El 2 de julio de 2019 fue un gran día para Apple. Jony Ive abandonaba la compañía —al parecer, en buenos términos— y muchos nos alegrábamos especialmente de que se fuera a tomar viento. Yo, la verdad, nunca le aguanté: aquellos vídeos con su voz en off —aquí un ejemplo— me repateaban.

Para Ive, al menos por lo que sé, la forma siempre estaba por encima de la función. Importaba más que el fondo. Es algo de lo que he hablado mucho en Incognitosis y que creo que condenó a Apple durante años: sus productos querían ser sobre todo bonitos. Que funcionaran bien era, por lo visto, secundario. El diseño era el fin último.

Eso parecía ocurrir con Ive, sobre todo tras la marcha de Jobs, que supongo que tenía más criterio que Tim Cook y le dejaba menos rienda suelta. Con este campeón vimos —insisto sobre todo en la era Cook— ideas absurdas como el sistema de carga del Apple Pencil, el diseño papelera del Mac Pro o el salto de los MacBook a esos revolucionarios y catastróficos teclados de mariposa. Oh, y el MacBook que desplazó al MacBook Air (que era perfecto en forma y en fondo) seguro que también fue idea suya. Démosle a los usuarios un ultraportátil rácano en potencia y en conectividad. No os preocupéis, es tan mono que lo comprarán igualmente. Ah, y hagamos el iPhone lo más delgado posible.

También vimos otra cosa: Apple diciéndole adiós a opciones que no daban problemas. La empresa de Cupertino siempre se ha desecho de ciertos estándares sin que le temblara el pulso (disquetera, unidad de DVD), pero con Ive llevó eso al extremo y se deshizo del conector de auriculares y, por supuesto, de todo puerto de conexión que no fuera USB-C en sus MacBook. Los MacBook Pro acabaron siendo muy criticados hasta por fanboys que antes jamás criticaban a ese faro de Occidente llamado Apple.

Puede que estas últimas afrentas a la usabilidad no fueran de su cosecha, y puede que el resto también acabaran siendo más responsabilidad de Cook, pero lo que está claro es que con la marcha de Ive han cambiado muchas cosas en una Apple que parece haber vuelto a hacer cosas razonables.

Para empezar, Apple se deshacía del Macbook, otra gran noticia que llegaba tras la marcha de Ive. No solo eso: recuperaba el MacBook Air, al que por fin (¡por fin!) le añadía una pantalla Retina. Los primeros modelos eran un poco caquilla por su hardware interno, pero hace unos meses asistimos al lanzamiento del mejor MacBook Air de la historia. El MacBook Air M1, superior en precio/prestaciones al MacBook Pro M1 y que es y será una opción fantástica durante los próximos meses porque atención, está a 1.033 euros en Amazon (baja de 1.129).

¿Más buenas decisiones? Volvían, claro, los teclados de tijera. Adiós al maldito sistema de mariposa, aunque Apple sigue empeñada en obligar a los usuarios del MacBook Pro a tener Touch Bar, algo que me recuerda a cuando Microsoft obligó a comprar la Xbox One con Kinect. Error. Da opción con y sin, y apáñalo, Timmy. Hubo más buenas noticias al poco de pirarse el pesado de Jony: lo vimos en la presentación de los iPhone 11, que atención, eran más gorditos y tenían más batería. Esa Apple, lo dije entonces, empezaba a gustarme.

Las cosas han seguido mejorando, aunque no en todos los sentidos, claro. Bien por el nuevo Mac Pro en su capacidad de expansión, pero mal por cosas «Ivescas» como lo de las ruedas o el célebre soporte del monitor con el que Apple se superó a sí misma una vez más. Bien por el «mágico» Magic Keyboard para el iPad Pro y bien por los AirPods Max en cuanto a prestaciones, aunque haya tufo Ive en detalles de diseño que hacen que el precio se dispare de forma absurda. Me temo que en algunas cosas la herencia del sajón seguirá notándose durante años.

Pero como digo, la tendencia general es positiva, y hoy aparecía otro rumor estupendo: el de que los MacBook recuperarán la ranura SD e incluso el conector HDMI, algo impensable hace años y que desde luego evitaría la maldición (aunque tampoco sea para tanto) del #donglelife. Si a eso le unimos otros rumores como la vuelta de MagSafe (que tendría sus pegas, ojo) estaríamos ante equipos que pintan muy, muy bien para los fans de la marca, y que podrían atraer a mucha otra gente.

De hecho, me incluyo en ese grupo. Siempre he dicho por aquí que soy sobre todo alguien pragmático que trata de aprovechar productos diversos siempre y cuando aporten a mi trabajo u ocio. Que durante años haya tenido crucificada a Apple (con razón) no significa que la tuviera siempre crucificada, como demuestra el hecho de que tuve un MacBook Air durante unos años y lo califiqué (casi) como el portátil perfecto. Así pues, volver al menos parcialmente al mundo Apple es totalmente factible, aunque desde luego no seguro.

Qué cosas. Lo dicho, Jony. Gracias por desaparecer. Y como dije entonces:

Hasta nunca.