Mi actual estado zen hace que relaje los términos, porque en realidad el post está inspirado por uno con un titular mucho más duro. El original es ‘Fucking laptops‘, pero la edad o quizás mis prioridades hacen que no sea un exaltado de la cuestión. Que es la que sigue.
Veamos. El autor, un desarrollador llamado Drew DeVault, se quejaba básicamente de que ya no había portátiles como los de antes. Cualquier tiempo pasado fue mejor, ya sabéis. Su ThinkPad X200, afirma, es irremplazable: todo funciona de coña, y el tipo ha sido capaz de hacer que Linux, FreeBSD, NetBSD, Minix, Haiku y Plan 9 —»Plan fucking 9″, repite con énfasis— funcionen en él. No entiendo qué interés puede tener hacer funcionar algo como Plan 9 en ninguna máquina —yo sé lo que es, pero me parece un poco de pseudo élite friqui presumir de ello— más allá de decir que lo has logrado.
Dicho lo cual, el autor luego va a algo más práctico: el ThinkPad X200 es un portátil absolutamente reparable. Puedes cambiar teclado, pantalla, memoria, disco duro, la batería y supongo que alguna cosa más si te da la vena. El único problema, más allá de su mierda de resolución de pantalla (1.280×800), está en su batería, que por lo visto apenas aguanta 3 horas.
Pero claro, amigos: estamos hablando de un portátil cuya primera edición se vendió en el año 2000, aunque la de este chico era de 2008.
Y aquí, queridos lectores, tenemos un ejemplo de cómo cualquier tiempo pasado no fue necesariamente mejor. Entiendo la crítica del tipo, porque los argumentos son potentes. Hoy en día tenemos equipos con baterías de 8, 10 o 12 horas, con unidades SSD súper rápidas, con pantallas táctiles 4K y que hacen el pino-puente. Portátiles pluma que han dejado atrás aquellos monstruos arrastrables, portátiles bonitos y con cositas tan prácticas como lectores de huellas dactilares o webcams protegidas bajo teclas o con interruptores hardware.
En resumen, tenemos unos malditos fantásticos portátiles. En la mayoría de ellos es casi imposible cambiar otra cosa que no sea la batería —y eso haciendo un cursillo rápido CCC de reparación de ordenadores y sudando para no cagarla— , y en la mayoría de ellos estaremos asolados por la realidad de unos fabricantes que te dan, pero también te quitan (y de paso recolectan todos los datos que pueden por el camino). Tenemos portátiles con RAM justita, con pantallas 768p (argh), con discos duros a 5.400 RPM, o con pocos puertos, algunos de los cuales no sirven para mucho (como los USB-C que no son Thunderbolt 3). Son más ligeros, más potentes y más eficientes que nunca, pero no son perfectos. Malditos ellos.
Pero es que queridos lectores, y sobre todo querido Drew, en esta vida no hay nada perfecto. Y aunque lo hubiera dejaría de serlo casi inmediatamente, porque como somos unos tocapelotas con criterio acabaríamos cansándonos de esa perfección y declarándola imperfecta. Y con los portátiles, lo mismo. Hasta yo califiqué al MacBook Air como el portátil perfecto hace unos años, y lo hacía tras la búsqueda de ese portátil perfecto… para mí. Pero resulta que el MacBook Air no era ni mucho menos perfecto, aunque ciertamente se acercase (en aquella época) al concepto que para mí lo representaba.
El ThinkPad X200 desde luego no lo sería, ni entonces ni ahora. Mi Dell XPS 13, que pronto cumplirá cinco años espléndidos —con alguna que otra historia de terror de por medio— es un equipo que diría que dentro de sus defectos es perfecto para mí. Últimamente se le notan los achaques, y tras el reciente cambio de la batería (lo dicho, curso CCC previo en YouTube) he notado que el ventilador bufa más de lo necesario sin que la carga sea excesiva. No es algo insoportable, pero es molesto. Para un equipo que me ha acompañado tanto y tan bien es un mal menor, pero de cuando en cuando me planteo qué compraría si tuviera que comprarme algo en estos momentos.
Eso me hace barajar varias posibilidades. En los Incognichollos hay opciones llamativas: ese MSI Modern parece cuco, pero incluso me planteo ir a cosas más de andar por casa y tirarme a algo como un Medion S6445, sorprendente por precio y prestaciones y que hace que como dije hace algún tiempo los portátiles de Xiaomi hayan dejado ya de compensar a mi modo de ver.
Pero claro, luego veo cosas como el Huawei Matebook X Pro 2020 recién salidito del horno (carete, eso sí) o los nuevos Dell XPS 13 y pienso que igual invertiría más en esto: después de todo, es mi herramienta de trabajo diaria. Incluso podría tirarme el pisto e ir a esos portátiles totalmente aspiracionales y que me vuelven loco, los Razer Blade en alguna de sus variantes (probablemente los Stealth) que por alguna razón siguen sin venderse con teclado español. Son, eso sí, un caprichete. Uno que, claro está, conectaría a una caja Razer Core X con una buena gráfica. Of course.
Y entonces releo al tal DeVault y a su queja de neoludita. Y me pregunto qué coj**** me importa a mí si el Razer Blade no soporta Plan 9, o no puedo cambiarle la RAM. Y llego a una conclusión. La misma a la que de hecho vuelvo a llegar una y otra vez tras leer estas diatribas de haters con ganas de proclamar que lo suyo es lo mejor.
Lo tuyo es lo mejor para ti, chavalote. Y lo mío, para mí.
De jodidos portátiles nada, querido Drew. En todo caso, lo que tenemos hoy, insisto, son malditos y fantáticos portátiles. Mejores que nada que pudiéramos soñar hace años, cuando un portátil era una mueca de lo que era un sobremesa. Me gustaría discutirlo con él, pero me da que no es un tipo razonable, así que si queréis debatirlo por aquí y alguno sois amantes del cualquier tiempo pasado fue mejor, estaré encantado de intentar haceros entrar en razón. O eso o de perder una discusión, que nunca está de más.
Pues no vas a poder perder esta discusión conmigo, porque estoy en tu equipo sin discusión.
Hace cosa de 15 años los portátiles eran unos trastos pesados, aparatosos y de prestaciones a menudo lamentables y a día de hoy son un prodigio de ligereza, compacidad, duración y prestaciones (no todos, claro, pero se entiende el punto). Tanto, que a veces veo ofertas que me hacen dudar hasta que punto merece la pena molestarse en seleccionar piezas y montarlas en una torre. Al final siempre hay motivos según los casos de uso: reparabilidad y escalabilidad no tienen nada que ver, pero veo a menudo algunas máquinas que son auténticos caramelos a precios realmente buenos y con los que desempaquetas y enciendes.
Lógicamente ha habido que hacer sacrificios por el camino: es difícil pretender que una máquina de altas prestaciones embutida en 2cm de grosor tenga una reparabilidad aceptable o que sea altamente escalable, pero creo que lo conseguido compensa con creces lo perdido. Yo creo que esos p**** portátiles son, a día de hoy, unas máquinas fantásticas. Y antes no lo eran.
Pues sí, máquinas majas en su mayoría como diría Javi. A veces como me ha pasado con mi Lenovo Yoga de esperar nula reparabilidad, si se rebusca algo en la web del fabricante te encuentras manuales de como desmontarlo y como cambiar lo que necesites. Instalación de pingüinos varios incluida. Para un portátil con pantalla abatible y táctil de 14» y 1,6 kg no está mal por mucho que echemos de menos las puertecillas para cambiar RAM y discos.
Pero tampoco es que sea tan importante hoy en día. El único problema es que hay que hacer un ejercicio de inversión/necesidades a largo plazo y elegir qué componentes nos gustaría tener en nuestro nuevo portátil. Qué es imprescindible, qué es interesante y qué es sólo para «molar». Una vez se tenga eso claro, sólo hay que bucear por las diferentes ofertas y tal vez esperar a que el modelo que nos interesa esté de «buen ver» en cuanto a precio.
Sólo hay que echar un vistazo a lo que nos ofrecen tanto Intel (con sus Core iX 10XXX, esperemos que estabilicen la gama de 10 nm de una vez) y sobretodo AMD con los Ryzen X 4XXX para darnos cuenta que los portátiles de hoy en día, si bien siguen sin estar a la altura de sus equivalentes en sobremesa, nos ofrecen una potencia considerable que hace no muchos años nos parecía algo imposible de integrar en tan pequeños y ligeros dispositivos.
Muchas, muchas ganas de ver cómo se portan de verdad los portátiles con los Ryzen 4000. Como dices, hacer ese ejercicio honesto (¿qué necesito de verdad?) es a menudo la mejor forma de que el equipo que compres te sirva mucho y bien.
Bien dicho.
El portátil perfecto para mí… es el Acer Chromebook 11 que llevo usando varios años. Porque es perfecto para escribir, escribir mucho tiempo, escribir cómodo y escribir todo lo que necesito. El teclado es alemán, sí, pero ni lo noto en cuanto me pongo a teclear.
Es el portátil perfecto para mí porque solo uso un portátil cuando tengo que escribir fuera de casa. Lo usé en la uni, lo uso cubriendo eventos, lo he usado de viaje… y hasta me ha valido para verme alguna peli si no me ponía pijotero con la calidad de la pantalla. ¡Y hasta me salió barato en su día!
Para el resto, bendito sea mi ordenador de sobremesa al que no dejo de meterle tralla y bendito sea por siempre.
Qué importante es saber cómo vas a usar cada cosa.
Mola eso del Chromebook, Nacho, sí señor. Una buena demostración de que al final en muchos casos tenemos más de lo que acabamos aprovechando.
Javier, haces bien en pensar que el señor del artículo no va de debatir las cosas, pero supongo que se lo ganó al instalar el plan 9 en su portátil. Si entre mis amigos y conocidos cuento con los dedos de una mano quienes saben como gestionar una instalación de GNU/Linux (aunque sea Ubuntu, da igual), directamente creo que nunca conoceré a nadie que haya logrado instalar el plan 9 en una máquina, a no ser que me ponga yo en serio con eso. Si no lo hago es porque no me va a dar la gana, ese sistema operativo no tiene ninguna utilidad práctica en una casa de alguien, la única que yo veo es la que de alguna manera presume el señor, la de poder decir que lo conseguiste. Instalar el plan 9 es de alguna manera ascender al olimpo del frikismo en sistemas operativos. Después será como todo, ponerse y pillar algún howto por ahí que haya, pero el pisto te lo tiras espectacularmente ante los amigotes frikazos como tú.
Yo una vez intenté instalar Linux from Scratch Solo por poder decir que lo había hecho.
No lo conseguí, y mira, estoy tan pichi.
Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas. Eclesiastés 7:10
Creo que en general es una tendencia humana pensar que todo era mejor en «su época». La verdad resulta bastante chocante esa actitud negativa ante el progreso.
Bueno, que conste que es normal resistirse a las novedades y al cambio. Todos lo hacemos, y lo hacemos además más y más conforme pasan los años. A mí cosas como Snapchat me parecían abominables, por ejemplo, y en un tema reciente toda la revolución de Docker, Kubernetes y los contenedores se me escapa y me da pereza infinita intentar ponerme a entender cómo funcionan cuando es algo que realmente me interesa por cómo yo me como y me guiso mis servidorcitos. Pero ahí sigo, con mis pilitas LEMP.
Es ley de vida.
Estoy a tope con Drew. Mi X230 es lo mejor que he tenido en portátiles. Totalmente reparable Y AMPLIABLE. Ahora con su disco SSD de 500GB además del mecánico y con 24GB de RAM. También le cambié la tarjeta interna y tiene la mejor wifi. Su teclado es espectacular y tiene todos sus puertos para evitar usar infernales adaptadores.
Si quieres comprar un portátil profesional, hoy en día, con buena construcción, pantalla mate, teclado, reparable, dos discos (para raid si quieres), con 32 GB de RAM ampliable a futuro a 64, con su conexión ethernet completa, etc. No se encuentra nada. Un páramo.
No he mirado, pero salvo el tema de la RAM ampliable me extraña. A bote pronto se me ocurre el ejemplo del Alienware Area-51m, aunque esté orientado al gaming.
Pero oye, como decía en el tema, al final las opiniones son personales y difícilmente transferibles. Si a ti te mola el X230, ele, disfrútalo a tope, claro que sí.
«…algunos de los cuales no sirven para mucho (como los USB-C que no son Thunderbolt 3)…»
Precisamente el que sirve para poco es el que es compatible con TB3, dado que sólo lo vas a exprimir si conectas una gráfica externa y no es algo por lo que se decidan muchos usuarios.
Un puerto USB-C que no sea TB3 te sirve para por ejemplo conectar un disco externo basado en SSD PCI-E y que aunque sea externo trabajes con él como si estuviera instalado dentro del equipo y dejar libres los otros USBs para otros periféricos. Compré un SSD M2 PCI-E barato de 500 Gb y lo metí dentro de una caja USB/USB-C poco más grande que un pendrive «de alto rendimiento». Ahí tengo las bibliotecas de Steam y GOG, cuyos títulos se ejecutan sin problemas y así no los tengo comiéndose el disco interno (si tienes uno de 128 Gb, instalarás 5 juegos, si es de 256 Gb, serán 10, si es de 500 Gb, serán 15-20, …, siempre lo vas a tener hasta arriba) y me hace las veces de pendrive rápido en lectura, escritura e inmenso en tamaño.
Mmm… ¿seguro que no puedes conectar eso mismo a un USB-C TB3? Ya no estoy tan convencido con el caos que es el conector USB-C, pero diría que vale indistintamente para conectar dispositivos TB3, USB 3.0, monitores (Alt Mode) y adaptadores de corriente (Power Delivery). Al menos según la especificación
https://thunderbolttechnology.net/blog/thunderbolt-3-usb-c-does-it-all
Aun en el caso de que no se pueda, siempre suelen combinar puertos no-TB3 con puertos que sí lo son, pero está claro que ese escenario que pintas mola para puertos USB-C que no son TB3.
Creo que no me has entendido, vengo a decir que el hecho de que sea compatible con TB3 lo vas a notar cuando uses una gráfica externa, pero sin ser compatible con TB3 puedes sacarle jugo (y mucho) al conector USB-C, para lo que pongo mi ejemplo.
Ah, entiendo. Cierto, se le puede seguir sacando mucho jugo, pero con TB3, más 🙂