Ayer Google anunció la llegada de sus nuevos dispositivos con Chrome OS. En primer lugar, el nuevo Chromebook, que es una ligera evolución del anterior modelo. En segundo, el Chromebox, que tiene formato AppleTV, llega sin pantalla, teclado o ratón y que califican como un modelo perfecto para la casa o la oficina… con bastante optimismo. De hecho, en Google no parecen querer vender estos equipos, porque el precio al que los han puesto es absolutamente absurdo.

Pagar 449 dólares por un «netbook» con un Intel Celeron, 4 Gbytes de RAM y 16 Gbytes de almacenamiento SSD es una locura en los tiempos en los que nos movemos. Sobre todo, porque por 50 dólares más tienes un iPad más potente -sobre todo a nivel gráfico- con pantalla Retina Display y con un catálogo de aplicaciones absolutamente brutal. De hecho Google pretendía «colar» estos dispositivos en centros educativos, donde precisamente los tablets están triunfando como la Coca-Cola. Si a eso le unimos el hecho de ese absurdo precio y limitadas prestaciones, tenemos combinación ganadora perdedora. Y eso sin tener en cuenta otro aspecto: Chrome OS.

Aunque en la última versión (la 19) de Chrome OS hay mejoras significativas, seguimos teniendo un sistema operativo para usuarios totalmente conectados, y con una apuesta única: la de que tus datos, servicios y aplicaciones estarán siempre en la nube. Seguimos sin estar preparados (lo sé por experiencia) para ese concepto -probablemente ni siquiera para un segundo o tercer equipo como el que representan estos Chromebooks-. En Engadget han hecho un buen análisis de esta última revisión en la que Google ha cambiado ligeramente el chip, pero sigue sin ser suficiente. Los sistemas operativos móviles de tablets y de esos «Tablet PCs» que están ganando terreno (ASUS Transformer Prime, por ej.) porque ofrecen muchas menos limitaciones y un catálogo software que hoy por hoy Google no puede ofrecer para Chrome.

Lo dije entonces y lo repito ahora. Los Chromebooks fracasarán estrepitosamente.