Ted empezó un poco flojeras. Como si no fuera él, ni su serie. Y luego, poco a poco, la cosa fue ganando fuerza, y volvía esa sensación. La de esas series que te hacen sentir bien.

Con ‘Ted Lasso’ (Apple TV+) me pasó desde luego en aquella mágica primera temporada, y algo menos con una segunda que tuvo algún capítulo un poco rarito. Esta tercera ha tardado bastante en llegar, así que las ganas y la expectación eran importantes.

Y la verdad, las expectativas se han visto más que satisfechas. Puede que el principio no sea demasiado llamativo, pero la serie va de menos a más (y quizás un poco a menos al final) claramente. Lo hace también en los temas, un poco más serios y profundos, pero que siempre tienen final feliz. Para los finales infelices ya están otras, y excluyo aquí las comedias puras que son para lo que son. Para reír sin más. Que no es poco.

Pero no. Aquí los personajes, casi todos, molan. Casi todos ganan en protagonismo, y aunque aquí todos tendremos nuestros preferidos, Ted sigue estando un mundo por encima de los demás.

Pero luego están las complicidades entre los personajes, que van creciendo y haciendo que la cosa vaya a más, con guiños fácilones (o no tanto) que contribuyen a esa sensación final de felicidad chorra y gratuita a cada momento.

Qué gusto, por favor. Ahora, a esperar una cuarta temporada. Diría que el final abre esa posibilidad, pero por lo visto no está del todo claro que vaya a ocurrir. Mientras, lo que dije hace dos años.

Que vivan las series que hacen sentir bien.