De Ben Affleck tengo una percepción curiosa. Le vi por primera vez hace un montón de años en ‘Clerks’ ‘Mallrats’, pero sobre todo le recuerdo en aquella película estupenda llamada ‘Persiguiendo a Amy’ en la que tenía un papel simpático. Luego, claro (ese mismo 1997, de hecho), llegaría ‘El indomable Will Hunting’, que sería la que le hizo realmente famoso.

El caso es que Ben es un actor lamentable no es un gran actor. A mí no me lo parece, al menos. Es uno de esos que tiene más o menos la misma cara en cualquier escena, pero tengo que quererle un poco: hace muchos años (antes de que llegara mi mujercita a mi vida) un amigo le dijo a una amiga suya con la que me quería liar que yo era igualito a él. A mí, por cierto, me dijo que ella era como Jennifer López.

Aquella historia ya empezaba mal y de hecho acabó antes de empezar. Nada más llegar al garito —Avenida de Brasil, años 90, bares hasta arriba— Jennifer (que no se parecía en nada a Jennifer, pero que debía creerse tan diva como ella) le dijo a Ben casi si mirarle que si podía llevarle el abrigo al guardarropa. Ben le dijo que se lo llevase ella solita y se fue un vodka con naranja. Supongo que a Jennifer (lógicamente) no debí parecerle tampoco ningún Ben Affleck. Mi colega desde luego no era bueno sacando parecidos cinematográficos.

Aquella historia de amor que pudo ser y no fue entre dos celebrities de Hollywood me dejó al menos una anécdota graciosa con la que nos seguimos riendo, y si no fuera por ella echaría pestes de Ben, pero claro, ya no puedo hacerlo a lo bestia.

De hecho años después me reconciliaría de vez en cuando con sus dotes artísticas. Me ocurrió por ejemplo con una peli que se ha convertido en un pequeño símbolo en mi vida. Se llama ‘The Company Men’, y de hecho escribí un post sobre ella en 2011.

Deberíais verla. Y luego recordar a Ben.

En esa película el bueno de Ben representa el papel de un tipo de éxito en una empresa de éxito que vive como un pachá, jugando al golf sin descanso y presumiendo de su estupenda mujer. Un buen mal día se encuentra con que su empresa de éxito le despide, y ahí pasa algo curioso y real como la vida misma: él no acepta que no puede llevar la vida que llevaba, así que sigue presumiendo de su estupenda mujer y sigue jugando al golf.

Vi aquella película con mi mujer y ambos, que somos muy hormiguitas, nos quedamos bastante pálidos al pensar que eso nos podía pasar a cualquiera de los dos. O quizás no, porque como digo somos bastante hormiguitas. Muy de la hermandad del puño cerrado para caprichos. Muy del invierte en aquello que usas. Aún así nos prometimos a nosotros mismos tener cuidado y no fliparnos. No convertirnos en Ben nunca. De hecho hemos acabado usando la frase «estás haciendo un Ben Affleck» para referirnos a esas situaciones en las que estamos flipándonos un poco con un gasto o una situación que no deberíamos asumir.

Eso es muy peligroso, y un hilo en Twitter ayer me recordaba otra vez esa máxima y cómo mucha gente parece no darse cuenta de que son como Ben Affleck. El hilo es terrible, sobre todo porque desde fuera se ve tan clara la solución que parece absurdo que quien está en ella no lo vea claro.

???? Él: 41 años. Médico en el sector privado. 5.000€ netos de media al mes.

???? Ella: 39 años. Funcionaria. Casi 2.000 netos al mes.

Tienen una niña de 6 años.

Y están casi arruinados.

Te cuento: ??

— Nudista Investor (@NudistaI) June 6, 2020

Igual el tipo no ha visto «The Company Men», claro. Igual no se ha acordado de Ben Affleck.

Cuidadín. Y con las Jennifer esas de palo, también 😉