¿Cuántos SMS enviaste y te enviaron las navidades de 2009/2010 para felicitarte el año? ¿Cuántos en las navidades de 2010/2011? ¿Y cuántas felicitaciones te llegaron vía Facebook/Twitter/Tuenti/servicios de mensajería tipo WhatsApp?

Ahí lo tenéis. Lenta pero inexorablemente. Así está produciéndose la muerte de los mensajes de texto en los móviles, una característica que daba mucha vida a los usuarios al ahorrarles el coste de una llamada, pero que daba aún más vida a las operadoras, que han cobrado precios astronómicos durante años por el envío de unos datos insignificantes.

Son muchas las aplicaciones que permiten librarse de los SMS tanto dentro como fuera de España: GroupMe -recién comprada por Skype, y por lo tanto, por Microsoft-, Google Voice, Disco, Beluga, Kik y la celebérrima -al menos en nuestro país- WhatsApp son solo algunas de las más conocidas, pero las grandes plataformas del mercado ya comienzan a darse cuenta -algunas lo habían hecho- del tirón de la mensajería «corta» en los smartphones.

RIM y sus BlackBerry fueron pioneras con su BlackBerry Messenger (BBM), y ahora Apple prepara su iMessage para iOS, Microsoft integrará seguramente GroupMe en su Windows Phone 7, mientras que la estrategia de Google con Android aún no está clara: no hay ningún servicio nativo, así que los usuarios tienen que elegir entre alguna de las muchas alternativas citadas anteriormente.

¿Qué significa todo esto para el futuro de los smartphones?

Pues en primer lugar, que los mensajes cortos dejarán de tener sentido. Los ingresos multimillonarios por los SMS que cobraban las operadoras se están comenzando a resentir, y los usuarios de móviles -cada vez más podemos decir que «de smartphones» se han dado cuenta de que el ahorro es brutal con estas aplicaciones, que además potencian la mensajería instantánea en estos terminales.

Para que veáis la diferencia, me remito a los datos -la imagen de aquí arriba procede de allí- que presentaban en Realidad Aparte hace más de un año.

Teniendo en cuenta que un SMS puede tener hasta un máximo de 160 caracteres (bytes), la cruda realidad es que las operadoras se embolsan la friolera de 1 millon de euros por cada gigabyte de datos enviados.

Recordemos que un bono mensual de un gigabyte de datos vía 3G cuesta en España unos 25 euros.

Es decir, que los SMS tienen un sobreprecio de un cuarenta mil porciento, sí, un 40.000 % si nos ceñimos solo al coste por byte.

En segundo, que tiene que aparecer una plataforma universal que todos acepten. Es absurdo que volvamos al mismo error del pasado: BlackBerries que solo se pueden mensajear con BlackBerries, iPhones que solo ven a otros iPhones, etc, etc. Todos quieren controlar su plataforma y su servicio, claro, pero resulta absurdo que al final el email sea como siempre el canal universal cuando estas plataformas podrían liberar mucho al usuario. WhatsApp es para mi el ejemplo perfecto: un servicio multiplataforma, bien ejecutado, y que al menos en España triunfa.

Las dos únicas barreras para el éxito de estos servicios son, por un lado, la necesidad de contratar datos (algo que por ejemplo muchas personas no tienen porqué necesitar), y otra, la más delicada, la necesidad de aprender algo nuevo, algo que a la gente no le gusta demasiado aunque las ventajas sean notables.

Pero todo da igual: los SMS acabarán desapareciendo de forma casi total. Seguirán salvando alguna que otra circunstancia, claro, pero el cambio es tan evidente como lo eran otros muchos saltos tecnológicos del pasado. Qué alegría que ciertas estafas pasen -por fin- a la historia.