Estoy siguiendo el CES 2022 desde la distancia porque estos días he podido coger unas minivacaciones. No es que esté habiendo grandes revoluciones —no suele haberlas— y como siempre esta feria es más una pequeña competición de a ver quién puede hacer más ruido y captar más miradas.

De momento productos como el Samsung Odyssey Ark son los que más han pitado en mi caso, pero lo han hecho por la foto de rigor en la que demuestran cómo de curioso es poner en modo retrato un monitor gigante de 55 pulgadas y con una curvatura espectacular (1000R).

También me ha parecido pintón el nuevo Dell XPS Plus, y aquí el aspecto parece demostrar que en Dell han querido que la forma esté por delante de la función: teclado de perfil ultrabajo que ocupa todo el ancho del equipo, eliminación de las teclas de función para sustituirla por unos botones capacitivos (qué estupidez) y un touchpad que está pero no está, porque es háptico.

A priori el diseño como digo es diferencial, pero no sé yo si tanta cosa rarita acaba por estropear un equipo que durante años ha sido referente en el mundo de los portátiles Windows (yo tengo el primero, el Dell XPS 13 (9343) de 2015, que aún sigue dando guerra).

Ha habido por supuesto más anuncios: tenemos el nuevo OnePlus 10 Pro, que veremos qué tal, o nuevas teles como las Sony con paneles QD-OLED. Aquí me interesa más que LG haya presentado sus LG C2, sus nuevas televisores OLED que llegarán por primera vez con una versión de 42 pulgadas. Veremos el precio, pero igual no es mala opción como monitor, como decía hace tiempo. Por cierto: ASUS ha presentado también un monitor gaming de 42 pulgadas con panel OLED, esto se anima.

¿Sabéis qué tienen en común todos estos productos (y otros muchos presentados durante el CES 2022)?

Que se miran, pero no se tocan. Y desde luego, no se pueden comprar.

Es una práctica habitual entre los fabricantes: aprovechar grandes eventos como estos para presentarnos sus novedades. Sacan pecho, nos muestran lo chulas que son, pero en la mayoría de los casos esas novedades tardarán en llegar. Del monitor de ASUS no se sabe ni fecha de lanzamiento. El Odyssey Ark llegará en la segunda mitad del año. El LG C2 llegará teóricamente en primavera. Los Dell XPS 13 Plus también llegarán en primavera, y así, como digo, con un montón de productos que parecen molar, pero que no podremos comprar hasta dentro de unos meses si realmente los queremos.

Es una gaita. Entiendo que los fabricantes tienen que mover ficha, pero esto de presentar productos que tardan meses en estar disponibles es un tostón. No es algo nuevo —pasa en cada CES, y también en otros eventos— y aquí las empresas acuden al viejo truco de jugar con las expectativas. Estoy acordándome ahora del Steam Deck, uno de los productos más esperados, y lo que está claro es que la técnica parece funcionar, porque de hecho los fabricantes cada vez hacen este tipo de cosas con más frecuencia.

Qué lata.