Durante años usé una foto de mi hijo pequeño como fondo de pantalla de mi PC con Windows. Es (para mí) una foto alucinante que edité para que toda ella fuera en blanco y negro salvo por sus ojos, que son azules y preciosos y que destacaban de forma espectacular.
Casi nunca veía esa foto.
La veía al iniciar el PC, sí, pero poco más. A los cinco segundos de arrancar, ya tenía mis habituales ventanas tapándolo todo, y era muy raro que acabara volviendo a disfrutar de esa foto en el escritorio. Pero durante un tiempo, lo reconozco, fui bastante fan de los fondos de escritorio chulos, de esos wallpapers que eran la cara bonita del PC aunque como digo al final esa cara se viera poco. Como los widgets y otros elementos supérfluos de la interfaz de usuario, acabé por no prestarles demasiada atención.
En realidad me ocurre lo mismo con el móvil. Hubo un tiempo en que instalé pequeñas utilidades que rotaban el fondo de escritorio de mi móvil Android, y así podía ver varias fotos de mis niños o de la familia de cuando en cuando alternándose cada cierto tiempo.
Sin embargo ahora ya no presto casi atencíón a ese apartado, y tengo un wallpaper bonito pero muy sencillo de un cielo estrellado en mi Pixel 8 Pro. Es gracioso, porque una de las cosas que Google destacaba de estos dispositivos era poder crear un fondo de escritorio con IA. Le di un tiento y molaba, pero es la típica opción que usas una vez y de la que te olvidas. Gimmicks, ya sabéis.
En el Mac mini M1 me ocurre lo mismo. Uso la misma imagen desde hace años. Es un fondo de Spider-man que encontré por ahí y que decidí colocar como fondo de escritorio en lugar de esos fondos animados «fly-by» que incluyen las últimas versiones de macOS y que en mi opinión son un mareo. Tenía un salvapantallas que me encantaba con un reloj tipo letrero de vuelos del aeropuerto, pero dejó de funcionar en macOS porque a Apple no debe gustarle que nadie salvo ella ofrezca fondos animados.
Insisto: yo también fui un apasionado de los wallpapers y los escritorios bonitos —me siguen llamando mucho la atención, que conste— y de dejar mi escritorio súper bonito. Me dio especialmente fuerte con Linux, y la verdad es que llegué a tener varios diseños de escritorio que me flipaban. Y luego me volví práctico, o frugal, o simplemente vago, y dejé de prestar atención a algo que apenas iba a disfrutar durante mis sesiones con el PC.
Pero a lo que voy: hay todo un mundo —incluso una industria— de fondos de escritorio, y precisamente esa es la ironía. Que es una industria un poco absurda porque que yo sepa —igual es mi sensación— nadie presta apenas atención a su wallpaper. Está ahí siempre, pero no le prestamos atención. Es el gran ignorado de nuestros ordenadores, tabletas y móviles. Es un elemento estético que en realidad apenas disfrutamos.
Y aún así, como digo, hay mucha gente que parece ser muy fan de este tipo de componente. Esta entrada de hecho la ha inspirado un descubrimiento que he hecho hoy, un pequeño gestor de fondos de escritorio animados llamado Screenplay que tiene una pinta excepcional y que permite que disfrutes de wallpapers animados preciosos y espectaculares.
¿Cuál es el problema? Pues que como con todo lo que rodea a los wallpapers, es un poco absurda. No digo que el efecto visual no sea chulísimo: solo digo que al menos en mi caso casi nunca acabaré viendo esos pequeños fondos animados. Como tampoco presto atención al wallpaper actual de mi PC o mi Mac, y desde luego tampoco el del móvil: en cuanto aparece el escritorio de mi Pixel 8 Pro, miro solo los iconos para lanzar la app que quiero usar en ese momento. El fondo queda totalmente eclipsado ante una realidad palpable: yo uso mi smartphone, no lo tengo para mirar un fondo de pantalla. Y lo mismo con el ordenador o la tableta.
Hay aquí una pequeña excepción: la tele. Aunque normalmente la enciendo solo para ver contenidos, hay momentos en los que por lo que sea he pausado la reproducción y estoy mirando otra cosa. Y de repente, gracias a la magia del Chromecast con Google TV, se activa el salvapantallas y aparecen en la tel algunas fotos alucinantes (otras no tanto) que convierten la tele en un marco digital gigante.
Ese mismo concepto es el que Samsung lleva años aprovechando con sus teles «The Frame», y aquí Google ha tenido el acierto de permitir que las fotos que aparezcan no sean genéricas suyas, sino que las coja de tu cuenta de Google Fotos, por ejemplo. No uso Google Fotos en la nube así que no he configurado nunca eso, pero se me está ocurriendo ahora que quizás si meta algunas fotos mías de paisajes (fotos de mi familia no, que paso de que se usen para entrenar una IA) para probar la opción.
En fin. Mira que hay fondos de escritorio alucinantes.
Y qué poco los miramos.
Lástima.
Seré un bicho raro, pero siempre he odiado los WallPapers.
En su primera época me parecían un derroche de recursos y de espacio en el disco duro, cosa que siempre escaseaba en el mi ordenador.
Así que siempre cambiaba los fondos por uno azul liso y plano.
Los wallpapers me ponían nervioso y me distraían a la hora de buscar el icono al que quería pulsar. Sin embargo el color uniforme me relajaba y me facilitaba esa búsqueda.
En fin, toks de mi cerebro.
TOCs 😉 Pero no pasa nada, todos tenemos los nuestros, sean TOCs friquis o no.
Tengo una sensación parecida con las luces que muchos ponen o mandan poner al chasis del ordenador. ¿Lo normal no es ver la pantalla del ordenador?
Jajaj un poco sí. Yo mi PC ni lo veo, lo tengo bajo la mesa.
Muy fan de los fondos aleatorios de Samsung u Honor.
Sí, el caso es que los propios fabricantes suelen indicir mucho en ello, es un poco parte del lenguaje de diseño y visual y lo entiendo, así que todo bien. Solo digo que en mi caso apenas presto atención a estas cosas más allá de ese primer «uy, este fondo mola».
Pues creo que ambos hemos pasado por el mismo paso con este tema. Yo hasta tuve una cosa en Windows XP para personalizar cosas como Mi PC o la Papelera de Reciclaje, y lo tenía todo en plan Final Fantasy VII
Ahora ya estoy como tú más menos, y veo que compartimos similitudes en el fondo del móvil también
https://imgur.com/a/T6d6wNe
Anda, pues sí 🙂
Yo no utilizo fondos de escritorio en el móvil, un color simple que no me impida encontrar el icono de la app que quiero usar.
Para el ordenador hago algo similar, porque es cierto que al final no lo veo por tener aplicaciones abiertas.
Pero con la pantalla de bloqueo de móvil y ordenador sí que los utilizo, son pantallas que suelo ver varias veces al día. En el ordenador tengo una carpeta en la que voy metiendo fotos y una aplicación que va rotando esas fotos como pantalla de bloqueo. Y en el móvil utilizo la portada del libro que esté leyendo. Antes tenía una aplicación que la extraía automáticamente al mandar el libro a la aplicación de lectura, como ahora esa aplicación ya no es compatible con las últimas versiones de Android, soy tan friki como para hacerlo yo manualmente hasta que encuentre otra aplicación que tenga esa funcionalidad. ?
Jajaj Ese es otro TOC curioso xD
Al igual que Federico, en el pasado (Windows 3.1, 95….) cualquier extra me parecía derrochar los limitados recursos del PC. Posteriormente, como aficionadillo a la fotografía, empecé a crear mis propios fondos de escritorio (el fuego de una chimenea, la vía láctea, una luna llena…). Cosas básicas, pero en cierto modo, exclusivas. Me satisface verlas sabiendo que son creados por mi, y para mí.
Claro, eso efectivamente es genial.