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Bendita radio

Recuerdo la vieja radio de casa. Mi madre era fan total de aquel aparato, que amenizaba sus (larguísimos) ratos en la cocina. Era su Spotify gratuito, lleno de listas de reproducción y de podcasts de lo más interesantes que pasaron a llamarse así porque así parecían nuevos y mejores.

Yo nunca fui de radio. Hasta me resultaba un poco pesado ese sonido que a menudo era pobre en calidad y que me sonaba un poco a lata. La escuchaba poco, y como mucho trataba de piratear —todos lo hacíamos, aunque nadie lo llamara así— canciones de la radio para crearme mis cintas. No era del Larguero ni de Supergarcía ni cuando veía el fútbol, pero por supuesto conocí a a gente que los escuchaba para dormirse plácidamente y que luego se ponían a Herrera en ese trayecto mañanero en el coche.

Pero la radio siempre ha estado ahí, en segundo plano, amenazada y asesinada por el progreso. Video killed the radio star, desde luego, pero luego la matarían internet, Napster y Spotify. Los podcasts recuperaron parte de su encanto, sobre todo porque la radio tradicional disfrutó también de la magia de los contenidos bajo demanda: ya no tenías que escuchar el larguero por la noche: podías seguir escuchándolo por la mañana o a la hora de comer si te daba la gana. Qué maravilla.

Sea como fuere, la radio siempre estaba en segundo plano. No hacía demasiado ruido a pesar de intentarlo, si se me permite el juego de palabras.

Ayer, eso sí, tuvo un día glorioso. Lo vivimos en el miniresort burgués, donde Sally y yo estábamos trabajando sin parar hasta que de repente, a las doce y media, todo hizo plof. Mi Mac mini y mi monitor se apagaron de golpe, y su monitor también. Al principio creíamos que era alguna subida de tensión en la casa, pero fui a mirar los automáticos y estaban todos arriba. Qué raro. Uy espera, que no funciona el telefonillo para llamar al portero. Ni el ascensor. Ni la luz del portal. Ups.

Algunos vecinos nos acercamos a la caseta del portero, donde sonaban algunas alarmas. Él, claro, no tenía ni idea de lo que pasaba, como nostros. En Slack, eso sí, había visto que dos de mis compañeros, que viven en distintas ciudades de Andalucía, habían dicho lo mismo «se me ha ido la luz». Qué raro, comenté. Esto pintaba a algo más gordo. Y vaya si pintaba. Tras volver a casa, a Sally se le ocurre una idea genial de las suyas.

—Harry, espera, tengo una idea genial de las mías —me dijo

—Tú dirás, Sally. Yo después de lo del coche ya confío en ti ciegamente.

—Bueno, es que he recordado que tengo un transistor guardado, el que usaba hace años.

—Toma ya. Grande, Sally.

Y efectivamente, lo tenía. Lo sacó de sus cajones de Mary Poppins, le puso unas pilas, y sintonizó la Cadena Ser. Y desde ese momento estuvimos conectados a la realidad. Eso fue un triunfo, sobre todo porque me dio la oportunidad de hacer no uno ni dos, sino tres temas para Xataka sobre el apagón. ¿Cómo lo logré sin luz? Gracias a mi viejo Dell XPS 13, que ahora sobre todo usa mi hija, y a otro portátil de Lenovo que usa mi hijo. Ambos estaban basante cargados, así que tiré de eso y de que la conectividad móvil, (soy de O2) aunque errática, funcionaba de rato en rato.

Pero durante todo ese rato mi fuente de información no fue Twitter, o Reddit, o medios tech o generalistas de España, EEUU o China. Mi fuente de información fue sobre todo la radio, en la que iban emitiendo las novedades y haciendo un seguimiento envidiable de esta (enésima) nueva crisis.

Cuando los portátiles se rindieron también lo hice yo. Pero la radio no. La radio seguía ahí, sonando alta y clara.

Inmortal.

Bendita radio.

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7 comentarios en “Bendita radio

  1. A mí me pilló en el curro. De primeras pensaba que era el Mac, luego la oficina… y así escaló hasta crisis internacional. Fui al que se le ocurrió poner la radio y, a falta de pilas, tiré de mi Poco X3 Pro, que cuenta con chip FM (fue uno de los motivos para comprarlo en su día). Cascos puestos haciendo de antena, radio saliendo por el altavoz y hale, ya estábamos informados. Primero Onda Cero porque es la que pillamos antes, después pasamos a la SER (que sí que es verdad que estructura todo bien para enterarse como es debido). Y así todo el día, con el ahorro de batería puesto y la radio encendida. Al llegar a casa, mi padre había sacado una a pilas de cuando hizo la mili. Y así estuvimos hasta que volvió la luz pasadas las diez y veinte de la noche.

    Un día curioso, la verdad. Sé que hubo gente que lo pasó mal, por suerte para mí fue ligero y estuve muy relajado. Y sí, como dices, bendita radio, fundamental en días excepcionales como este.

    Por cierto, ¿has cambiado la fuente del blog o el tamaño? Lo noto distinto.

    • Efectivamente para mucha gente debió ser un día complicado, en casa afortunadamente fue todo tranquilo. Para otros fue un día divertido, hay videos en redes de gente de fiesta muy de Españita xD. Si nuestro país no existiera habría que inventarlo.

      Lo de la tipografía creo que es cosa del apagón, igual el servidor de Google fonts no está operativo o ha dado problemas… Ahora mismo yo lo veo bien pero ayer estuvo un rato con la tipografía sans serif estándar y se veía raro, sí.

  2. Fede dice:

    Benditas radios y bendito síndrome de Diógenes que me hace no tirar nada. 🙂

    Gracias a Dios, como buen retrocacharrero que soy, tengo de todo, y al final una funcionó.

    Lo que me sorprendió es la duración de las pilas modernas vs cacharros antiguos. Desde el apagón hasta las 23:00 encendida casi sin parar y a toda pastilla.

    Las pilas las he guardado porsi…

  3. mk360 dice:

    A mi siempre me gustó la radio, pero al margen de esto, en Chile como que nunca ha terminado de irse. Si bien hay mucho Spotify, sobre todo para quienes seguimos estilos menos populares por llamarlo de alguna manera, no es raro que te subas a un taxi y haya radio, a entres a un local y haya radio o que esté prendida en la casa (yo suelo tenerla ahí, si bien en oficina todo es Spotify). Mucho depende, claro, de a qué se dedique la gente. También, aunque para gente normal todo es FM, incluidas radios comunales, el AM todavía existe y se ha llenado de radios de corte religioso.
    En lo personal, para el corte de luz que hubo hace unos meses en Chile, hubo radio mientras íbamos locos tratando de llegar a casa por una Santiago que era un caos, y luego en casa con un mp3 sansa viejo con rockbox que lleva pilas ? conectado a un parlante JBL :).
    Quizás, tiene que ver también con la cultura. Para el terremoto de 2010, la alternativa durante mucho rato para algunos fue la radio y por tanto, se conoce su importancia.
    Al final de todas estas ideas inconexas, recordar un artículo, me parece de xataka, en que se referían a los autos en US y que se quería hacer obligatorio que estos tuvieran que contar con radio.

  4. Goyo dice:

    Soy de los que en el apagón nos tocó cruzar Madrid de cabo a rabo en coche sin semáforos, y ahí, en el coche, es el único sitio donde tengo radio, y donde estuve informándome de lo que sucedía, o de lo que se sabía. Hasta que llegué a casa, aparqué y subí a casa… entonces silencio total. Sin electricidad, sin cobertura…

    Por eso de todas las imágenes que me llevo de ese día de recuerdo me quedo con una que me impactó especialmente. Fue al bajar de casa y ver una aglomeración de unas 30 personas alrededor de un coche con la ventanilla bajada y la radio (las noticias) puesta con el volumen alto, para compartirlo con quien no tenía radio y sí tenía necesidad de saber qué estaba pasando.

    Fue una imagen que me impactó, me olía un poco a población civil queriendo escuchar el parte de guerra.