La empecé sin acordarme de por qué la empecé. Cuando iba por la mitad, ya totalmente absorbido, lo recordé: vi una imagen de la portada con el libro y su faja promocional con un mensaje muy llamativo: «Huye de todo. Lee esta novela». Debajo, Manuel Jabois escribía «Nunca leí un libro en el que fuese tan fácil entrar y tan difícil salir».

A mí no me pasó lo que a Jabois, desde luego. Comencé a leerla sin que me entrase de una forma especialmente fácil. De hecho llevaba unas cuantas páginas ya y me encontraba con la típica reflexión cuando leo muchos libros: «llevo ya un cacho leído y aquí aún no ha pasado casi nada«.

Con ‘Los asquerosos’ (Santiago Lorenzo, 2019, Blackie Books, 11,35 euros en versión Kindle) la percepción fue esa. Luego, de repente, empezaban a pasar cosas. Un montón. No muy rápidas —la propia historia no invita a ello—, pero todo se precipita. Al protagonista, Manuel, le ocurre algo que le obliga a tomar una decisión importante, y todo lo que ocurre después es consecuencia de esa decisión.

La historia no es del todo especial, pero sí lo es la forma en que la cuenta Lorenzo, que para mí ha sido un descubrimiento y del que voy a leer alguna de sus otras novelas (cinco en total) en cuanto pueda. Tras leer esta, de hecho, me empecé a dar un atracón de información sobre el personaje, a leer críticas del libro —una buena en Vanity Fair—, a ver entrevistas en YouTube y en medios y a informarme sobre el mito de Walden, una novela bastante célebre de Thoreau que a mí solo me sonaba por la mención que hace de él Robin Williams en la maravillosa ‘El club de los poetas muertos’. Thoreau, por cierto, hizo trampas, como decían en esa crítica enlazada. En un artículo de The New Yorker —uno de los mejores diseños web que he visto jamás en minimalismo , claridad y legibilidad— desmontaban un poco al tipo.

Pero me estoy desviando. Como decía, me empapé de Lorenzo y me parece un tipo sensato. Muy friqui (¿no lo somos todos?), muy hater de ciertas cosas (ídem) y con una forma de contar las cosas que como siempre en los escritores sorprende más en sus textos que al hablar. De hecho una idea me revoloteaba una y otra vez al leer el libro:

Compadezco a aquel que tenga que traducirla al inglés.

O a otro idioma, claro. ‘Los asquerosos’ es un canto a los neologismos y a una forma de expresión que no creo que nadie que no tenga el español como lengua materna pueda entender. La forma de expresarse de Lorenzo es probablemente hasta pedante, pero también es original y divertida: hace que tengas que fijarte en cómo cuenta las cosas, no solo qué está contando. Está claro que eso no gusta a todo el mundo —he leído críticas a favor y también muchas en contra— pero a mí me ha encantado.

La historia, supongo, es además una estupenda forma del autor de desahogarse con una sociedad cada vez más materialista y más superficial. Hay una parte entera que podría haber escrito yo mismo: la de los mochufas, que son personajes difíciles de describir en pocas palabras aunque él lo intenta en esta otra entrevista acercándolos al concepto de cuñaos. Yo, si no lo he entendido mal, diría que son esas personas tóxicas que nos rodean y de las que hay que intentar alejarse como de la peste COVID-19. Hay ahí una crítica cruda y total a ciertos tipos de mochufas, y creo que el autor se queda muy a gusto pudiendo contar su historia y de paso diciendo unas cuantas verdades (sean verdades solo para él o no) sobre esos mochufas que desprecia con elegancia.

Toda una sorpresa esta novela, queridos lectores. Una demostración de que a menudo no importa tanto la historia como la forma de contarla. No ha terminado el año y ya lo tengo claro: se lleva el Premio JaviPas a la Novela del año. Ahí es nada.