Recojo el testigo de Antonio, que en Error500 hablaba de cómo la inteligencia artificial nos hará crear y jugar menos o si lo haremos más y mejor. Estamos leyendo muchas críticas sobre el impacto que la IA va a tener en el trabajo y en la creación de contenidos. Hay riesgos evidentes, por supuesto, pero no sé dónde leí recientemente que cuando llegó la automatización a nuestro mundo, el único trabajo que realmente desapareció fue uno.

El de ascensorista.

Más allá de eso, los trabajos básicamente cambiaron y se adaptaron a las nuevas circunstancias. Las herramientas automáticas facilitaron muchas tareas, mejoraron la productividad y en esencia contribuyeron a que en general a todos nos fuera mejor.

Hacíamos más con menos.

Con la inteligencia artificial creo que va a pasar básicamente lo mismo. Estos días publicaba una entrevista con dos programadores en Xataka. Para ellos el panorama parece especialmente preocupante: el 46% del nuevo código que llega a GitHub no lo han escrito humanos (al menos, no directamente), lo ha hecho GitHub Copilot. Y si miramos a GPT-4, la cosa es aún más alucinante, porque con este modelo de IA ya ni siquiera necesitas saber programar. Yo ya conté también en Xataka cómo hice un clon minimalista de Flappy Bird en 5 minutos, pero es que hay gente publicando juegos para iOS o para PC entre muchos otros ejemplos. Que alguien sin experiencia pueda hacer algo así debería asustar a esos desarrolladores, ¿no?

Pues no. Ellos veían a Copilot y a GPT-4 como lo que son: herramientas. Unas herramientas que además les van a ahorrar mucho trabajo rutinario y aburrido y que les van a hacer ganar tiempo al tiempo. Como ocurrió con la automatización, estas IAs generativas son capaces de facilitar muchas tareas.

El caso es que como bien decía Antonio, hay un ejemplo claro —la primera visión de las dos de las que hablaba— de cómo la IA no tiene por qué hacer que creemos y juguemos menos. Ocurrió cuando Deep Blue ganó a Kasparov. Hablé de ello en uno de los artículos de los que más orgulloso me siento en Xataka. Cuando lo hizo, hubo quien vaticinó que con esa derrota el ajedrez se había acabado para los jugadores humanos. Ya no tenía sentido porque total, las máquinas eran superiores. ¿Qué pasó?

Justo lo contrario. Hoy en día se juega más que nunca. El deporte se ha vuelto más mediático que nunca gracias a personalidades como Magnus Carlsen, a series como ‘Gambito de dama’, a escándalos como el de Niemann y desde luego al éxito de las partidas rápidas Twitch y sobre todo en Chess.com, donde los responsables del servicio confiesan tener problemas para responder a la demanda.

La segunda visión no tiene que ver directamente con la IA, o quizás un poco sí. Quienes sean más o menos de mi palo recordarán con una media sonrisa los tiempos en los que sacarse una foto era un pequeño lujo. Tirar de carrete daba a cada foto un valor especial —malditas fotos borrosas—, así que los «fotógrafos de verdad» eran una pequeña élite con sus SLR. Luego llegaron las cámaras digitales, al principio cutres, y luego algo mejores. Flickr los conquistó a todos, y de repente surgió una camada de fotógrafos amateur que se fueron profesionalizando un poco con las DSLR. De repente los «fotógrafos de verdad» eran más (y mejores).

Y luego llegaron los smartphones, claro. Flickr ya no daba abasto, pero además no se adaptó bien al cambio. Todo el mundo era fotógrafo, y todo el mundo llenaba el mundo de fotografías. Daba igual que de repente hubiera sobrecarga de fotos —qué pesadez, decíamos—, porque había fotos de todo para todo: era un banquete sin fin que hizo que redes como Instagram aprovecharan bien el momento y cogieran el testigo de Flickr. Luego se convirtieron en otra cosa, pero daba igual: las cámaras digitales y luego los smartphones no hicieron que los fotógrafos profesionales desaparecieran. Puede que haya habido cierto impacto en su trabajo, sí, pero diría que en genral todo ha mejorado porque todos creamos más (demasiadas) y mejores fotos que nunca. Es maravilloso.

Y así llegamos a esta oleada de IAs generativas que crean texto, imágenes o vídeo y que algunos dicen que nos harán crear menos. Total, ya lo harán ellas por nosotros, ¿no?

No. Por supuesto que habrá muchos usuarios que usarán estas herramientas sin más. Estamos viendo eso cada día con las alucinantes imágenes generadas por Midjourney v5 —el que más pita ahora mismo—, pero es que eso es solo la punta del iceberg. Está claro que va a haber deepfakes y posibles malos usos. Está claro que va a haber más spam de texto. Y aún así, diría que nos adaptaremos a esa situación como ya nos adaptamos a unas máquinas que nos destrozaban al ajedrez o a unas cámaras que hacían que el fotógrafo top perdiera algunos puntos. Yo lo tengo claro.

Crearemos más y mejor que nunca.