El pasado mes de noviembre publiqué un post titulado ‘Bitcoin hasta el infinito y más allá‘. Allí mostraba diversas gráficas con estudios de predicciones sobre el valor de bitcoin. En todas esas gráficas parecía claro que bitcoin iba a subir. Tenía que subir. Yo metí 25 euros aquel día en bitcoins, y hoy esos 25 euros casi se han triplicado.
Poco después de aquel post me llamaba un amigo. «Oye, que no lo tenía muy claro hasta ahora pero tras tu post y empollarme el tema he decidido que voy a invertir en bitcoin». Yo le dije lo que avisaba en el post: no era una recomendación de compra, y no me hacía responsable, pero oye, que si luego me quería regalar un jamón o un Tesla si la cosa iba bien no le iba a decir que no.
Desde entonces la cosa ciertamente ha ido bien. Yo desde luego me arrepiento de no haber metido mucha pasta que ahora estaría dándome unos jugosos beneficios, pero claro, era y es imposible saber qué va a parar con bitcoin. Lo de darse cabezazos por no haber invertido más antes es una constante en el mundo de las criptodivisas. Y si no, mirad:
Ese es el primer tuit de mi vida en el que mencioné la palabra bitcoin. El enlace ya no funciona y la respuesta a la pregunta en Quora fue de hecho borrada, pero he encontrado parte de ella rescatada aquí. El tipo decía claramente que bitcoin era un fraude, y claro, yo he querido saber a qué precio se conseguía un bitcoin en aquel momento. Resulta que estaba a 3 dólares en mayo, pero luego subió hasta 15 dólares (¡cinco veces más!) en dos meses para luego acabar 2011 otra vez a 3 dólares.
Si hubiera gastado 1.000 dólares a aquel precio más alto de 15 dólares hubiera comprado unos 67 bitcoins, que hoy —menos de una década después— valdrían algo más de tres millones de dólares.
Argh.
Por supuesto no compré. Ni entonces ni en ningún otro momento en los años siguientes. Seguí tuiteando (nada en 2012, curioso) en 2013 (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12) y mucho más en los años siguientes. Repasar esos tuits es un ejercicio doloroso, porque una y otra vez me digo eso de «tenía que haber invertido entonces». O apostado. Lo que sea. Hice un pequeño experimento en 2014 y recuperé mis 0,00215150 BTC de entonces en 2017 (ahora son 83 euros, nada mal), pero la tónica siguió. Mucho hablar de ello, pero poco apostar y echar al menos una propinilla por si sacaba algo en claro.
Sigo dándome de cabezazos. Cada vez más gordos, sobre todo porque como muchos otros esperaba que bitcoin acabase yendo a pique tarde o temprano. Muchos han sido los que han matado a esta criptodivisa en el pasado, y de hecho hay varios sitios web que nos recuerdan cómo este mundo está lleno de bocazas. O al menos de bocazas a día de hoy. Bitcoin Obituary Stats es una de ellas, pero me gusta bastante más la que he encontrado hoy, Don’t Buy Bitcoin They Said («Dijeron que no compraras bitcoin»), en la que hay un montón de artículos enlazados con esos Nostradamus de palo diciendo básicamente que bitcoin no iba a llegar a nada y era una locura invertir (o apostar, o lo que sea) por esta criptomoneda. Por supuesto, todos se equivocaban.
El problema es que lo de invertir en bitcoin se ha convertido en algo mucho más accesible para todos los públicos. Diré más: invertir en general se ha vuelto mucho más accesible para todos los públicos. Esto es un viva la pepa, queridos lectores, porque de repente parece que es imposible perder pasta jugando a bolsa o a invertir en criptomonedas. Lo de las apuestas deportivas está muy bien (WTF), dirán muchos, pero esto es mejor. Parece que el sentimiento general es un poco este:
Juguemos todos a ser Warren Buffet.
Lo contaba ayer de forma ejemplar Guillermo Cid en El Confi, explicando que esto de invertir se ha puesto de moda. No solo en criptomonedas, insisto, sino en cualquier cosa. A poco que estés un poco atento te puedes forrar rápida y fácilmente, parece. Que se lo digan a los que estuvieron atentos a lo de GameStop (cuando subió, pero sobre todo cuando ha bajado), o a esa nueva fiebre por los bitcoin que se han vuelto a disparar de forma ridícula esta madrugada. Ayer estaban a 39.000 dólares, y hoy han llegado a los 47.679 según CoinMarketCap. Es, insisto, ridículo. Absurdo.
La culpa la tuvo una vez más Elon Musk, profeta bocachancla de nuestro tiempo. El influencer por excelencia. Una persona que no tiene ningún problema en sacudir los mercados a golpe de Twitter. Lo hizo por ejemplo recientemente con GameStop:
Y poco después volvía a hacerlo con Bitcoin y también con Dogecoin (que el 28 de enero estaba a 0,0075 dólares y 12 días después está a 0,078 dólares: vale diez veces más. Diez.
Algo parecido ha ocurrido esta vez, aunque no ha sido directamente Musk sino su empresa, Tesla, que ha invertido 1.500 millones de dólares en bitcoin y se espera que acepte pagos en esta criptodivisa en el futuro. Ese apoyo es extraordinario no tanto por la inversión (que también) sino por lo que supone: una empresa de esta entidad confía aproximadamente un 10% de su cash flow al futuro de una criptodivisa en la que casi nadie confiaba. Lo han ido haciendo unos cuantos en el pasado (PayPal es el caso más llamativo en mi opinión), pero diría que muchos otros acabarán haciéndolo próximamente porque amigos míos, bitcoin está en racha imparable.
De ello hablaban en Bloomberg con un enfoque que ha inspirado este tema. Como decía, «Elon Musk Picks the Money Now«, algo así como «Elon Musk escoge dónde ganar dinero». Lo que dice Elon va a misa, y aunque admiro lo que ha logrado en muchos terrenos, creo que su capacidad de influir en millones de personas se está volviendo peligrosa.
Otros tienen influencia en mucha gente, desde luego. Como decía Guillermo Cid en su artículo, los ‘influencers’ se han volcado en esto de que cualquiera puede ser Warren Buffet, y dan cursos o publicidad de plataformas que ayudan a que te conviertas en el próximo caso de éxito porque ya se sabe, cualquiera puede ganar dinero con las criptodivisas o con la Bolsa.
Eso, queridos lectores, es mentira.
Es lo mismo que ya conté con temas como el del dropshipping. Si todo el mundo pudiera ganar rápido dinero con esto de invertir, el mundo estaría lleno de millonarios. Invertir en bolsa o en criptomonedas (sobre todo en criptomonedas) es peligroso, así que tanto en uno como en otro caso espero que tengáis sentido común. Pero mucho.
Está muy bien que ahora haya tanta información a nuestro alcance y sea más cómodo que nunca invertir en todo tipo de productos financieros (lo de los dividendos, por ejemplo, es algo que quiero estudiarme un poco), pero «bajaría el volumen» ante cualquier cosa que digan Musk o cualquier otro influencer bocachancla.
Diría de hecho que quizás no esté de más dejar de jugar a la lotería de Navidad, que total, nunca toca, y meter un poco de dinero —no mucho, algo que estés muy dispuesto a perder— en este tipo de cosas.
Quién sabe. Igual me ahorro algún cabezazo.
Aviso: este post, una vez más, no es en modo alguno recomendación de inversión (o apuesta, o lo que sea) en criptodivisas o en Bolsa. No me hago responsable, pero si acabáis moviendo ficha como mi amigo y os acaba yendo bien, podéis mandarme un jamón o un Tesla igualmente. He dicho.
Aquella entrada de noviembre fue muy inspirada e inspiradora. Un amigo te está muy agradecido 🙂
Déjate de historias. El Tesla, insisto 😛
Yo logré juntar un Bitcoin haciendo posts en Taringa. Y me lo gasté en juegos de Steam. Me quiero matar :/
¡Argh!
Ahora NO es momento de comprar bitcoin.
Tu problema es que no tienes un método de inversión definido en el que puedas confiar. Y el mercado es experto en hacerte sentir mal, para que operes justo al revés de lo que más te conviene. Aparte de que hasta ahora (creo) no creías en bitcoin como inversión de valor, no simplemente especulativa. (Yo sí).
Me ofrezco voluntario para decirte cuándo y cuánto comprar. En serio.
Pensar en las oportunidades ideales perdidas del pasado no suma, resta. Mejor mirar al futuro y sacarle provecho. Queda mucho zumo por exprimir.
Si quieres, me llamas o me escribes, tenemos una reunión (Skype) y creamos un plan de inversión sólido.
En serio.
Sí, no es desde luego el momento, lo tengo claro, lo de los cabezazos y que el mercado te haga sentir mal es una constante, pero viene de largo, no es que te haga sentir mal ahora. Por eso las referencias a mi tuit de 2011 o a los de 2013.
Mi sensación es que dentro de 8 o 10 años diremos lo mismo. En febrero de 2021 no era buen momento para comprar mirándolo todo a corto plazo, pero no era tan malo si mirabas a largo plazo, como ocurría con las valoraciones de récord que tuvo la criptodivisa en 2011, 2013, 2018 o cuando fuera.
Dicho lo cual, tienes razón, claro. Te tomo la palabra, un día de estos hablamos (te aviso antes, claro). Sé que llevas tiempo apostando por esto así que 1. felicidades y 2. el tesla y el bajo con jardín esperan.
Abrazo!
Hecho. Avísame cuando quieras y lo vemos juntos : )
Genial, gracias Uxío!
La mejor estrategia para el bitcoin que puedo yo decir a día de hoy es comprar centimillos (o centésimas o milésimas de céntimo) con un dinero que se sepa que no se va a echar de menos ni a corto ni a medio ni a largo. O sea, que no importe si se pierde o no.
Eso y esperar, la clave está en esperar y cuando ya no quieras esperar más, seguir esperando.
Esto es el famoso hodl ese que se llama. Si la gráfica esa del arcoiris está en lo cierto, algún día ese dinero que no vas a echar de menos ahora terminará valiendo algo.
Por otra parte, me toca muchisísimo la moral actualmente esto de la escasez del hardware y el coste medioambiental de todo este chiringuito que se ha montado. Me entran ganas de cambiarlo todo y mandar toda esta historia al guano.
Después me vuelvo a repetir el mantra y sigo esperando…
Eso es. Si metes pasta ahí, mete lo que estés dispuesto a perder. Y luego HODL, claro 🙂
Bueno, al final todos nos autoengañamos con lo de «y si hubiera invertido 1000 € en 2011″… Pero también es verdad que entendiendo el contexto en ese momento había que estar muy loco para «tirar» ese dinero «en vez de invertir en bolsa» (mirándolo por el lado especulativo)
De todas formas, ¿vas a comprar ahora a precio de chollo a solo $45.000 o volverás a dejar pasar el tren? No lo pienses. 😉
Lo difícil es pensar que 45.000 es una ganga 🙂 A mí no me lo parece, desde luego, pero igual en un año estoy dándome de cabezazos de nuevo. Probablemente 🙁