Hoy me he dedicado un rato a trastear con el tema de los podcasts de vídeo, principalmente porque ya estaba disponible el podcast de la keynote de Steve Jobs en el WWDC’08 y se podía descargar para sincronizarlo con el iPhone, cosa que he hecho enseguida. Tras disfrutar un rato de la labia del Sr. Jobs me he puesto a mirar qué más contenidos había disponibles en iTunes al respecto, me he suscrito a unos cuantos canales y me he descargado algún que otro episodio suelto de podcasts de vídeo que conocía de oídas para ver cómo seguía la cosa.

He de reconocer que en esto iTunes se comporta de forma brillante: prácticamente no tienes nada más que elegir el podcast de vídeo o audio que más rabia te dé (no hay una buena diferenciación de si son vídeo o audio en algunos apartados, pero no pasa nada) y tras suscribirte o elegir el episodio a bajar, ya podrás verlo en iTunes vía QuickTime, o bien sincronizarlo con tu iPod o iPhone, sea el modelo que sea. Es elegancia tecnológica pura. Y eso se en gran parte a que se trata de un entorno cerrado, propietario, y muy, muy controlado. Pero será mejor evitar ese aspecto para hablar de los podcasts en sí.

¿Alguien les ve sentido? Puede que algunos sean de cierta calidad, pero siempre que oigo o veo un podcast siento como si estuviera perdiendo el tiempo. La información que me dan normalmente está muy comprimida (sobre todo en el caso del vídeo) y hay demasiado falso erudito (sobre todo en el audio), así que ante la duda siempre acabo pensando que lo mejor es tirar de las fuentes tradicionales (sitios web, claro) y formarme mi propia opinión a partir de las distintas visiones de la noticia que vea. Por otro lado, también es cierto que estos contenidos son perfectos para su «consumo» no cuando estamos trabajando (que es cuando yo los veo normalmente), sino cuando nos movemos y desplazamos, como si de un programa de televisión portátil se tratara. De hecho, probablemente disfrutes mucho más tranquilamente de estos podcasts en esas situaciones, cuando puedes poner los cinco sentidos en el tema.

Aún así, normalmente ni en esos casos soy capaz de disfrutarlos. Hay algunos podcasts de vídeo (y supongo que de audio) que valen la pena, pero después de un breve paseo por el panorama nacional e internacional, tengo serias dudas sobre la validez del concepto. Hace unos meses escribí un post sobre Revision3, esa empresa dedicada a vídeo podcasts y contenidos de vídeo on-line «de alta calidad» que fue fundada, entre otros, por Kevin Rose, el creador de Digg. En aquella ocasión Revision3 me pareció todo un invento, pero ahora ya no pienso lo mismo. Los contenidos de calidad ya no lo son tanto, y en la mayoría de los casos nos encontramos con los típicos überbloggers listillos a los que yo, sinceramente, ya no soporto.

Acabo de intentar ver durante 5 minutos DiggNation, todo un emblema de esta «productora online», y he acabado mareado. Primero, por la velocidad a la que hablan Rose y Albrecht, con un vertiginoso inglés rollo anuncio de Bud, muy de colegas, muy neoyorquino, y muy cool. Y segundo, porque no me mola nada esa sensación que me dan: la de la élite comentando para el resto de los mortales las principales novedades rompedoras de Digg como si fueran enciclopedias andantes. La misma conversación la puedo tener yo en cualquier momento con mis colegas friquis y con vosotros, así que no necesito ver a estos dos nuevos ricos de Internet. Me he cebado con DiggNation y Revision3, pero en general lo mismo ocurre con otros contenidos que he podido ver. En LemonTV tiran de cañona para presentar las notis tecnológicas (y cañona está, pero la pobre es un poco tontis), y la calidad de otros contenidos como GeekBrief.tv o algunos canales de CNET tampoco es que sea la pera.

Total, que de lo poquito salvable en mi opinión yo destacaría MoBuzz.tv (muy bien llevado a cabo, tono simpático, programas interesantes y breves) y, cómo no, RocketBoom, que descubrí tiempo después de que la hiperfamosa Amanda Congdom (vaya apellido con broma fácil) lo dejara y que ahora lleva magistralmente Joanne Colan, una chica maja y simpática hasta decir basta y que además hace un vídeo podcast tecnológico «diferente», muy «de la 2 de TVE», ya sabéis.

Así que mucho me temo que en esto de los podcasts, como en el de los blogs o el de la tele actual, tenemos mucha basura, pero tiene delito que encima esta sea basura bajo demanda. Afortunadamente también hay perlitas, que son las que salvan el panorama.