«Tu próximo ordenador no es un ordenador«, dice Apple en la página de producto del iPad Pro. Bueno, no sé si no es un ordenador, pero seguro que no es un iPad Pro. No al menos en mi caso.
De hecho la nueva tableta de los de Cupertino me parece irrelevante. Por ahí he visto algunas reviews y es curioso cómo básicamente son una adaptación de lo que indica Apple. Pocos se salen del guión, pero en el repaso al menos he descubierto un videoanálisis simpático, el de este chico en YouTube. Mola, pero lo hace sobre todo porque el enano es súper gracioso. Espero que luego le dé unas chuches por ese trabajo tan bien hecho.
De los análisis que he visto por ahí, que no son muchos, me quedo con el de Dieter y en The Verge. Cada vez me gusta más este editor, que es claro y va al grano incluso en los titulares. En este caso de hecho e ltitular lo dice todo: el iPad Pro no es un producto revolucionario en absoluto, sobre todo porque no cambia apenas en el interior y el único cambio real está en su sistema de cámaras.
La diferencia con respecto al anterior modelo es como digo casi nula en cuanto al procesador: el A12X Bionic pasamos al A12Z Bionic, una pequeña evolución con una GPU de 8 núcleos en lugar de 6. Bien, por supuesto, pero tampoco para tirar cohetes. En todo lo demás este modelo es prácticamente idéntico a su predecesor aunque hay alguna mejora llamativa como el soporte de redes WiFi 6 (802.11ax).
El gran cambio es uno que en mi caso no entiendo demasiado. Apple mejora de forma notable el sistema de cámaras con una cámara principal de 12 MP y un ultra gran angular de 10 MP. A ellas les añade un LIDAR que aporta opciones interesantes en el campo de la realidad aumentada. Mi reflexión aquí es obvia: no mucha gente usa el iPad como una cámara salvo en situaciones puntuales y no mucha gente usa tampoco la realidad aumentada. Son opciones que están bien, claro, pero no son argumentos para una compra en la inmensa mayoría de los casos. No son mejoras vende-tabletas. No son killer features, que dirían los sajones. Son, al menos para mí, un gigantesco ¿y qué?
Si hoy tuviera que recomendaros un iPad os recomendaría eso justamente. Un iPad estándar, el de 2019, que es compatible con los teclados y stylus de la compañía. Potente y funcional, diría que la mayoría no necesita mucho más. Y si tenéis el capricho de ir a por un iPad Pro, os diría de ir al modelo de 2018, que creo que Apple no vende pero que seguro que podréis encontrar por otros canales a buen precio precio algo más asequible.
No tengo mucho más que decir sobre los iPad Pro, la verdad. No me parecen relevantes ni siquiera para un post propio, pero es que este post no está dedicado a ellos, sino a los dos grandes protagonistas de este lanzamiento para mí.
En primer lugar, el Magic Keyboard. Qué maravilla. De verdad, chapeau. Aquí Apple ha vuelto a demostrar su capacidad para crear conceptos fantásticos donde parecía que no había más salidas. Ese soporte magnético que hace que la prácticamente tableta «flote» sobre el teclado es fantastico. No solo hace más ergonómica y conveniente su posición: también hace que el conjunto de teclado y tableta ocupen menos espacio cuando los usas. Es un diseño espectacular a un precio, me temo, igualmente espectacular. Como decía en Xataka, hacerte con el teclado te va a costar más que hacerte con un iPad básico, y eso duele. Mucho.
Pero claro, hay muchas cosas chulas en ese exclusivo diseño, y la exclusividad, como bien sabe Apple, se paga. La pregunta que me formulo yo ahora no es qué tal se portará el teclado (seguro que muy bien). Lo que me pregunto realmente es cuánto tardarán en aparecer copias indiscriminadas del Magic Keyboard tanto para los iPad como para otras tabletas basadas en Windows o Android. Diría, queridos lectores, que no mucho. Seguro que los chinorris (e incluso los no chinorris) ya andan en ello.
Evidentemente lo otro chulo del Magic Keyboard es su trackpad, un elemento que es totalmente diferencial respecto a anteriores modelos y que confirma que el soporte de ratón y teclado es ya una realidad absoluta en los iPad. Quién lo hubiera dicho hace años, ¿eh?
Uy, espera. Si lo dije yo.
Ese, como digo, era el primer protagonista del lanzamiento de unas tabletas que no lo eran por méritos propios. En segundo lugar está iPadOS 13.4, la nueva versión de la plataforma de Apple para sus tabletas. El cambio fundamental que llega a esta versión no es ni más ni menos que el soporte ampliado para el trackpad y, por extensión, para ratones. De repente desaparece esa limitación del año pasado que contemplaba el soporte del ratón como una opción de accesibilidad.
Ahora Apple quiere diferenciar su iPad Pro dejando claro que puedes hacer un montón de cosas con el trackpad o con el ratón. Puedes seguir usando la pantalla y la interfaz táctil —de hecho siguen siendo protagonistas— pero hay pequeñas mejoras en ese puntero que ahora se «adhiere» (y resalta el elemento al que se adhiere) «magnéticamente» cuando hay un objeto cerca para mejorar la usabilidad de esa interfaz mezcla de tableta y portátil.
Tengo muchas ganas de probar el soporte del ratón en el iPad que tenemos en casa, y cuando lo haga intentaré dar mis impresiones para ver si la cosa pirula o no. A priori yo veo clara la línea de unos dispositivos que han querido ir a más y no quedarse en lo que ofrecían como tabletas puras. No creo que el iPad Pro sea aún así sustituto válido para un portátil —a estas alturas dudo que haya sustituto válido para un portátil en general—, pero si a alguien le convence ese factor de forma y no necesita productividad todo el día, el iPad de 2019 (no el iPad Pro, insisto) es de repente un producto muy, muy interesante que llevar a reuniones o de viaje. Te sacará del apuro con mucha dignidad, y seguirá cumpliendo excepcionalmente como tableta.
Eso, insito, no lo han conseguido con el Apple A12Z, las nuevas cámaras o el LIDAR. Lo han conseguido con un teclado con trackpad y con la actualización a iOS 13.4. Esos dos componentes son los que realmente importan. ¿El nuevo iPad Pro?
Meh.
iOS se está haciendo un «Surface» en toda regla. No está mal, no es el tipo de «productividad» que yo usaría, pero puede que muchos sí.
Caveat emptor: los USB (uno, y usando adaptador) y el formato NTFS, quizá.
El puerto USB de los nuevos iPad ha ganado enteros también a la hora de usar dongles, por ejemplo, pero lo del formato NTFS tampoco lo veo tan clave para un sistema operativo que (de momento) no está pensado para trabajar en entornos híbridos.
Sea como fuere sí, como decían en The Verge este iPad Pro es un poco confirmación de que Microsoft tenía razón con el Surface Pro.
Ayer por la noche lo estuve probando un poco (iPad mondo y lirondo de 2018) y me pareció muy interesante la forma en que han hecho que los botones hagan que el puntero se transforme. Para la selección de texto, que se convierte en una línea vertical, también va bastante fino. Hay que dedicarle un tiempo a toquetear cuatro cosas en los ajustes, pero una vez acabado incluso puedes personalizar los botones de tu ratón.
Coincido contigo en que no es necesario un iPad Pro para poder trabajar, salvo por el dichoso USB-C. Ahí sí que noto que al mío le falta ese punto de conectividad para meter más flujo de trabajo a través del iPad. Por lo demás la cámara que monta el iPad normal me sirve, y aunque en mi caso al menos el iPad no sustituye al portátil, la combinación de ambos para productividad me encanta. Por cierto, pequeño off-topic pero como estamos en un blog de tecnología pues ya lo digo: Microsoft ha liberado su suite Teams para educación en la Comunidad de Madrid (no sé si de forma altruista o no) y ahí andamos los maestros aprendiendo a utilizarlo desde ayer, que no nos pase nada XD
Sí, yo también he estado probando, luego intento dar unas pequeñas impresiones pero coincido contigo. Ánimo con MS Teams, que yo sepa funciona bien y seguro que le pilláis rápido el tranquillo. En Xataka usamos Slack (no es un secreto), pero supongo que podríamos usar Teams igualmente.
Pingback: Análisis a ciegas: Apple Magic Keyboard | Incognitosis