Tecnología

Inteligencia artificial y optimismo desaforado

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Cuando pienso en el futuro, al menos en lo que afecta a nuestro planeta, soy optimista. «Ostras JaviPas, empiezas fuerte», diréis algunos. Bueno, tampoco es eso, pero hablar de inteligencia artificial es enfrentarse a décadas de películas que precisamente nos hacen pensar en la inteligencia artificial como una amenaza, y no como una revolución positiva.

No hablo mucho de ello aquí, pero hoy toca hacerlo porque mi visión se ha visto muy reflejada en el ensayo que ha publicado estos días Sam Altman. Este señor, inversor de éxito, es el antiguo presidente de la incubadora Y Combinator, la misma que creó la indispensable Hacker News, aunque yo leo en realidad su versión limpita, hckr news.

El caso es que Altman es ahora CEO de OpenAI, una empresa de investigación cuya misión, dicen, es «asegurarse de que la inteligencia artificial general beneficia a toda la humanidad». Es curioso que metan ese último «general», que es mucho más ambicioso y define a una IA capaz de resolver cualquier tarea intelectual resoluble por un ser humano. Luego vendría la teóricamente «peligrosa», la IA fuerte, que además sería consciente de sí misma, rollo Terminator o HAL 9000. No hay muchas IAs fuertes en pelis que acaben siendo buenas para la humanidad, por cierto.

Pero me estoy enrollando. Como decía, Altman escribía estos días un artículo titulado «La ley de Moore del todo» (traducción libre) en el que básicamente hablaba de su visión (extremadamente) optimista de la revolución que plantea la inteligencia artificial.

Según él, la IA será capaz de hacer en una década buena parte de los trabajos que ahora hacemos los humanos, y eso «creará una riqueza fenomenal» porque el valor de la mano de obra —que como él dice, dicta el precio de bienes y servicios— caerá de forma brutal. ¿Qué significa eso?

Pues según Altman, que no tendremos que trabajar (apenas) y que aún así viviremos (mucho) mejor que nunca. Si todo va como él dice, esa fenomenal riqueza será mucho más fácilmente distribuible, sobre todo porque bajarán los precios de cosas que ahora son cada vez más costosas (casas, coches, comida) porque los costes de producción serán cada vez menores. Más oportunidades para que mucha más gente viva de forma estupenda, asegura Altman.

Ahí es donde metí aun poco la cuña de la Ley de Moore. Esa ley determinaba que los chips serían el doble de potentes al mismo precio cada dos años aproximadamente (en realidad no es exactamente eso, pero bueno). Aunque efectivamente cada vez tenemos máquinas más potentes y baratas, otras cosas no paran de subir de precio. Y si no que se lo digan a Sally y a su anhelado bajo con jardín.

Aquí Altman afirma que lo que ha pasado con los semiconductores pasará a la inversa con los costes de todo. «Imagina un mundo en el que durante décadas, todo —casas, educación, comida, ropa, etc— sea la mitad de caro cada dos años». Las máquinas nos reemplazarán, sí, pero descurbriremos nuevas formas de trabajar y «tendremos una libertad increíble para ser creativos sobre quiénes somos».

La idea es curiosa, como la postura de Altman, que defiende que el capitalismo y los incentivos son claves para que ese futuro tenga éxito. Es curioso, pero apunta a dos fuentes de riqueza. La primera, las empresas (sobre todo las que usan IA) y la segunda, atentos, la tierra, «de la cual hay una oferta limitada y fija».

No entiendo muy bien ese último punto, pero Altman destaca que en Estados Unidos habrá tal riqueza gracias a estos avances que cada uno de sus 250 millones de habitantes (ha contado mal, son 330 millones ahora mismo y en diez años serán 350 millones) recibirán 13.500 dólares al año. No parece mucho, pero es que como dice Altman esos 13.500 dólares darán para más de lo que darían ahora porque muchas cosas bajarán de precio a lo bestia.

Altman dice más cosas, pero el mensaje global es ese: la IA hará que las máquinas nos quiten el trabajo, y aunque no deja claro a qué nos dedicaremos, sí tiene claro que viviremos mejor. Supongo que si buena parte del trabajo lo hacen robots y algoritmos todos nosotros podremos vivir bastante mejor sin trabajar (apenas) y disfrutando de una calidad de vida espectacular.

¿Qué creo yo? Pues que todo lo que dice tiene sentido. Otra cosa es que estemos preparados para algo así, y aun haciéndolo hay retos culturales y sociales gigantescos a la hora de adaptarnos a esa nueva realidad. Por ejemplo, no creo que todo el mundo vea bien no tener que trabajar nada nunca más y vivir «de gratis», es importante sentirse útil y realizado, y aunque puedas lograrlo con otros temas, el trabajo ayuda a eso, y será probablemente difícil cambiar algo que se ha cultivado desde hace décadas.

En Twitter Andrés Torrubia planteaba una cuestión curiosa: la de que la visión de Altman es válida en Estados Unidos porque allí hay mucho trabajo en IA (como en China). En Europa la cosa está mucho peor, así que una vez más dependeremos de lo que se hace fuera, algo que podría dejarnos en desventaja clara. Está también el tema de la redistribución de la riqueza a la que aludía Julio Alonso al contestarle, y me temo que hay muchas ramificaciones que ni siquiera hemos considerado y que desde luego hacen que igual debamos bajar un poco el optimismo desaforado de Altman.

Y sin embargo, creo que ese futuro llegará. Que todos trabajaremos (mucho) menos y viviremos (mucho) mejor.

Y si no, al tiempo. Nos leemos en 2031.

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8 comentarios en “Inteligencia artificial y optimismo desaforado

  1. Pablo dice:

    No tengo una visión tan positiva (menos viviendo en América del Sur)
    Si creo que un grupo de habitantes vivirán más y mejor, casi sin trabajar, mientras otra gran masa de gente vivirá revolviendo contenedores de basura para poder sobrevivir.
    Si nadie produce nada, todo lo hace robots, de donde sale el dinero para que la gente consuma lo que los robots producen?
    Para que la gente trabaje “menos” necesitarán una amplia capacitación, qué hacemos con una enorme cantidad de gente que no tiene acceso ni a un mínimo de nutrición?
    La IA inventará un virus, llamado por ejemplo COVID, para eliminar una porción importante de la humanidad y de esa manera el ecosistema económico funcione?
    No se, no soy muy optimista sobre el futuro, uso la tecnología, disfruto de las opciones que me brinda, algunas de las ayudas de conducción (ABS, control de tracción, control de velocidad, control de estabilidad, etc) los uso a diario, pero de ahí a que el auto se maneje solo NO, disfruto de hacerlo (cuando tenga 90 años y ya ni sepa mi nombre, aceptare que el auto me lleve jejeje) En fin, que disfrute no indica que sea muy positivo con el futuro

    • Carallo. Bueno, es otra visión, Pablo. La gente no trabajará (tanto), pero habrá una especie de renta básica universal que como apunta Altman los gobiernos activarán por los impuestos a empresas y, como decía él, a quienes poseen tierras (esto último no lo pillo mucho).

      Probablemente lo que recibamos no parezca mucho (él decía 13.500 dólares año en una década) pero todo bajará mucho de precio, así que podremos comprar mucho más con ese dinero. Total, que la idea es que el enfoque de trabajo y economía cambie mucho.

      Lo del virus también es un poco tremendo, pero desde luego no descartable. Fíjate que yo ahí pienso justo al contrario: en la IA como descubridora de vacunas y medicamentos que nunca antes habíamos podido descubrir.

      En cuanto al coche, disfrútalo, que nuestra generación será la última que conduzca toda su vida. Nuestros hijos conducirán, sí, pero dudo que lo hagan toda su vida.

  2. Pingback: Inteligencia artificial y optimismo desaforado | Incognitosis – México Posible

  3. Ana dice:

    Yo tampoco soy tan optimista, en la naturaleza humana está el crear las diferencias y diferentes visiones. Siempre encontraremos una nueva forma de complicarnos la vida 🙂
    La revolución industrial trajo muchas mejoras, y muchos trabajos desaparecieron, apareciendo otros nuevos de naturaleza distinta, los que se quedan en medio de la transición y no son capaces de adaptarse sufren (o sufrimos, he tenido suerte que no me ha tocado, pero en cualquier momento puede tocarme a mí)
    Un simple ejemplo, en el primer mundo, la educación obligatoria ha hecho el analfabetismo casi inexistente. ¿El disponer a nuestro alcance de las herramientas para educarnos nos ha hecho mejorar? La popularidad de programas como Gran Hermano, ciertos youtubers y demás me dice que seguimos igual, aunque todos leemos.

      • Ana dice:

        Tampoco hay que hundirse en la depresión, siempre está el individuo frente a las masas ;-).
        Quiero decir, la humanidad en general sigue siendo la misma, y en todas las épocas y situaciones encontramos individuos que son ejemplos de lo mejor y de lo peor de la humanidad, todo estar en buscar los ejemplos que te dan esperanza e intentar ignorar todo lo posible los que te hacen caer en la desesperación.
        Cuando analizas la evolución de la historia fríamente creo que tampoco hemos ido tan mal, sí, sigue habiendo hambre y escasez en el mundo, pero comparando con un par de siglos atrás, la mejora es muchísima.

      • Mi comentario iba en tono de broma, claro. Tenemos muchas cosas que desde luego no hacen ser muy optimistas, pero hay una por encima de todas ellas: nuestra capacidad de supervivencia y de adaptación. Y como dices, estamos mucho mejor de lo que estábamos hace por ejemplo un siglo en muchos apartados.

  4. Pingback: Teletrabajo y optimismo desaforado (II) | Incognitosis

Comentarios cerrados.