Cuántas grandes cosas nacen de la envidia.
Esa envidia es uno de los grandes motores de nuestro mundo. Hacemos y compramos cosas por envidia, así que no es nada extraño que la Xbox fuera en realidad un producto nacido de la envidia.
Lo contaban hoy en GamesIndustry.biz, donde explicaban cómo Seamus Blackley, uno de sus creadores, ideó su propuesta de lanzar una consola de videojuegos porque a finales de 1998 vio un anuncio de la PlayStation 2. Uno en el que se decía que iba a ser tan potente que iba a ser como un PC en el salón.
Podéis leeros ese artículo, que yo ya tengo guardadito para leer entero. Hay otros muchos homenajes curiosos, como este análisis que salió en CNET el día antes de su lanzamiento o los temas homenaje que han sacado IGN, Digital Trends, Protocol —con un resumen histórico conciso y claro— y OnMSFT. Yo me quedo además con un sorprendente tema que han sacado en la edición británica de GQ en la que entrevistan a Phil Spencer (un poco en modo hagiografía) y que también tiene datos e imágenes curiosas, como estos conceptos de la Xbox 360 que pudieron ser y no fueron.
Tengo que leerme todos esos artículos, pero además tengo apuntada otra lectura: la del libro ‘Opening the Xbox‘, que Dean Takahashi escribió en 2002 contando el origen de la consola. Si queréis leerlo también podéis aprovechar como yo que se puede hacer de forma gratuita en Internet Archive.
Cuando se lanzó aquella consola yo ya llevaba un par de años largos trabajando en PC Actual, pero no fui yo quien tuvo la suerte de probarla y escribir un análisis sobre ella, sino mi amigo Juanky, con el que 20 años después —se dice pronto, majo— sigo trabajando, ahora escribiendo para Xataka.
Yo acabé comprándola al poco tiempo. No recuerdo cuándo exactamente, pero como dije hace poco en el post de ‘Cuando las consolas eran hackeables‘, la aproveché mucho y bien. Aquí me dio un poco igual que la PlayStation 2 le ganara la partida: ya estaba acostumbrado a formar parte de grupos menores de friquis, como me pasó cuando compré el C64 y todo el mundo tenía Spectrum o Amstrad.
Desde entonces he sido fiel a la Xbox, y tengo todas aún funcionando y de hecho la Xbox 360 sigue conectada a la tele aunque hace meses que no la enciendo. Han sido muchas horas disfrutadas y algunos momentazos como aquel viaje a Nueva York que gané jugando a Top Spin jugando con ella —allí estuvo Juanky también apoyando hasta altas horas, por cierto, crack— o aquellos primeros partidos de FIFA conectado a Xbox Live desde el proyector de casa en la Xbox 360 como jugando en otra dimensión. Aquello era alucinante.
Ha dado igual la época: he disfrutado mucho de la consola, pero es que además sigo disfrutando de la Xbox Series X —no tanto como querría— y espero poder seguir haciéndolo dentro de muchos años más. Creo que algo de eso decía Spencer en esa entrevista en GQ, y tenía razón: puede que no seamos muchos —casi nadie en mi círculo cercano lo hace— pero somos una generación que seguirá jugando incluso en la residencia de mayores. No creo que deje de jugar nunca, y aunque he disfrutado y disfruto haciéndolo en todo tipo de plataformas, la Xbox siempre será especial.
Felices 20 y, como siempre digo, a por los siguientes, que en el caso de la Xbox parecen especialmente brillantes gracias a Game Pass y a xCloud. A saber cómo jugaremos en dos décadas.
Qué vértigo.
PD: Escribí también este post bastante sosainas en el décimo aniversario, por si queréis echarle un vistazo.
Oooh la querida Xbox Clásica. Recuerdo que nuestro padre la compró (le salió bien cara por cierto, maldito tercer mundo) pero santo dios. Éramos apenas unos chavales cuando la trajo a la casa. Ya habíamos tenido experiencia antes porque un primo la tenía y habíamos podido jugar un juego de Ford GT y no recuerdo cual otro.
La de nosotros la habíamos comprado en una de esas tiendas donde se les hacía modificaciones a todo entonces por supuesto que venía hackeada y con chip para copias. El tema es que además de eso, venía con emuladores y con varios temas y otro montón de cosas. Vamos una cosa increíble.
De ahí jugamos de todo. Recuerdo los impresionantes gráficos del Forza Motorsports, recuerdo que el disco (pirata) del Vice City se pegaba en una misión específica y que nunca pudimos pasarlo (lo pasé luego de muchos años en un iPhone 5). Recuerdo las incontables horas de horas que le metimos al Halo 2 y las 3-4 veces que pasamos el GTA San Andreas.
Luego estaban los condenados emuladores.. Paper Mario 64, Ocarina del Tiempo, Majoras Mask. En ese emulador pasé por primera vez la Ocarina muy mal emulado donde al entrar a lugares cerrados con vista desde arriba lo que se veía era las texturas con puntos.. fatal y ni siquiera tenías el punto en el mapa para guiarte (en el Majoras no aparecía la parte de información del reloj de tiempo.. aún así lo avancé hasta el jefe de agua).
Recuerdo que ya en los últimos tiempos en los que la tuvimos, la conectamos a la PC y le metimos juegos mediante el puerto Ethernet. Metal Slug 3 y 4 fueron la prueba que le hicimos.
Al final el PC agarró mucho más protagonismo y nos tocó vender el Xbox para cambiar la tarjeta de video. Una vida de juegos se fueron ahí.
Curiosamente le tengo mucho mucho cariño a la marca Xbox pero más de la Clásica no tuve. Una 360 que pasó espontanea nuevamente obligados por cambio en partes de la PC (eso si, ver GTA V ahí fue una impresión gigante) y de One nada. Me encantaría hoy en día hacerme con una One S únicamente para coleccionar (y jugar juegos de clásico y 360) porque me parece que es la consola más hermosa jamás creada.
Felicidades a Microsoft y a Xbox por ofrecer esa segunda/tercera opción a los gigantes de Sony y Nintendo y evitar un monopolio sin sentido. Tras el descalabro de la One, esta Series viene potente y espero que se logre un equilibrio y que se vengan grandes cosas. Toda competencia es sana para los consumidores.
Ya hablé mucho. Saludos desde Costa Rica
Buena historia Scrappy, desde luego la disfrutaste tanto como yo (o más!). Un saludo 🙂