Hoy me he leído no uno, sino dos artículos sobre el Amazon Echo. Este cacharrito con aspecto de altavoz Bluetooth se ha convertido en todo un ejemplo de por dónde deberían ir los tiros en el segmento del reconocimiento de voz, y también demuestra que Amazon puede cometer errores (cof, Fire Phone, cof), pero también dar en el blanco.

Ya lo dije cuando salió al mercado hace algo más de un año: este Amazon Echo era una verdadera chulada entonces gracias a la integración del asistente de voz de Amazon, Alexa, que de buenas a primeras se está convirtiendo en un referente en un mercado en el que parecía que solo Google, Apple o Microsoft parecían tener opciones.

La experiencia de Simon Cross -el del post número uno- era reveladora no por lo que había llegado a hacer con Alexa -poner alarmas, reproducir música, preguntar por el tiempo- sino por lo que esta plataforma puede dar de sí gracias a los llamados Skills, algo así como las «aptitudes» que podemos añadir a nuestro Amazon Echo a través, claro está, de la programación.

Eso es lo que mola y lo que diferencia a Amazon Echo del resto de plataformas: que la empresa proporciona una Alexa Skills Kit para comenzar a trastear con ese tipo de mejoras en las que podemos adaptar el uso de Alexa a nuestras necesidades.

Este usuario hablaba de notificaciones, de la reproducción de libros, de su trabajo en equipo con otros Amazon Echo situados en casa o incluso de la posibilidad de hablarle de forma aún más natural. Todos ellos se pueden ir publicando -hay algún que otro ranking– y de hecho hay páginas como esta en las que la plataforma demuestra que los fans la han convertido en un medio perfecto para expresar su creatividad con nuevas aptitudes.

La idea es fantástica y esa apertura a los desarrolladores es algo que curiosamente ninguna de las otras plataformas parece estar apoyando. La ventaja es de Amazon, que por lo visto está planteando ya una segunda versión -veremos si con salida de audio, como pedía Cross, y no se equivocaba- pero atentos porque lo que queda claro es que Google no debería despistarse si quiere seguir potenciando Google Now al que, por cierto, debería cambiarle el nombre de una vez. Puede que muchos digáis que no necesitáis un «Google Echo» cuando ya tenéis vuestro móvil con vosotros a todas horas, pero creo que el dispositivo de Amazon ha demostrado que ambas variantes son perfectamente complementarias, y de hecho ese asistente en forma de altavoz Bluetooth -¡nooo!- me parece un producto casi obligado en la hoja de ruta de Google.

Así que queridos lectores, predicción sorpresa para 2016: Google sacará su particular Amazon Echo antes de que acabe el año. Y no me extrañaría que lo anunciase en Google I/O. Me apuesto una Carslberg.

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