Cómo mola tener la sartén por el mango. Es lo que desde luego tiene Apple en muchos escenarios. Sobre todo en Estados Unidos, donde posee una asombrosa cuota de mercado del 63%. Allí Cook y los suyos pueden hacer y deshacer y nadie les toserá, porque como sucede con Amazon, tienen todas las de ganar. Es lo que digo siempre: con Apple son lentejas, o las comes, o las dejas.
Esas lentejas son premium, además. Ya sabéis, rollo cocinadas por Ferrán Adriá y con envase diseñado por Swarovski. Lo vemos en todos sus productos, buenos (o no tanto) pero caros, y comenzamos a verlo en esa nueva obsesión de Apple: los servicios. Porque ahora resulta que hasta los servicios de Apple son caretes.
El ejemplo perfecto es el de su App Store, que le permite a Apple pegarle un bocado estupendo al trabajo de los desarrolladores: de cada 10 dólares que gana el creador de una aplicación o un juego Apple se lleva 3 sin haber hecho nada. Bueno sí, algo han hecho: una plataforma de distribución software que es a mi modo de ver la tercera gran disrupción de la historia de Apple junto al iPod y al iPhone. Ser intermediario es una bicoca porque el margen de beneficio es brutal: haces poco y ganas un porrón, y si no que se lo digan a la empresa de Cupertino, que a base de poner el cazo se está forrando con su tienda de aplicaciones año tras año.
Pero es que el 30% de comisiones que piden a los desarrolladores resulta que se quedará corto en su nuevo proyecto. En The Wall Street Journal contaban cómo su inminente Apple News, el «Netflix de los medios» que preparan tras la compra de Texture hace meses, plantea bocados aún mayores de negocio.
Si The New York Times, The Washington Post o The Wall Street Journal (por citar a tres grandes) quieren que sus contenidos se vean en esa plataforma, tendrán que darle a Apple el 50% de sus ganancias con esas suscripciones. El 50%, chavales. La mitad de todo tu trabajo te la gastas en poder ser visto a través de dispositivos iOS. El 30% me parece ya un porcentaje elevado para esa comisión, pero ¿el 50%?
Qué burrada.
De hecho no se para ahí la cosa, porque como mencionaba Antonio, se quedan con la relación directa con el usuario y sus datos. Apple se queda con correos electrónicos, estadísticas de uso, información personal y datos de tarjetas de crédito. ¿Por qué?
Por que es Apple. Y porque iOS es un monopolio encubierto.
Lo es sobre todo en Estados Unidos, como decía, pero en esa actitud de «it’s my way or the highway» nos encontramos con una situación extrema en la que solo espero que los medios se retiren de la mesa de negociación. De hecho espero que Apple fracase estrepitosamente.
Y lo dice alguien que desde hace tiempo aboga por un «Netflix de los medios», ese intermediario que daría acceso a un montón de cabeceras y que repartiría ingresos según visitas o tiempo en página a cada medio. Esa plataforma no la debería montar Apple, sino un consorcio de grandes grupos editoriales, creo yo. No entiendo cómo nadie lo ha hecho ya, pero por Dios, señores de El País o de El Mundo, contrátenme ya para dirigir esa plataforma que lo tengo claro como el agua.
Ese servicio que plantea Apple impondría un coste de 10 dólares al mes para el usuario, que tendría la ventaja de poder acceder a un montón de cabeceras desde su dispositivo iOS. Esos medios, claro, se habrán agachado previamente para besarle el c*** a Tim Cook (por no decir otra cosa), porque como decía Eduardo Suárez, las condiciones para esos medios son «leoninas». De hecho me gustaba su corolario: los usuarios son a todos los efectos «clientes de Apple, no de los medios». Esos medios diluyen su marca y pierden relación directa con su audiencia, algo que es incluso más valioso que la suscripción monetaria en sí.
Pero claro, es Apple y tiene la sartén por el mango, así que solo espero —aunque dudo que vaya a ocurrir— que se den un sonoro tortazo y ese hipotético Apple News sea el mayor fracaso de la historia de Apple. Hasta en The Verge apuntaban a que esa plataforma debería hacer que las editoriales «salieran corriendo».
Se lo merecen por soberbios y por egoístas.
Menudo monopolio encubierto, chavales.
Javier, en lo del monopolio entro menos porque lo veo demasiado jurídico como para dar una opinión ;-D pero en lo del Consorcio de editoriales para unir sinergias en lo digital, lo veo básico, como tú.
No sé si un grupo de editoriales podrían compartir tantos datos – personales – de los usuarios, puede que ahí exista un problema para crear una tarifa plana de periódicos entre todos ellos, pues todos conocerían los hábitos de lectura etc. Quizá es por ello que deba conocerlos una empresa solamente y no todos. A saber cómo habría que articularlo.
Pero, efectivamente, el tema es muy interesante. A mí me parece que Whatsapp en España tiene un monopolio claro pues su efecto red es totalmente claro. Si te vas a otra app de chat, por ejemplo porque no confías en sus políticas de privacidad, pierdes todas las opciones a comunicarte con grupos que solamente funcionan ahí.
Me atrevo a proponer algo económica y jurídicamente disruptivo tal vez; que las aplicaciones de chat tengan obligación de intercomunicarse entre ellas adoptando un protocolo como XMPP o análogo, de manera que nadie sea cautivo de ninguna ¿Cómo lo ves?
Qué interesante Carlos. Aquí justo leí hace poco la propuesta de Tim Berners-Lee con Solid, que permite descentralizar los datos de los usuarios y hacer que seamos nosotros quienes los tenemos y no las empresas. Te recomiendo la lectura de su post de presentación
https://medium.com/@timberners_lee/one-small-step-for-the-web-87f92217d085
Es una idea curiosa porque como dices lo de que todos compartan datos de todo puede tener su historia, y quizás por eso una empresa única como dices debería ser intermediaria del tema con términos mucho más aceptables que los que propone Apple.
Veremos porque puede que esa plataforma de Apple se estrelle y dé pie a una iniciativa más atractiva para medios y usuarios. Ójala.
Lo de monopolio es un poco exagerado sí, pero por eso le añadía el apellido de «encubierto» en el titular. Lo es en cierto sentido, pero probablemente no en el sentido legal estricto. Un saludo!
Hombre, tampoco lo vea tan grave. Antes de la disrupción de internet, cual era el margen del quiosquero? Que información tenían los medios de sus lectores? Apple pone las normas y que cada uno elija si quiere o no jugar. Y lógicamente pone las normas para maximizar su beneficio. Fíjate, una cosa rarísima. Una empresa que quiere ganar dinero y maximizar su beneficio!!!! Monopolios hay en todos los sectores, pero parece que el autor solo está empeñado en denunciar siempre el mismo…
Bueno, Apple lleva años intentando hacer lo mismo con la industria del entretenimiento (aquel intento de crear una subscripción de tv para el Apple TV) y hasta ahora no han tenido éxito, así que no son infalibles. Todo dependerá de lo desesperados que estén los editores.
Pero el problema no es sólo Apple. Es Apple, es Google, es Amazon, es Facebook. Empresas tecnológicas demasiado grandes y con una capacidad brutal de hacer y deshacer a su antojo. Antiguamente, en EE.UU. estas empresas serían troceadas sin miramientos para favorecer la competencia, pero hoy no hay ninguna fuerza política que esté por la labor. Es lo que hay. Yo, como usuario, prefiero pagar el impuesto revolucionario de Apple porque le tengo cierto apego a mi privacidad, pero ese es otro debate.
Las leyes anti-trust, precisamente las hicieron para evitar implosionar el mercado (del petróleo, al principio). No fuera que la gente optara ir «off-grid» si la cosa se volvía asfixiante. En el fondo, nadie querría jugar si el entorno económico no permite «nichos ecológicos», o que una empresa creciese tanto que se volviese fundamental para varias actividades economicas de un país. Ahí digamos que el «ecosistema» peligra ante una excesiva dependencia, y los norteamericanos eran más pragmáticos que ahora. Tienen ahora varias corporaciones que básicamente conectan medio mundo, y además la sede del ICANN está en su territorio… Es una palanca muy poderosa. No tocarán el estado actual de las cosas, mientras les venga bien. No me extraña que China y Rusia opten por un «desencaje» controlado, y tengan, curiosamente, sus propias corporaciones de soft de comunicaciones sociales (Vkontakte, Yandex, Line, Weiwei…) , etc.
Hay una batalla económica y política de proporciones épicas muy silenciosa. Y francamente, mejor así.
Pingback: Apple, servicios y la clave que podría hacer que ganase la partida | Incognitosis
Pingback: Cuando pagábamos por ir a las bibliotecas | Incognitosis