Tecnología

Alejaos de las redes sociales

·

No soy muy de redes sociales. O más bien, no soy nada de redes sociales. Uso Twitter a diario, cierto, pero para mí esto no es una red social tal y como la entiende la mayoría de la gente. Lo llamaría más bien una red de descubrimiento.

Antes de la crítica inmisericorde, una aclaración: las redes sociales no son malas per se. Somos nosotros los que las hemos transformado en el horror que ahora son. Dicho lo cual, al lío.

A ver. Odio casi todo de Instagram. Sé que hay mucha gente que tiene la mejor de las intenciones a la hora de compartir sus fotos, y que muchas de ellas son maravillosas y realmente aquí sí hay esa faceta de descubrimiento que es lo que me encanta del servicio.

El problema no es ese, sino el de unos usuarios y usuarias que han viciado la plataforma para convertirlo en un escaparate de las vanidades. En un lamentable vehículo del postureo personal elevado a la máxima expresión. Hace unos días de hecho veía un documental de Cuatro de su serie «Fuera de Cobertura». El programa se titula muy acertadamente ‘Influencers, el oficio de gustar‘ (el enlace os lleva a la versión HD, yo que vosotros reservaría una hora para verlo) y es un buen reflejo de un mundo artificioso y  triste que está haciendo que los valores de toda una generación de jóvenes y niños se vean transformados. El objetivo de muchas de las niñas y adolescentes que salían en el programa era lograr esa vida de ensueño de las influencers, que ellas mismas dejaban claro que tenía poco de ensueño y un lado oscuro realmente abominable.

Luego, claro, están las pseudoredes sociales como las que es posible disfrutar y sufrir a través de la aplicación de mensajería por excelencia, WhatsApp. Aquí pequeño guiño al humor, porque el mensaje de hoy de un usuario llamado @N0ESP0RPRESUMIR era otro fantástico reflejo, en tono irónico, de esa pesadilla en la que se pueden convertir los grupos de WhatsApp del cole. Leed todo el hilo, por favor.

La parodia es fantástica, pero lo triste es que la situación es muy real, y si sois padres seguro que habéis compartido este tipo de historias (con padres con los que tenéis algo de confianza). Los grupos de padres del cole son pequeños micromundos efervescentes, terroríficos y maravillosos y distópicos que parecen sacados de una peli de Almodóvar. Pero es que esta maldita aplicación de mensajería de la que ya he hablado en otras ocasiones es otro ejemplo de herramienta mal utilizada. Es como si los seres humanos tuvieramos la maldita capacidad de estropear algo que en realidad era maravilloso en su concepción. Qué capacidad destructora, por dios.

Facebook es otra que tal cual. Nunca me gustó esta red social del postureo amiguil, y ahora me gusta aún menos por esa otra faceta de Facebook que es mucho más peligrosa y que la gente sigue sin entender. Me resulta sorprendente que tanta gente use Facebook como una especie de libro sagrado. Uno que les permite entender una realidad que ellos creen que es la que hay pero que en realidad está tergiversada, filtrada, censurada y manipulada.

Esto no lo digo yo así porque sí, ojo. La gente que fue responsable de la creación de Facebook y que ya lleva cierto tiempo fuera lo está contando a quienes quieran escucharlo. Sean Parker indicaba cómo Facebook «explotaba» la psicología y «literalmente cambia tu relación con la sociedad y con otros. Solo Dios sabe lo que le está haciendo a los cerebros de nuestros hijos». Otro de los ex-directivos de la red social, Chamath Palihapitiya, dio también su opinión recientemente indicado entre otras cosas que las redes sociales crean «un bucle de comentarios de validación social» (yo te hago like, tú me haces like o te las verás conmigo), y en ellas «no hay discurso cívico, no hay cooperación, hay desinformación, hay mentiras. No es un problema de los Estados Unidos, esto no va sobre la publicidad rusa. Este es un problema global».

La puntilla llega de un artículo más antiguo, el que escribía otro ex-directivo con nombre muy de aquí (Antonio García-Martínez) que sin llegar a dar pruebas aputntaba a que Facebook podría dirigir sus anuncios a adolescentes deprimidos y a otros muchos grupos demográficos. En el texto explicaba que «no hay nada de la empresa que me confirme que orienta publicidad a ciertas emociones. Pero Facebook tiene y realiza un tipo de targeting psicométrico, en el que el objetivo es definir un subconjunto de la audiencia que el anunciante cree que es particularmente susceptible al mensaje».

Que es justamente una forma de manipulación. Este hombre solo hablaba de publicidad, pero ha quedado patente que ese tipo de mensajes dirigidos (noticias falsas, desinformación) permite reforzar idiosincrasias y opiniones, exacerbarlas y que estas se hagan más y más virales aun cuando (al menos parte de) quienes las propagan no sean personas reales, sino bots.

No sé, a mí todo esto me apesta. Insisto en que tanto Instagram como Facebook o cualquier otra red social —LinkedIn, pequeño gran paraíso del postureo profesional, no se escapa— pueden ser y son usadas para el bien, pero el problema es que cada vez hay menos de esos buenos usos, porque están totalmente acorralados por los que vician y contaminan estas plataformas. 

Es una lástima, pero si una cosa tengo clara es la de que si puedo seguiré la misma política que el amigo Palihapitiya en cuanto a permitir el uso de redes sociales a mis hijos. Al ser preguntado qué hacía al respecto, este ex-directivo de Facebook (aparentemente) reformado lo tenía claro. «No les permito usar esta mierda».

Pues eso.

Suscríbete a Incognitosis

¡Recibe en tu correo las nuevas entradas!

Standard

10 comentarios en “Alejaos de las redes sociales

  1. Trufeitor dice:

    Yo la verdad es que apenas si uso facebook como una especie de concentrador de noticias que comparten la docena de amigos que tengo y poco más. Muy rara vez publico y no miro la publicidad. Soy rarete. Ahora, después de leer esto me parece que a mis hijos tampoco les voy a dejar usar esa mierda.

  2. Lambda dice:

    Eeh, no. No fueron creadas «para el bien» (es lo que nos gustaría a ti y a mí, a muchos), sino para ganar dinero. Y ya saben, el dinero no se corta ante nada. No es que explícitamente (quiero creer) esperasen esto, sino que pensaban que era una posibilidad, y desde luego, eso no les arredró. Más nos vale espabilar a los padres tecnófilos…

    Por cierto, lo de Palihapitiya con sus hijos me recuerda cómo Jobs y Gates controlaban el tema de los gadgets en sus hijos: toda esta gente que vive, que ha vivido de primera mano toda esta era digital, «sabe» los efectos inmediatos que tiene en una mente «esponja» como es la de los niños pequeños el acceso fácil y cómodo de la tecnología… *voz tenebrosa* …licúa lentamente los cerebros, los «aplatana» como dicen en mi tierra… 😛 fuera coñas, da un poco de cosilla cómo tocan madera ellos mismos, los que montan el tema éste. No se hacen los locos, no…

    • Bueno, no sé con qué idea se crearon, probablemente no fue siquiera para ganar pasta sino como experimento, quién sabe. Otra cosa es en lo que se han transformado, y sí, es curioso cómo en casa del herrero famoso (Jobs, Gates), cuchillo de palo con el tema tecnológico. Si ellos también lo hacen o lo hacían será por algo.

  3. Había escrito un comentario bíblico pero el destino ha querido que se pierda en la inmensidad del universo cibernético y dado que me estoy durmiendo y me voy a abrir la cabeza con el teléfono…resumo:

    Yo empecé como todos, me conecté por mi gente y conocidos, pasé como todos a la fase de abducción total y pérdida de tiempo absurda… ahora, cansado, he relegado las apps al fondo del teléfono en la intención de usarlas menos, solo compartir artículos útiles como este y poco más (en el pc ni sopesó abrirlas) el tema de “compartir mis miserias y sensaciones” lo dejo para mi blog (que últimamente lo tengo abandonado) de hecho, últimamente he vuelto al viejo método de café y confidente, es algo más aromático y mucho más cálido.

    Es innegable que el ingrediente adictico está presente, es el hilo del que dependen esos negocios.

    Un saludo.

    • El modo café y confidente efectivamente tiene que molar, yo para temas personales siempre con gente muy cercana y en el cara a cara (o teléfono, como mucho). No soy de airear aquí y allá sensaciones o reflexiones privadas aunque alguna vez me dé un poquito por ahí. Cada cosa en su sitio, y evidentemente que cada uno encuentre qué cosas van en qué sitio. Los míos, desde luego, no son las redes sociales salvo como área de descubrimiento, como decía.

  4. Vicent dice:

    Pues suscribo el post casi de cabo a rabo.
    Y si, ya he pasado mi pequeña epoca de adicción, solo sigo con Twitter con un uso muy similar al que le dás, y es sorprendente, visto en perspectiva, la barbaridad de tiempo que pueden llegar a implicar.
    Mi lucha ahora es conseguir que mis hijas adolescentes hagan el mejor uso de las mismas. No permitirles abolutamente nada es hoy en día prácticamente inviable; y más que imponer criterios, intentar razonar con artgumentos, conseguir que me escuchen y escucharlas a ellas. Y en esa pelea andamos, con bastante fortuna de momento.

    • Pues podrías hacer un tutorial de esa batalla porque yo me enfrentaré a ella dentro de pocos años (en 3 o 4, diría) y no sé si lograré ser muy ecuánime. Difícil lidiar con esto, pero efectivamente prohibir su uso a nuestros peques adolescentes no es el camino.

Comentarios cerrados