Vuelvo con otra de las pequeñas tradiciones que surgieron como quien no quiere la cosa en Incognitosis pero que van cumpliendo añitos. Es el caso de este último post del año en el que aprovecho para despedirme de estos 365 días con un breve resumen personal y profesional.

El año ha estado marcado por un cierre de etapa importante: se acabó el 100 Montaditos, un negocio cuyo balance ha sido negativo en todo. Económica, personal y profesionalmente. Aquello parecía estar maldito desde el primer momento, y el problema fue que la ilusión nos cegó a mi hermano y ex-socio y a mí. Teníamos que haber salido antes, pero lo importante es que por fin hemos salido.

En lo profesional no ha habido cambios: sigo haciéndome famoso (atentos a esto, por ejemplo), pero rico, lo que se dice rico, va a ser que no. En parte eso me ha llevado a intentar tener alguna fuente de ingresos paralela y buscar salidas por aquí y por allá: la campaña de Patreon sigue en Incognitosis (podéis apuntaros cuando queráis, no seáis tímidos), aunque he paralizado lo de los micropagos para no dar demasiado el tostón y parecer un pedigüeño. Sigo escribiendo regularmente en The Unshut en inglés, y como sabéis la guía de compras de móviles tuvo este año otra edición que se ha vendido algo mejor que la del año pasado.

Todos estos experimentos van dejándome claras algunas cosas, y en algún momento acabaré por tomar decisiones curiosas. Hay perfilados cambios en el futuro de Incognitosis y también en otra idea que tengo para este 2017, así que agarraos a los machos. De momento ahí lo dejo.

En Incognitosis este año he escrito algo menos (252 entradas, fueron 280 en 2015 y 292 en 2014), pero he logrado mantener el tráfico y de nuevo rondo los 500.000 usuarios únicos en todo el año, una cifra modesta en términos globales pero que no está nada mal para un modesto blog como el mío: de media sale que cada día pasan por aquí algo más de 1.250 personas, que no está nada mal. Aquí mención especial para mis patrones (alguien me dijo que no se apuntó a Patreon porque lo de «patrón» le suena fatal), mecenas o como queráis llamaros y a los que siempre estáis ahí comentando: como siempre ocurre en estos casos, dar nombres es peligroso porque puedes dar impresiones falsas: los que estáis perennes ya sabéis de qué hablo, así que de nuevo, gracias. También agradecimientos para los que pasáis por aquí de cuando en cuando, por supuesto. Al final cada uno participa como puede y quiere, así que insisto,  gracias por hacerme compañía.

En lo personal, año bastante dulce aunque como en todo haya cosas mejorables. Gente que va, gente que viene y gente que (afortunadamente) siempre está. Y para disfrutarlo y soportarlo todo, mi pequeña Sally. TALT. Y mis dos milagros personales, que dan sentido a la vida un día sí y otro también y de los que probablemente me arrepienta de no escribir cosas como esta más a menudo. Lucía, Javi: si me leéis algún día dentro de unos cuantos años, que sepáis que aquí suelo escribir solo de tontadas. Lo importante no lo comparto, y puede que ahí peque de egoísmo, pero así soy yo. Me lo guardo para mí.

No soy de hablar de cosas íntimas por aquí, y si lo hago es en tono de broma y poniendo a Harry y Sally como protagonistas. Ese, por cierto, ha sido otro de los descubrimientos del año, y espero poder escribir muchas más historietas con esta pareja tan estupenda y simpática. De hecho eso me sirve para ir algún día a por otro de los objetivos: escribir una novela de la que tengo un potencial título bastante chulo, pero nada claro en su desarrollo. Veremos si sale algo en el futuro… o no.

Solo me queda desearos a todos los que me leéis que paséis (o si leéis esto más adelante, que hayáis pasado) una noche estupenda, pero sobre todo os deseo un feliz 2017. Uno con mucha, mucha, mucha salud, dinero y amor.

Nos vemos por aquí.