Como era previsible el CES 2016 ha empezado con fuerza, y aunque ha habido cacharritos llamativos por aquí y por allá yo quería centrarme en dos ultraportátiles que han dejado claro por dónde van a ir parte de los tiros en este sector en los próximos meses y, previsiblemente, años.

Se trata de los HP EliteBook Folio y de los Lenovo Yoga 900S, que son básicamente los primeros ultraportátiles basados en Windows que compiten abiertamente contra esos MacBook que Apple lanzó hace unos meses y que yo jamás recomendaría en esta primera iteración.

Las dos propuestas de HP y Lenovo imitan en todo a la que Apple hizo en su día, pero al menos corrigen uno de los errores más llamativos de ese equipo: el de contar con un único puerto USB-C. He querido hacer una tabla rápida (no es la norma porque es un tostón hacer tablas HTML, y eso que estamos en 2016, maldición) así que aquí tenéis algunos de los datos más importantes (no todos están disponibles, así que he hecho lo que he podido):

A bote pronto parece claro que las propuestas de HP y Lenovo superan a la de Apple si uno se fija en especificaciones y en relación precio/prestaciones, algo lógico teniendo en cuenta que estos dos fabricantes han tenido margen para trabajar sobre este tipo de soluciones tras el lanzamiento del ultradelgado de Apple.

Dejando eso a un lado, vemos como esa delgadez extrema no deja demasiado espacio para las florituras, aunque aquí hay dos opciones llamativas: mientras que HP se va directo a los puertos USB-C, en Lenovo prefieren ir a uno de cada, una opción que yo creo que es un acierto para un modelo que marca una transición más gradual. Los procesadores son más potentes que los Core M originales (que fueron un fiasco) pero tendrán que demostrar su valía en esta segunda generación. En tema de pantalla creo que los Yoga 900S vuelven a ser también los más acertados (una pantalla 4K en una diagonal de 12,5 pulgadas me parece un capricho estúpido), mientras que en los precios de momento los equipos de HP y Lenovo plantean ventajas importantes sobre el MacBook a no ser que quieras OS X a toda costa o no puedas vivir sin el trackpad con Force Touch. 

Lo que sí es interesante aquí es comprobar cómo los tres equipos marcan una de las tendencias más fuertes en el segmento de los portátiles para los próximos meses y años: equipos ultradelgados en los que la portabilidad es más importante que todo lo demás. Si no necesitas un equipo súper potente o con un derroche de puertos porque normalmente lo usas cuando estás fuera (o quizás en casa, pero conectado a un replicador de puertos USB 3.0) cualquiera de esas tres opciones es de lo más interesante. A falta de trastear con los dos últimos y comprobar qué potencia y qué autonomía ofrecen, ambas propuestas son de lo más llamativas para mí: no necesito demasiadas prestaciones en la mayoría de ocasiones y ese equilibrio con la portabilidad es muy importante si tengo que moverme. Y por eso mismo tengo especial curiosidad por saber qué ocurrirá con la segunda iteración del MacBook. 

Aprovechando esta reflexión caía también esta mañana en Xataka el especial en el que hablaba de un equipo singular. Se trata del MacBook Pro no Retina de 2012 (modelo MD101Y/A en nuestro país), un portátil «obsoleto» bajo cierto prisma pero que sigue vendiéndose a precio de oro. Marco Arment iniciaba el debate en su post de ayer y nos contaba cómo ese interés por este equipo era lógico si uno se fijaba en sus especificaciones. 

Así es: en un vistazo rápido podemos comprobar que se trata del único MacBook a la venta en el canal oficial que incluye un puerto Gigabit Ethernet, una unidad SuperDrive (bueno, esto no es tan relevante), o la capacidad de ampliar memoria RAM o cambiar el disco duro de forma sencilla. En Apple se equivocaron con este equipo, porque daba una libertad que no es normal encontrar en portátiles de la firma. Era una bendita anomalía y por eso mismo sigue siendo uno de los equipos más valorados por cierto tipo de usuarios. 

Que son precisamente esos que no están obsesionados por la delgadez y la portabilidad y prefieren contar con otras cosas en sus portátiles, como la tranquilidad de poder aprovechar un porrón de puertos y, sobre todo, de poder ampliar y cambiar la configuración de partida como más les guste. Será difícil que veamos un equipo similar en el futuro por parte de una Apple que cada vez pone más complicado lo de trastear en el interior de sus soluciones, pero desde luego la empresa de Cupertino podría aprender de esa experiencia. ¿Qué le costaría a los chicos de Cook sacar al mercado un MacBook Air con pantalla Retina, un par de puertos USB 3.0 y otro USB-C, una batería aún más optimizada y acceso para ampliar RAM o unidad SSD cuando uno lo necesitase o le apeteciese?

Tú mueves, Tim. Deja un poco de lado tanto portátil delgado y date cuenta de que existen usuarios a los que los equipos a dieta no les hacen ni pizca de gracia.