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Cobra Kai y la nostalgia floja

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A pesar de lo que pueda parecer por la página de inicio de Incognitosis, mis patadas del tigre son de pega. Lo cual no quita que siempre haya sentido una afición especial por todo lo relacionado por las artes marciales. Tengo en un pedestal a Bruce Lee y me hubiera encantado ver si podía tumbar a algún crack de MMA (me temo que no), y he pasado mi infancia, juventud y madurez disfrutando de películas de artes marciales que de un tiempo a esta parte parecen escasear.

Sea como fuere, entre las películas que marcaron aquellos años mozos en los que yo era un adolescente impresionable están, desde luego, las de Karate Kid. Sobre todo la primera, menos la segunda y nada la tercera. Con los años uno se da cuenta de que Daniel-san se merecía unas cuantas yoyas más de las que recibió, pero la historia de la primera película tiene un encanto innegable. Facilón, pero resultón. Con unos personajes con más matices de lo que uno esperaría (ninguno es del todo bueno, ninguno del todo malo) y con ese momento torneo que podría ver una, y otra, y otra vez mientras escucho el ‘You’re the best around’. Eso y el combate final y la patada final, absoluto momento álgido de la historia del cine. Y al que me lo discuta, le doy una patada del tigre de verdad.

Quizás algún día cuente en detalle cómo salí del cine de ver ‘Karate Kid II’ flipado y haciendo la técnica tambor a ver si me salía, y quizás ese día hable de cómo mi hermano y yo hacíamos coreografías que ni las de ‘Tigre y Dragón’ cuando éramos peques. Eso queda para otro post, porque hoy quería hablar de ‘Cobra Kai‘, esa serie que acaban de estrenar en YouTube Red y que pude terminar de ver hace unos días.

La serie de 10 capítulos (los dos primeros gratis, los otros ocho a 2,5 € cada uno) es, en pocas palabras, un homenaje simpático, flojo y simplón a la entrega original. La historia tiene muchos paralelismos, y lo cierto es que nos encontramos a unos Johny Lawrence y Daniel Larusso con unas trayectorias creíbles, lógicas. Aquí hay una historieta (o varias) de superación salpicadas con algún que otro romance juvenil, una constante referencia al bullying que sufren algunos colectivos de adolescentes y, claro está, la vieja rivalidad entre Johny y Daniel.

De eso hay mucho, como también hay bastante de guiños a aquella primera entrega (al Sr. Miyagi, que ya murió, y apariciones estelares que prefiero no desvelar) y a sitios y escenarios que parece mentira que se hayan mantenido casi intactos.

Lo que hay es poco kárate, lamentablemente. En la película original era difícil creer que alguien que andaba como Pinocho aprendiera kárate en unos meses, pero ahí estaba el Sr. Miyagi con su sabiduría inmortal y la cosa era mínimamente creíble. En la serie la fantasía roza el absurdo, y aquí tanto las peleas en el tatami como las de fuera del tatami son bastante patéticas. Todas salvo una, diría, que es de lo poquito que salvaría en ese teórico homenaje que una serie de este tipo debería hacerle a las artes marciales. Las coreografías son bastante flojas, como también quienes las ejecutan.

En realidad la flojera está por todos lados, e incluso el vuelco que Johny Lawrence le da a su vida (la serie está mucho más centrada en él que en Daniel) es bastante flojeras también. Todo es artificioso y simplón. Como barato, no sé cómo deciros.

Y aún así, me tragué la serie (los capítulos son de apenas 20 minutos) en dos sesiones. Lo hice probablemente más tratando de buscar un homenaje algo más honroso a la película, esperando que hubiese algo que hiciese justicia a aquellos personajes originales. La serie lo intenta, pero en mi opinión no lo consigue. Tira demasiado de nostalgia y de personajes y tramas facilonas. Verlo con ojos de cuarentón supongo que cambia la perspectiva, pero he revisitado hace poco las tres películas originales con mis niños y no hay color: quitando obviamente la lamentable tercera parte y perdonando una segunda bastante más flojilla, ‘Karate Kid’ sigue siendo para mí una película de palomitas redonda.

La serie, lamentablemente, no lo es. Por cierto, ya está confirmada la segunda temporada. Esperemos que la trama sea algo más oscura, porque le hace falta un toque más dramático a este nuevo intento por tirar de la nostalgia y hacerlo con una flojera demasiado patente.

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2 comentarios en “Cobra Kai y la nostalgia floja

  1. Eapendergast dice:

    Yo voy por la mitad y me está entusiasmando. Ese capítulo 5 dedicado al gran Miyagi es sensacional. Por lo que dices me temo que me queda lo peor, pero bueno, seguiré viéndola.

    Un saludo!!!!

Comentarios cerrados