Hace unos días que he vuelto a tratar de sacarle algo de partido a Diaspora (o Diaspora*), una red social descentralizada y en la que cada usuario puede crearse su propio «nodo social» o «pod». El desarrollo del proyecto está un poco ensombrecido por la aparición de Google+, pero es que cualquiera que haya usado una y otra seguro que coincide conmigo en que Diaspora y Google+ parecen primas hermanas.

Esto no es algo accidental, ni tampoco peligroso para ninguna de ellas: los desarrolladores de Diaspora han utilizado código de Google como base de algunos de sus componentes. Por ejemplo, WebFinger, una versión «moderna» del legendario comando finger -que yo usé en los terminales VAX-VMS de la facul hace mil años, qué tiempos- y que permite encontrar a otros usuarios de la red social a través del protocolo HTTP.

De hecho, incluso el aspecto de Diaspora y de Google+ es muy parecido. Un diseño limpito, claro, muy à la Google, y en el que coinciden la disposición de elementos como la posición de cajas de comentarios y comentarios, enlaces de «Me gusta» y «Compartir», o secciones con los llamados «Aspectos», que no son más que los círculos de Google+.

¿Por qué tantas coincidencias?

Pues porque probablemente el camino de Diaspora vaya muy ligado al de Google+. Aunque la red de Google lleva muy poco tiempo en marcha, ya se vislumbra la aparición de una API que, si se cumplen las expectativas, convertirá a esta red social en el pilar del futuro de las redes sociales. Que no es otro que la interoperabilidad con otras redes sociales. Los creadores de Diaspora lo tienen claro, tal y como apunta este interesante artículo de IEEE Spectrum:

They imagine that during the next decade, the Web will evolve from a sea of social networking islands into what many developers are calling the federated social Web€”one that lets you choose your networking provider, just as you now choose your e-mail provider, and yet still connect with friends who use other services.

Así es: el fallo de las redes sociales actuales es que son islas en sí mismas. Como sucedió con el correo electrónico en los primeros tiempos, los usuarios de una red social y de otra no pueden interactuar ni comunicarse. Diaspora es ambiciosa en ese sentido, porque se pretende que usuarios de redes sociales «compatibles» con esa idea de la «web social federada» se puedan comunicar entre ellos. Copiando exactamente la evolución del correo electrónico, para que nos entendamos.

La interfaz de Diaspora*…

… y la de Google+. Nada accidental.

En Diaspora ya han logrado parte del propósito: aunque cada pod es independiente -yo tengo cuenta en diasp.org y joindiaspora.org, tenéis listas de pods activos aquí y aquí– los usuarios de unos y otros pueden comunicarse, compartir contenidos, o votar por mensajes que publican en distintos pods. Y puede que Google+ y su API precisamente apunten a una solución para un problema ambicioso que dotaría de una nueva entidad al mundo de las redes sociales.

Sea como fuere, Diaspora, un proyecto que hasta no hace mucho tenía bastante poco en cuenta, se ha convertido ahora en una idea mucho más inspiradora. Tendrán difícil llegar a tener la magnitud que sus competidoras, pero su objetivo no es en realidad ese. La idea, como decía Matías Prats en el anuncio de ING, es convertirse en «su otra red social, y cada vez la de más gente».

Y puede que hayan dado en el clavo en ese caso.