Hace casi cuatro años hablaba de Apple y la falacia de las mejoras iterativas, y allí concluía con una frase que era el resumen de toda la mayor parte de la trayectoria de Apple en estos años:

[En Apple] iteran poco cuando podrían hacerlo mucho más. Son muy, muy rácanos con sus innovaciones incrementales.

No entiendo muy bien esa política de los de Cupertino. Lo tienen todo a capón para satisfacer a sus usuarios y tenerles contentos un año tras otro, pero en lugar de eso se olvidan de productos que se seguirían vendiendo sin problemas si les prestaran algo de atención.

Pongamos ejemplos, venga. Vayámonos a los extremos, que siempre molan más. El Mac mini de 2018 se renovó después de algo más de cuatro años tras la última actualización. El iPad Air lo ha hecho tras cuatro años y medio, y el iPad mini tras tres años y medio.

De mi querido MacBook Air mejor no hablamos, porque salvo por actualizaciones horrorosas (en junio de 2017 metieron como gran novedad un procesador de principios de 2015) diría que la última novedad decente fue la del modelo de junio de 2013. Así pues, cinco años y pico hasta que presentaron esta nueva versión que por fin llegaba con pantalla Retina aunque en todo lo demás fuera bastante meh. Mejor no hablamos del Mac Pro, que (teóricamente) se actualizará este año tras 6 años de sequía. Alucinad.

Hay muchos más ejemplos, claro. Salvo por los iPhone, producto estrella que sí recibe esas actualizaciones anuales, del resto Apple mantiene una fantástica actitud hippie. Es imposible saber cuándo los va a actualizar porque sus designios son inescrutables. Eso, claro, ha puesto a la empresa en una posición incómoda en la que incluso aquellos que la veneran acaban criticándola.

Es algo que insisto, no entiendo. Está claro que Apple tiene recursos suficientes para mantener a sus clientes contentos. Incluso podría hacer experimentos con gaseosa como el de las Touch Bar de los MacBook Pro (¿cuánto tiempo van a seguir apoyando ese componente absurdo?) mientras ofrecen evoluciones más puras de sus productos.

Pero en lugar de eso, nada. Elegid la opción que más os mole:

1. No actualizan los productos, o
2. Si los actualizan meten cosas raras, o
3. Si no meten cosas raras las actualizaciones son bastante rácanas y siguen imponiendo un precio elevado.

Es evidente que en Apple se van a las opciones 2. y 3., pero lo sorprendente es que el negocio sigue funcionando. Bueno, sorprendente del todo no es. Hay que admitir que los productos de Apple siguen teniendo cosas buenas -funcionan bien muchos años y el mercado de segunda mano funciona estupendamente- pero me gustaría ver cómo reaccionaría la gente si otras empresas hicieran lo propio con sus catálogos de productos.

Yo miro a las HP, Dell, ASUS o Lenovo de turno y me encuentro con que lo normal es que sus equipos se actualicen cada año como un reloj. Hoy mismo han llegado los nuevos HP Envy y aquí vemos el salto a mejores procesadores (modelos con Ryzen, mola), a pantallas con menos marcos y a detalles muy llamativos para mí como lo del interruptor físico para desactivar la webcam. Boom.

Que no son cambios brutales ni disruptivos, pero uno sabe que más o menos cada año va a tener renovación con nuevos micros y alguna de estas cosillas curiosas. Con Apple uno no lo sabe, y claro, también juegan con eso: con la incertidumbre de si comprarlo o no.

Luego está la otra pata. La de los precios. La renovación de ayer de los iPads me parece ejemplar. De repente tienes un iPad por cada tramo de precio, pero además con características bastante destacables y marcadas. No me gastaría jamás ese dinero en estas tabletas -salvo quizás en el iPad (2018)-, pero es evidente que mucha gente sí lo hace y lo seguirá haciendo. Y Apple lo sabe, y como lo sabe sigue haciendo caja.

Me extraña la aparición de un iPad Air que podría canibalizar en parte a los iPad Pro (es como un iPad Pro Lite), pero por lo demás hay poco que criticarle a Apple salvo por lo que decía en Xataka hace un rato: cada modelo del Apple Pencil (hay dos) funciona con cierto modelo de los iPad, pero por ejemplo estos dos últimos iPad funcionan solo con el Apple Pencil antiguo, curioso.

En el caso de la renovación de los iMac la cosa es más peliaguda. No se actualizaban desde junio de 2017 (no ha pasado tanto tiempo) y además entre medias ha aparecido el iMac Pro. Las mejoras se notan en sus gráficas y sus procesadores, pero todo lo que ganan estos equipos queda condenado con esos discos duros de 5400 RPM que Apple mete a traición en la configuración base.

Si estáis pensando en compraros uno de estos iMac no lo hagáis haced un esfuerzo más y compradlos con una unidad SSD. O comprad una unidad SSD SATA, la metéis en una caja, la conectáis por USB y la usáis como unidad de arranque. Os saldrá más barato y la cosa funcionará igual de bien, o casi. Yo, eso sí, me montaría un equipo bastante guapo con los 2.100 euros del iMac 5K básico de 27 pulgadas, y supongo que vosotros también, pero oye, cada cual gasta su dinero como gusta.

Pero me estoy desviando. La conclusión es que da igual lo que yo diga. Da igual que tener ciclos de renovación regulares tenga sentido, aun con mejoras iterativas modestas. Da igual que con eso tengas contento a tus usuarios. A Apple le da igual, quiero decir, porque les va muy bien así. Los iMac son caros, los iPad son caros, los accesorios son caros y las actualizaciones son inciertas y a menudo tacañas y rácanas.

Esta es la Apple de nuestros días. Si no te gusta, hay alternativas, claro. Gracias al cielo.