Tecnología

Podría contártelo, pero tendría que matarte

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A ver, primero aclaración importante: ‘Top Gun’ es un peliculón. Una obra maestra del entretenimiento palomitero americano. Me flipa esa peli y me da mucha rabia que por la COVID-19 de las narices se haya retrasado el estreno de ‘Top Gun 2’, cuyo tráiler, por cierto, es alucinante. La peli original tiene muchas escenas míticas y muchas frases que han quedado imbuidas en la memoria de mi generación de cuarentones. Entre ellas, claro, está la frase con la que Maverick responde a Charlie cuando ésta le pregunta por su encuentro con un MiG.

—¿Dónde vio usted esa maravilla [El MiG]?

—Está alto secreto.

—¿Que es QUÉ?

—Es alto secreto. Podría decírselo, pero después tendría que matarla.

Bum. Charlie, por supuesto, cayó derretida en la peli. A ver qué va a pasar, que estamos hablando de Tom, el tipo que no envejece y que nos deja a los que somos 10 o 12 años más jóvenes en ridículo.

El caso es que la referencia a la película mola, sobre todo porque me ha venido al pelo para comentar brevemente lo de los embargos que estamos viendo para las PS5 y las Xbox Series X. Contar con productos y con información embargada es una de las bases del periodismo de tecnología, y aunque los embargos son un poco rollo para los periodistas —hablé más del tema hace ya unos años—, lo cierto es que nos facilitan mucho el trabajo.

El tema está en que pueden llegar a ser cansinos. Microsoft y Sony están desde luego sacando partido a esos embargos, porque en los últimos días estamos viendo cómo todos los medios (incluido el mío) acabamos haciendo un unboxing de una consola que ya sabemos qué aspecto tiene.

Lo comentaba ayer en Twitter, y creo que igual los fabricantes se están pasando un poco de rosca, aunque claro, cualquier oportunidad es buena para hablar de tu producto. Y, sobre todo, para que otros hablen de él. Lo malo de los embargos es eso, que son alto secreto. Yo, por ejemplo, quizás tenga un montón de información privilegiada sobre la Xbox Series X y sobre la PS5 que no os puedo contar.

Bueno, podría contárosla, claro. Pero luego tendría que mataros.

Ostras. Qué a gusto me he quedado diciéndolo.

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