Tecnología

Metaversos y ñafotas

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De todo he leído estos últimos días referente al metaverso. Unos dicen que es una gilipollez. Otros, que lo único que quiere Zuckerberg es monetizar el comportamiento humano. Que da igual que lo intente, porque su mundo de fantasía no podrá ocultar que Facebook es una compañía horrible. Otros ya comentaron hace meses, antes de lo de Zuck, que su metaverso, aún sin existir, ya apestaba. También hay quien tiene claro que el metaverso ya está con nosotros y se llama internet.

Antes que todos ellos un inversor llamado Matthew Ball se adelantó para explicarnos a todos qué era el metaverso. Su artículo se ha convertido en referente absoluto y en él trataba de aclarar las características del metaverso.

Lo hizo muy bien, pero en enero de 2020, cuando escribió aquello, a muy poca gente le importaba eso del metaverso. Luego empezamos a ver que cada vez más empresas empleaban el nuevo buzzword de moda. Microsoft, NVIDIA, Epic Games, y por supuesto Facebook se han apropiado del concepto y lo han hecho suyo de alguna forma, pero claro, la que más implicada parece es esta última.

Ale, recién duchado y afeitado.

Eso es lo que quiso dejar claro Mark Zuckerberg el otro día en su ya famosa aparición de Facebook Connect: la red social ya no era lo primero. Con el cambio de nombre a Meta, Zuckerberg hacía una declaración de intenciones: ocultar toda la mierda que ha salido de Facebook en los últimos meses/años ese metaverso es el futuro de la empresa.

No hay mucha gente que le comprara el discurso. No con todo lo que ha pasado en Facebook desde hace años. Esto parece una cortina de humo, y además una bastante torpe. Lo explicaba fenomenalmente bien Charlie Warzel, redactor que analizaba en su artículo ‘Met Averse‘ (buen titular) cómo lo que mostró Facebook con sus vídeos algo irreal hoy en día. ¿Recordáis a Magic Leap?

Pues eso. De lo que prometieron a lo que acabaron ofreciendo mediaba un mundo. Uno que acabó casi borrando del mapa a esa empresa que parecía que iba a revolucionar el mundo con su dispositivo de realidad aumentada. No han muerto del todo, pero ese es el último ejemplo de que vender hype es peligroso.

Eso es lo que hizo Zuckerberg, que como vimos planteó una nueva iteración de ese Pleasantville en el que todo es felicidad. A mí su metaverso me recordó un poco a un Instagram en formato de realidad virtual. Como no apareces con tu apariencia real ni en tu casa real ni en tu vida real, todo es mucho mejor. Estás limpito y afeitado, con ropa chula o un avatar de lo más molón, y por supuesto tu casa, coche y vida es maravillosa en esa realidad alternativa. Las mierdas y tragedias quedan borradas como si fueran legañas, y ese mundo hiperfeliz con todo el mundo súper-excited que presentó me daba bastante yuyu. Repelús.

Lo comentaba con algún compañero en Xataka mientras cubríamos el evento. A mí ese metaverso de Facebook me da cosa. No lo veo. No me veo 12 horas al día con unas gafas viviendo y trabajando en realidad virtual. No al menos cuando quien suministra esa realidad es Facebook, una empresa a la que le tengo muy poco aprecio.

El problema es que el concepto del metaverso no está tan desencaminado. Warzel precisamente citaba a su amigo Casey Newton —ex-Verge— que, cómo no, hablaba del tema. Lo hacía con una perspectiva mucho más razonable, mucho menos hater, que es la que solemos tener muchos —yo lo hice hace poco— cuando rechazamos nuevas ideas porque oye, igual todo está inventado y estamos bien como estamos. Pero Newton escribía algo importante:

«Me llamó la atención, dada la reciente conversación en torno a lo anticuado y desfasado que ha estado Facebook últimamente, lo fuerte que eran las vibraciones boomer de quienes reaccionaban a la presentación del jueves. Un número sorprendente de personas parece pensar que el progreso tecnológico terminó con el smartphone, y que la realidad aumentada, la realidad virtual y las experiencias conectadas entre plataformas nunca llegarán

Yo no aceptaría esa apuesta. No con Apple, Microsoft, Snap, Epic, Roblox, Niantic y otros que ya están trabajando en ello. Ansioso por demostrar que puede innovar, Facebook – er, Meta – ha estado entre los líderes de la industria en su voluntad de construir en público. Pero la empresa no está construyendo sola».

Aquí Newton tiene bastante razón. Es un poco como el refrán de ‘Cuando el río suena, agua lleva’. Puede que Facebook no nos guste como empresa, pero que invierta tanto en el metaverso es sospechoso. Como lo es que Apple, Microsoft o NVIDIA estén en el ajo. O Google, ya puestos, que nadie parece recordar aquellas maravillosas Google Glass que todos quisimos tener y que como bien dijo entonces Antonio Ortiz causaban repugnancia y fascinación al mismo tiempo.

Bien por Scoble.

Como decía, que todas ellas estén ahí metidas haciendo sus apuestas en el ámbito de la realidad virtual y la realidad aumentada hace que se active mi sentido arácnido. El de que se viene algo importante.

El de que, como dije hace cinco años, igual el mundo podría ser de los ñafotas, sean con ñafas de Apple o no. No lo vi cuando traté de encontrarle el sentido al binomio Facebook-Oculus, pero parece que ya entonces Zuck tenía medio claro hacia dónde podía tirar esto. O quizás no y se encontró con su idea feliz al salir de ver ‘Ready Player One’ en el cine. Lo que es cierto es que el tipo ya mostró su obsesión por la realidad virtual con aquel paseo triunfal en el Samsung Unpacked de 2016.

«Así os quiero tener a todos, con las gafitas puestas y sin enteraros de lo que pasa en la vida real».

Lo veo cada vez más claro. La próxima disrupción pinta a tener forma de gafas, y yo diría que la realidad aumentada será más relevante que la realidad virtual en la mayoría de ámbitos. Convivirán, pero me da que la realidad virtual acabará teniendo ese fuerte componente de gaming con el que ya la asociamos muchos.

Total, que podemos criticar el metaverso de Facebook y ponerlo a parir, pero la idea no es en absoluto absurda. Da igual que en realidad ya haya algo muy parecido a metaversos de facto —Fortnite y Roblox lo son ahora, Second Life lo fue en su día—, porque lo que probablemente tengamos es unos cuantos metaversos estupendos y muy amurallados —ya lo tienes todo en el de [ponga aquí su gigante tech preferido], no necesitas salir de él— que no tengo nada claro que sean interoperables.

Cierro con un poco de autospam. La semana pasada precisamente me invitaron a participar en «La tarde en 24 horas», el informativo de La 2, para hablar del metaverso de Facebook. No me dio tiempo a comentar todo esto, pero como es otra actuación estelar, aquí os dejo el vídeo. Mola salir en la tele, qué queréis que os diga, y yo creo que no quedé mal del todo.

Igual dentro de no mucho acabo haciendo una aparición con un avatar estupendo en el metaverso de Facebook/Meta. O del que sea. Esto pinta a algo importante, pero veremos.

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6 comentarios en “Metaversos y ñafotas

  1. Pepe el marismeño dice:

    Camisa 100% boomer, ¡vivan los carrozas! Te tienes que poochieficar para llegar a la generación Z. Con gafas de sol, todo mola más… todo está en los simpsons!!!

  2. KheldarDux dice:

    Pues como dice Mattehew Ball todo esto del metaverso no es nada nuevo y prácticamente Neal Stephenson podría demandar a Facebook por plagio del concepto, porque está calcado punto por punto de su novela Snow Crash, todo lo posterior es mezcla de eso y muchas otros autores Cyberpunk.

    Y pues en general me parece mala idea al menos con las interfaces de usuario actuales, en general no he conocido a nadie que encuentre agradable traer puestas unas gafas VR mucho tiempo, Si tiene que suceder, lo ideal sería algo tipo las Google Glass y el capítulo de los Simpson sobre ellas o el FOCO de Horizon Zero Dawn, o Accel World, realidad aumentada con la que interactuar en el mundo.

    Porque eso de sentarse en un sillón inmóvil con unas gafas VR y «escapar de la realidad» a un mundo virtual hecho por Facebook no suena nada atractivo, en este punto yo ya solo le rezó a todos los dioses que no sea NADA parecido a Ready Player One.

  3. Lambda dice:

    A mí me huele que esto es un tiro a ver si hay un The Next Big Thing (vamos, buscar un pelotazo) y tal. Es jodido, porque depende de la tracción que pueda dar el hardware que lo soporte, lo atractivo del software y sus promesas, y por último, que todo el pack sea objeto de deseo (un poco como lo que logró Jobs con su primer iPhone).

    Es irónico, porque los móviles y la furia de apps sociales ya son una especie de metaverso.

    Lo están haciendo muy bien, convertir a los individuos agregados en sociedades, en personitas frágilmente vinculadas al mundo por las redes sociales, desestructuradas mediante la impostación de sus «personas virtuales». De ahí (nihilismo posmoderno ultramediatizado por la tecnología) no puede venir ninguna revolución. Muy Black Mirror todo, oye.

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