Tecnología

Trabajar en un tablet es distinto… ¿y mejor?

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Una vez vi a Steven Sinofsky de lejos. Fue en una evento dedicado a Microsoft Exchange -imaginad el infierno hecho conferencia y solo podréis entender una mínima parte de lo que era aquello- en el que alguien me lo señaló y ambos comentamos cómo aquel hombre parecía destinado a ser el verdadero sucesor de Bill Gates. Nunca lo fue, claro: por alguna razón que no entiendo -¿veteranía? ¿amistad?- Ballmer acabó siendo ese sucesor, y así les fue claro.

Para los que a principios de los 2000 hablábamos de tecnología estaba claro que Sinofsky era una de esas personas que tenía la capacidad de cambiar las cosas de verdad. Algo así como un Jobs à la Microsoft, si me apuráis, pero con alma y mentalidad de ingeniero (y no de vendedor). Su talento -aunque por lo visto era un poco ogro con los empleados- se notaba en cosas como aquel blog llamado Building Windows 8 que se creó para alegría de todos los que devorábamos detalles técnicos sobre un sistema operativo que se fraguó en buena parte en su cabeza. Y Sinfosky nos abría la trastienda. Y eso molaba.

sinofsky

El caso es que la marcha de Sinofsky de Microsoft fue una pequeña tragedia, sobre todo porque después se prodigaría. Fichó por Andreessen Horowitz, así que tuvimos que decir adiós a alguien que creaba cosas para decir hola a alguien que opinaba sobre gente que trataba de crear cosas. Mal cambio para el respetable.

Pero de cuando en cuando a Sinofsky se le sigue viendo por ahí. Creó un blog en Medium llamado ‘Learning by shipping‘ (con el original aquí en WordPress), y allí aparece para dar su visión sobre temas variopintos de cuando en cuando. Un poco con cuentagotas, eso sí.

No le sigo allí -sus posts no suelen ser de mi palo-, pero un amigo (¡gracias, Daniel!) me avisó de cómo su último artículo sí podría ser de mi interés. Y vaya si lo ha sido.

En ‘My Tablet Has Stickers‘ -hay un reciente podcast con Benedict Evans del que acabó sacando el post- Sinofsky hace una reflexión coherente con muchos argumentos que le hacen abrir a uno los ojos. El tipo se ha cogido un iPad Pro y nos cuenta cómo ha visto la luz. Cómo es más productivo y cómo, en esencia, llega a una conclusión tras esa experiencia:

El trabajo es distinto, pero mejor

En su larguísima reflexión (preparaos para 20 minutos de lectura) Sinofsky repasa los tabúes tradicionales a los que yo he hecho referencia en numerosas ocasiones para hablar de mi aversión a los tablets. Que son dispositivos para consumir contenidos, que para producir bien necesitas ratón y teclado, y que además el catálogo software no es por el momento decente para trabajar. Todo excusas:

The crux of all of these is that in times of platform shifts there are two types of people. There are people that embrace the shift, perhaps out of enthusiasm, fandom, or maybe just because they don’t know any better. Then there are people that do know better, but just see the challenges in changing and use those challenges to anchor criticism.

Yo estoy en ese segundo grupo. No tengo ganas de andar cambiando de forma de trabajar, porque sé -o más bien, creo saber- que tal y como estoy me va de coña. Pero eso es arrogante e ingenuo. Prejuzgas algo sin haberlo probado, y aunque yo hablo con cierto conocimiento de causa -he trabajado con una Surface- debo reconocer que nunca he sido lo suficientemente constante ni he tenido la mente lo suficientemente abierta como para asumir que quizás -quizás- el cambio haría que trabajara mejor. Que como le ocurre a Sinofsky, reconozca que efectivamente la forma de trabajar es distinta, pero no peor.

La diatriba de Sinofsky sigue analizando pros y contras, y aquí sí tengo mis dudas sobre algunas de sus prácticas. Por ejemplo, defiende lo de almacenar todo en la nube, algo que a mi me parece muy cómodo, pero también muy peligroso. Y también habla que lo de los gestores de ventanas complica las cosas, algo que a mi no me sirve porque ya he dicho que mi vida digital siempre está dividida en dos (ventanas de Chrome).

Aún así, chapeau por la reflexión, porque me ha hecho reconocer que me había convertido en un pequeño talibán en cuanto a mi resistencia al cambio. Hoy por hoy tengo claro que las ventajas que me aporta mi portátil son demasiado importantes para mí -entre otras cosas, porque sigo trabajando con un teclado, ratón y monitor encima de la mesa el 99,9% del tiempo-, pero si algo tengo claro después de esa lectura es que lo que tengo que hacer es abrazar el cambio. Luego ya habrá tiempo de poner a parir ese flujo de trabajo y volver a contestar a Sinofsky con un «trabajar es distinto, y peor».

Pero de momento, Steven, gracias por abrirme los ojos. Ole.
 


 

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10 comentarios en “Trabajar en un tablet es distinto… ¿y mejor?

  1. Daniel Cuñado dice:

    La reflexión de Sinofsky ciertamente es una de esas que te provoca y da qué pensar, pero conste que a mí me pasa lo mismo que a ti. Ya probé a irme en mis últimas vacaciones largas sólo con la tableta (una Nexus 10 + teclado), y acabé echando en falta mi portátil para ciertas tareas.
    Aunque lo que viene a decir Sinofsky es que es más que nada una cuestión de software. Según vayan iOS/Android dando más herramientas a apps de productividad, y se optimicen esas apps a las particularidades de estos dispositivos, se abrirán nuevos caminos.
    Lo que tengo claro y que viene a apuntar Sinofsky es que hay un elemento generacional en todo esto. Mis hijas desde que tienen uso de razón viven en un entorno dominado tecnológicamente por dispositivos móviles, en el colegio trabajan ya con un Chromebook, con deberes personalizados, chats con el profesor, la información en la nube del colegio, usando Google Apps para todo, sus documentos en Drive, accediendo a toda su información desde cualquier dispositivo y en cualquier lugar, investigando en internet… Para ellas su realidad es esa y les resultará facilísimo optar por este nuevo enfoque.
    De hecho, no sé si te pasará esto a ti o a algún colega lector, pero para ciertas tareas ya empiezo a encontrarme con que me apetece más usar el móvil que la interfaz web en el portátil. Por ejemplo, si quiero hacer ciertas compras (cine, aviones), donde tengo integrado la compra y la descarga en el próximo dispositivo de una entrada o billete. En definitiva, con la adecuada solución de software, puede ser tan o más productivo un tablet o smartphone.
    Ahora, todavía hay una transición, y yo sigo encantado con mi XPS13 (¡gracias por la recomendación!) y con esta evolución del PC hacia la ultraportabilidad. De momento, en mi próximo viaje tengo claro que me llevaré el portátil y me aseguraré prestaciones plenas, con poco más de peso y volumen.
    Eso sí, si fuera Microsoft e Intel, estaría acojonadito.

    • Pues sí, lo del elemento generacional es evidente. Y también el hecho de que efectivamente para según qué cosas el móvil va demasiado bien como para acudir al portátil o el sobremesa.

      Pero la clave, como dices, está en el software y lo bien que se adapte al dispositivo y a nuestros casos de uso. Y aquí todo el mundo está trabajando en dispositivos móviles y no tanto ya en portátiles y PCs de sobremesa (o en la web). Y así están cambiando las cosas, claro.

      Me encanta tu última frase. Efectivamente, yo también estaría acojonadito. Pero solo en el terreno del usuario final, ojo. Esta gente tiene transición fácil al segmento empresarial en el que la dependencia de sus soluciones aún tardará en difuminarse. Aún así no sé si compraría acciones de ninguna de ellas ahora mismo.

      • Llego un poco tarde, pero que sepas que me leí tu entrada ayer (no pude comentar nada hasta hoy) y el fin de semana la de Sinofsky 😀

        El otro día leí un tweet o quote, no sé si de Benedict Evans, que decía:
        «Los mejores productos de una categoría se dan cuando mejor y más avanzada está la tecnología que utilizan; paradójicamente, es en ese momento cuando están a punto de ser sustituidos por otra categoría».

        Bajo este punto de vista, me he dado cuenta de que Surface es mucho más distinto de un iPad Pro de lo que pensábamos. Surface es lo mejor que va a dar de sí la tecnología y toda la cadena de valor del PC: desde los fabricantes hasta Microsoft con Windows e Intel con sus chips.

        Son el resultado de 35 años de evolución tecnológica.

        El iPad Pro e iOS son otra historia, acaba de comenzar su recorrido y tiene mucho, muchísimo que pulir. Pero ese margen de mejora es precisamente lo que le convierte en una apuesta de futuro (y para algunos, de presente). Toda su cadena de valor va a sustituir al legacy del PC.

        Aunque Android y Google también se beneficiarán de este desplazamiento, no tengo claro que lo hagan de la misma manera: su cadena de valor se reparte entre varios participantes mientras que Apple se queda con la mayoría (hardware, software, servicios, chips por un lado, accesorios y apps de terceros por otro).

        Además, las apps de tablet en Android no son tan maduras.

        En resumen, las fichas del tablero se están recolocando de nuevo. Por lo que no importa dónde estaban antes ni lo potente que fueras en el pasado. Todos empiezan de cero, aunque algunos más que otros.

        Un saludo!

        PD: sobre Intel y Microsoft, yo tampoco apostaría por ellos a largo plazo. Creo que van a ser un protagonista menor de la nueva oleada. Hablé del tema en el modelo de negocio de Intel hace tiempo: http://elespectadordigital.com/modelo-de-negocio-de-intel/

      • Menudo crack el amigo Evans 😉 Aquí creo que las Surface aún tienen recorrido, pero también que los sistemas operativos móviles son los que tienen la mano ganadora.

        Saludos y gracias como siempre por compartir esa visión con perspectiva!

  2. Vicent dice:

    Bestialidad de lectura, en todos los sentidos.

    Pufff, probablemente tenga razón.. Es una cosa que ya aprecio en mis hijas, y a la que me temo, por distintas resistencias, que llegaré tarde.

    Me ha sorprendido el post, Javi, no por lo que se dice, sino por quién lo dice.

    • Yo también llegaré tarde, creo, pero efectivamente sorprende ver cómo Sinfosky es un tipo abierto de miras. Lástima que no compare las Surface con los iPad Pro, así sabríamos cuál es el factor que ha decantado su elección.

  3. guecor dice:

    Lo curioso es que esta «discusión» se esté gestando ahora que Apple lanzó el iPad «Pro», y no antes cuando samsung lanzó el primer galaxy note y las galaxy note PRO. Y es que si analizamos los nuevas tablets de Apple, lo único que distingue al ipad «pro» del no pro es el soporte para el stylus, el soporte para el teclado y en el caso del primer modelo, la pantalla más grande… y ya está. En pocas palabras, es el mismo ipad air solo que soporta unos accesorios por los cuales debes desembolsar más dinero (bastante más) para que tu dispositivo se convierta mágicamente en «pro». O sea que no solo te están vendiendo un dispositivo que no aporta nada nuevo, que es bastante más limitado que anteriores conceptos (solo hace falta ver lo bien implementado que está el stylus en el sistema operativo de las galaxy note) sino que te lo venden por partes y debes de pagar por ello.

    Siguiendo con la comparación, a parte de, como mencioné antes, la buena integración que hizo samsung con sus stylus a nivel de software, sin si quiera ser los dueños del sistema operativo, la solución a nivel hardware es mucho más elegante, con un lugar propio dentro de la tableta para guardar el S-Pen, un stylus que no requiere cargarse y una punta, a mi parecer, mucho más precisa. Mientras que este nuevo iPad pro no integra ninguna funcionalidad extra en el sistema operativo para el apple pencil, el stylus es bastante aparatoso si se compara con los estándares del mercado, carece de un lugar para guardarse, su punta es buena pero muy enfocada a los usos artísticos y encima de eso tiene que cargarse y de una manera bastante bizarra.

    En fin, la discusión sobre el futuro de las tablets para la productividad es interesante, pero no entiendo porque surge ahora con e ipad pro, si es el dispositivo menos indicado para este debate.

    • Lambda dice:

      Hombre, las Surface Pro 4 me parecen artefactos muy pulidos para ser productos de una transición hacia lo ultramóvil. De hecho, sólo por el hecho de poderles poner una distribución de linux si me apetece, me parecen mejor que productos cerrados y con más obsolescencia (debida al SO) como los Ipad . El Ipad Pro está bien, para ciertos usos. Tiene la misma madurez que el primer Macbook Air, por ahora. A Windows le da igual que uses su SO en donde sea. A Apple no. Me temo que de las tres grandes, Apple es la que puede perder el paso al futurible mundo de «All in One, One in All». Otra cosa: el Apple Pencil es algo muy bien diseñado. Pero sin un software a la altura (y no, Procreate o Autodesk todavia no permiten hacer el 100% de las tareas necesarias para un profesional gráfico, un poco por limitacion del hardware, un poco por limitación de un software que tampoco puede suplir lo que una estación de trabajo digital da… Lo peor es que para un profesional que se coma tablas Excel kilométricas o tire de Exchange todo el día, tampoco sirve…). Como mucho, el Ipad Pro podemos calificarlo de un producto con aspiraciones «prosumer», pero ni de lejos puede sustituir de la misma forma a una Wacom Cintiq o a un Dell XPS15 (o para los veteranos peceros, un Thinkpad). Es un buen cacharro, pero sufre de la misma tendencia «post-PC» que buscan desesperadamente los fabricantes de tecnología de consumo: matar al padre sin estar preparado por completo.

      • guecor dice:

        Muy de acuerdo. Yo puse a colación la comparación con la galaxy note porque también es un SO móvil, pero sigo considerando a la surface como la mejor alternativa en este campo.

        El problema al parecer, no es que sean las empresas las que quieren matar al PC de toda la vida, sino que son los mismos consumidores los que quieren hacerlo, impulsados por los «prosumers» que suelen ser el público que más influye a los primeros. Esto es debido a que la tecnología antes era algo que el grueso de consumidores usaba porque le tocaba y no porque le gustara hacerlo, mientras que ahora, la facilidad de uso y la interfaz táctil han hecho que a la gente del común que no tiene demasiado interés por la tecnología le guste hacer uso de esta, o por lo menos la usen sin casi ninguna reticencia.

        Lo que está provocando esto es que la facilidad y la experiencia de usuario se valoren más que la potencia y las funciones. No importa si no puedo tener un montón de ventanas abiertas o si no tengo carpetas, lo que importa es que puedo hacer todo lo que necesito en la tablet o el smartphone y casi sin necesidad de aprenderlos a manejar.

        Es indiscutible que las plataformas móviles serán la norma, lo que esperamos algunos es que por ello el desktop no desaparezca.

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