‘El indomable Will Hunting‘ es una de mis top ten de la historia del cine. Sin lugar a dudas. Una de esas pelis en las que me sé los diálogos casi de memoria, que han dado lugar a alguna anécdota simpática, y que revisito un par de veces al año. En la famosa y bucólica conversación en el parque Sean Maguire (Robin Williams) le canta las cuarenta a Will (Matt Damon) y termina diciéndole (03:42 en el vídeo) aquello de “Eres huérfano, ¿verdad? ¿Crees que sé lo dura y penosa que ha sido tu vida, cómo te sientes, quién eres, porque he leído Oliver Twist?”
Es lo malo que tienen los estereotipos. Que no suelen tener nada que ver con la realidad de una situación o, desde luego, de una persona. O al menos con buena parte de lo que realmente es esa situación, o de cómo es una persona. Las cosas están yendo un poco más allá en estos tiempos en los que la cuantificación personal, como dije hace poco, está llegando a niveles absurdos.
Y de repente se encuentra uno con imágenes como las que publicaban en Reddit estos días –vía Twitter– y que comparto aquí arriba. Una lápida en la que el epitafio ya no está dedicado al tradicional “In loving memory…” y que ha sido tomado por esos datos absurdos que parecen marcar nuestra vida y nuestro impacto sobre el mundo con estúpidas cifras.
Que yo tenga 1.730 seguidores en Twitter, 286 en Facebook, 921 en Google+ es una estupidez en sí misma. Como el hecho de que haya escrito más de 2.000 artículos ya en Incognitosis en estos casi 10 años, cuando solo en dos años en Xataka llevo unos 1.500 y otros tantos en Xataka Móvil y antes de eso hubiera publicado unos 3.500 en MuyLinux y 4.000 en MuyComputer, más otros 8.200 en The Inquirer. No tengo cifras de PC Actual (allí hablábamos de páginas y medias páginas, no de posts), pero como comprenderéis aquellos 7 años también dieron para mucho aporreo al teclado.
Esas cifras son tan inútiles como las de la lápida, y no dan prácticamente ningún dato sobre mi. Lo único que puede sacarse de ellas es que he escrito bastante, y que lo he hecho con mayor frecuencia o durante más tiempo en ciertos sitios que en otros. Ya está. No es posible inferir si lo he hecho mejor o peor, ni si mi cuenta de Twitter es la pera limonera y soy como decimos en cierto grupito de conocidos en tono de sorna uno de esos influencers que ahora pueblan la pequeña blogoesfera y tuitsfera. Como en el caso del tráfico que este blog pueda tener, me importa bien poco.
Quizás por eso la moda de la cuantificación y esa expectación que existe respecto al cuantified self me parece en la mayoría de los casos algo insustancial y absurdo. Soy (espero) mucho más que esos posts, y vosotros y vosotras sois mucho más que las 60 millones de calorías quemadas, los 76.000 kilómetros corridos o ese 92% de positivos en eBay (que después de toda una vida, eso sí, es una pasada). Las cifras solo cuentan una parte de la historia. Y una muy, muy pequeñita.
El contexto lo es todo.