las consolas de hoy en día tienen capacidad técnica para ofrecer cualquier experiencia, quiero decir que no hay un límite técnico que impida ofrecer la jugabilidad que el desarrollador quiera: mundos abiertos y ricos en detalles, primera persona, estrategia, arcade… Técnicamente no hay experiencia que se resista, es más una cuestión de cuánto se puede invertir en cada desarrollo. A veces te sorprendes de echar horas en tu potentísima One X a indies estupendos pero con diseños planos y píxeles como puños, pero lo cierto es que son buenos y enganchan lo mismo, a veces más, que maravillas como GTA, The Witcher o Gears.

    Desde mi punto de vista, la revolución de esta generación, una revolución «silenciosa» si quieres, y ahí te doy toda la razón, es eliminar todas las incomodidades, todas las pegas, a veces extremadamente irritantes, que empañan la experiencia jugable. Hacer que los juegos se «sientan mejor» porque se eliminan los puntos de fricción. Me hace gracia leer lo de los tiempos de carga del Fallen Order porque cuando yo lo jugué me estuve comiendo tiempos de carga por encima del minuto. En partes en que moría relativamente rápido era desesperante. A punto estuve de tirar el mando alguna vez. Pienso que con 25 segundos de espera la experiencia hubiera sido muchísimo más agradable y hablamos de un juego que no está optimizado para los nuevos SSD. Aquí espero que en el futuro pensemos en los tiempos de espera y las pantallas de carga como algo (casi) del pasado.

    Y que decir del ruido. Tener una máquina que mueve 4k@60 y que te hayas dado cuenta de que debería hacer ruido cuando te lo he preguntado es como un milagro, y habla maravillas del equipo de diseño de hardware de Microsoft. Que alguien me enseñe cualquier PC o sistema que pueda hacer lo mismo hoy en día con los componentes más punteros que se le puedan poner. Y si existe o se puede construir después comparamos el tamaño de ambos. Y el precio.

    En fin, que yo no se que tipo de cambio esperaba la gente de esta generación, yo esperaba justamente lo que Microsoft está ofreciendo. Y el 4k, que me daba más igual, pues parece que también se ha conseguido (aunque sea por los pelos o tirando de reescalados y trucos varios).

    Espero que con la nueva consola, el cambio de ubicación, la tele y el internet por cable tengas más facilidad para sacar esos ratitos de ocio que no se te van a pasar (apenas) mirando pantallas de carga. Porque finalmente, con un sigilo comparable a la revolución de esta gen, has ejecutado paso a paso, sin prisa pero sin pausa, todas las fases de un plan. Ya lo intuí cuando te preguntaba cual sería el destino de la nueva consola, y solo había que unir los puntos leyendo entre líneas algunas de las entradas del blog. Tú tenías un plan.

    Emigrar.

    • Jajajj hombre, tanto como emigrar…. xD Gracias por el comentario Trufeitor, tienes razón en que en realidad esto es una pequeña revolución silenciosa por esas prestaciones con cero ruido y esa forma de hacer que (casi) toda la experiencia mejore. Y eso, es cierto, sin tener en cuenta que aún no han aparecido juegos exclusivos para esta arquitectura.

      Todo lo que comentas es cierto e importante, y lo es aún más teniendo en cuenta que esta es una máquina de 500 euros. Es imposible jugar a 4K y 60 en un PC de 500e uros (bueno, al Tetris sí), y eso es algo colosal, en efecto.

      En cuanto a la ubicación, veremos si el cambio funciona. De momento tener ese sitio me permite desde luego evitar jaleo, así que espero poder probar y disfrutar unos cuantos títulos de ese Game Pass tan maravilloso del que aún tengo mucho tiempo disponible.

      A ver si la consigues rápido y te unes al club. Tú le vas a sacar mucho más partido y sé que también tenías un plan especial de reconquista 😉 Saludos!

      • Trufeitor says:

        Exacto, tu plan era emigrar (si, si, has emigrado del salón como centro de ocio) y el mío es análogo pero inverso: es deportar. Voy a mandar a mis hijos a una Siberia particular llena de electrónica y telecomunicaciones. Está todo preparado, todas las piezas en su sitio, cada peón en su ubicación. Lo único que me falta es la dama.

        Espero que llegue pronto.

        XD

  4. Jose Luis says:

    Hola Javi…para un cateto como yo que no sabe mucho de FPS o de Mhz el salto ha sido brutal…especialmente porque aun tiraba con la 360 que en estos años de crianza de 3 vástagos poco tiempo me ha dado a jugar en condiciones y nunca entré en la One…pero ahora ya juego con el pequeño y feliz estoy jaja Alucino por ejemplo con Forza 4 optimizado para X/S o con el Gears 5
    Acabé en Diciembre con la Series S por las prisas ya que era la única que había y ahora se me queda chico el disco, pero eso tiene solución.
    Ya solo me falta la TV más grande…que aun ando con 49»
    A disfrutar!

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