Tecnología

Revisitando Star Wars (3/6)

·

Qué bien se revisitan estas pelis en buena compañía. Esta vez tocó hacerlo con mi vecino preferido y con un conocido (¡ja!) que nos invitó a su casa a disfrutar del Episodio III en su proyector 1080p. Bien por la calidad de imagen, no tanto por la de sonido -aquí nos falta un sistema de audio envolvente, no se puede tener todo- y una recomendación: si vais a ver estas pelis, no lo hagáis en sofás que parecen pequeñas cámaras de tortura. Probablemente esa fue una de las razones por las que en lugar de quejarnos, mi vecino y yo decidimos sabiamente ir comentando la peli de cuando en cuando mientras nuestro anfitrión -el que en la segunda se quedó tupi 8 minutos (10 según otras mediciones)- se quejaba. No sé de qué: estoy pensando en grabar esos chisposos y acertados comentarios y hacer una edición especial para que todos disfrutéis de esa cadena de audio como opcional si revisitáis la saga como yo. Ideaza.

Pero vayamos al comentario de una peli que comienza como terminó la anterior: con efectos digitales. A Lucas está claro que le quedó un trauma en la trilogía original con tanta maqueta y tanta marioneta, porque la batalla espacial con la que se inicia Star Wars Episode III: Revenge of the Sith es como un gigantesco videojuego. Uno muy logrado, eso sí: habían pasado seis años desde la primera entrega, así que los avances en efectos digitales seguro que hicieron que Lucas decidiese aprovechar toda esa capacidad para volver a adulterar la entrega con un exceso de efectos que hace imposible captar tantos detalles.

Sea como fuere y por si hay impacientes, tengo que decir que esta es la mejor de las tres películas. Eso no significa demasiado teniendo en cuenta los dos primeros truños, pero el caso es que no está tan mal. Curiosamente no recordaba prácticamente nada de la peli: creo que debí quedarme tan traumatizado con esta trilogía que solo la vi una vez para luego tratar de olvidarla por la sensación general.

ep3

A esa sensación contribuye el primer personaje absurdo de la saga: el General Grievous, que por alguna razón lleva capa (¿pudor?) y que por alguna otra también tiene un catarro del copón. Un robot. No es especialmente creíble que a estas alturas de la evolución tecnológica humana en la peli un robot -con órganos artificiales, parece- pueda tener catarro, pero de tenerlo quizás le hubiera venido bien un Inistón (¿droidistón?) antes del rodaje. El detalle distrae, y hay robots mucho más malos en la historia del cine que no necesitan esos estúpidos rasgos para demostrar que su inteligencia artificial es inquietante. Incluso la prota de Her daba más miedo.

No es el único desaguisado, porque hay también varios desaciertos en el desarrollo de la trama. Todo muy forzado y demasiado rápido en esa transición de Anakin al lado oscuro, por ejemplo. Para empezar, el combate con el Conde Dooku. El pobre Christopher Lee, que en la segunda logró hacer frente nada menos que a Yoda, cae de forma sorprendentemente fácil ante Anakin (“ahora soy el doble de poderoso“, frase estúpida del guión), que además se lo carga sin contemplaciones a petición de Palpatine, que en esta peli flojea considerando su papel. Mucha sobreactuación para mi gusto.

A partir de ahí, algo de coherencia en la historia. Amidala y sus ensaimadas -homenaje a Leia- reciben a Anakin con la noticia de que está embarazada -aquí las bromas sobre la concepción son demasiado fáciles, así que las omitiré- y empiezan las pesadillas sobre el futuro que inquietan a Anakin y que condicionarán su decisión final. Al chico le preocupa que Amidala, de nuevo en exhibición constante de modelos y peinados de lo más originales (y ridículos). No sé si será por exigencias del guión o por la profesionalidad de Natalie Portman, pero en esta peli a la chica se le pone cara de pan gallego. Pierde enteros como buena embarazada -excepto mi santa esposa, of course– mientras Anakin va haciendo más y más migas con Palpatine, que también en esta fase de la peli está más convincente.

De hecho aquí Palpatine tiene su conversación más prometedora. “Good is a point of view, Anakin“, le dice (una de las frases de la trilogía, a mi juicio), para que luego Anakin defienda la postura Jedi de forma contundente. Pero luego Palpatine salta de conversación para contar la historia de Darth Plagueis, el Sabio -el enlace lleva a un interminable artículo en la Wookieepedia, una muestra asombrosa del mucho tiempo libre que la gente tiene en su vida-, que fue el encargado de entrenar precisamente a Palpatine (que a estas alturas ya todos sabíamos de sobra que era Darth Sidious, el futuro emperador de la saga original). La historia que le cuenta a Anakin mola porque precisamente da pie a que este crea que sus visiones de futuro pueden solucionarse, pero también porque yo diría que abren las puertas a alguna futura precuela si es que Disney quiere tirar por ahí. Quién sabe.

yoda

Luego llegan más batallas efectistas de robots y por ejemplo otro homenaje a la saga original con la visita de Yoda al mundo de Chewbacca, de quien ya era colega por lo visto porque los wookiees viven mucho. De hecho la ya citada Wookieepedia lo deja claro: pueden llegar a los 400 años, qué cosas. Mientras, Obi-Wan se pone en marcha para encontrar al General Grievous, y como no hay mejores medios de transporte se monta en un bicho mitad dragón mitad periquito que debe ser pariente lejando de Jar-Jar por los insportables grititos que da constantemente. La lucha con los sables láser con este mola, pero a bote pronto sorprende que a un robot le dejen empuñar esas armas.

A partir de ahí los acontecimientos se precipitan, y llega una de las escenas críticas de toda la epopeya: la que hace que Anakin se someta a Palpatine después de que este se cargue a tres jedis a las primeras de cambio y esté a punto de cascarla ante el maestro Windu. Aquí, por cierto, la pelea es patética, pero patética de verdad con un Palpatine poniendo caras lamentables y un Samuel L. Jackson que de nuevo no pega ni con mocos. Supongo que aquí la idea es que veamos que en realidad Palpatine se ha dejado ganar para forzar a Anakin a defenderle y, por fin, dar el salto al lado oscuro.

Pero esa rendición es tan rápida, tan absoluta, tan contundente, que le deja a uno frío. Cierto que desde que el repelente niño Vicente apareció en el Episodio I este ya apuntaba maneras, pero que de buenas a primeras decida que sí, que el rollo malote de Palpatine es el chulis, no acaba de cuadrar. Y todo para salvar a Amidala, cada vez con más cara de magdalena. La escena, que debía ser un hito absoluto en la trilogía, es decepcionante.

Esa escena da pie al despiporre de furia, luz y color. Anakin y las tropas dron se encargan de cepillarse a cuanto Jedi se encuentran por su camino y no dejan a salvo ni a los pobres mini-jedis, algo que es lógico ahora que ya es un malo oficial pero que aún así igual podían haber obviado. Y luego llega el momento definitivo para el que nos preparaba el Episodio II. Darth Sidious le coge el gustillo al momento holograma y les dice a las tropas aquello de que ejecuten la “orden 66”. (Qué fallo, Lucas. Tenía que haber sido la 666, ¿no?)

Hay que reconocer que el momento en que los clones se vuelven contra la federación es lógico y hasta previsible, así que poco que objetar al nacimiento de ese gigantesco ejército de esta nueva república oscura pero en la que irónicamente los soldados tienen armaduras blanco nuclear.

anakin2

Es en ese momento en el que se producen los dos grandes combates de la trilogía. El de Anakin con Obi-Wan, el más currado de todos -incluyendo al que tenía como prota a Darth Maul- y el de Yoda contra Darth Sidious, menos efectista y potente de lo que uno hubiera esperado (antes del Episodio II al menos) porque volvemos al momento saltimbanqui y a una medio-derrota curiosa de Yoda. Este último es como digo muy regulero, pero Obi-Wan y Anakin salvan la papeleta con un combate singular. Uno que además resuelve esas dudas sobre la forma en la que Anakin había perdido las extremidades y estaba tan desmejorado debajo de la máscara cuando por fin la vemos en el Episodio VI.  Es en ese momento cuando Anakin revela de verdad y naturaleza y llega también la desesperación de un Obi-Wan, que por fin nos (me) reconcilia con el personaje, sobre todo cuando grita aquello de:

You were the chosen one! It was said that you would destroy the Sith, not join them! Bring balance to the force, not leave it in darkness!

Ese para mí el momentazo de la peli y de la trilogía. El que le salva los papeles un poco a George Lucas que por fin encaja un poco las piezas de ese puzzle que todos queríamos ver resuelto en pantalla. Esa solución del puzzle también está bien resuelta por ese momento en el que simultáneamente nacen Luke y Leia y se produce esa primera exhalación de Darth Vader. .

Precisamente ese es el acierto de Lucas. El de cerrar el ciclo sin sorpresas, poniendo en imágenes aquello que todos sabíamos desde hace décadas. Lo hace además con algo menos de efectismo y centrándose en lo que se tenía que centrar: en dejar cabos atados: adiós a la pobre Amidala-cara-de-pan, hola a Luke y Leia, pero por separado, y hasta luego a un Yoda que tiene que exiliarse para esperar tiempos mejores.

Por cierto que aquí sí que tenemos sorpresa: Yoda le encarga a Obi-Wan ir a Tatooine a echarle un ojo al pequeño Luke, pero además le suelta que Qui-Gon ha logrado descubrir “el camino a la inmortalidad“. No entiendo muy bien qué significa eso y qué implicaciones puede tener (que yo recuerde, ninguna en la trilogía original), pero ahí queda eso.

darth1

Y por fin, cierre de trilogía con tres imágenes clave que yo hubiera invertido. Primero, Darth Vader y Darth Sidious contemplando las primeras fases de construcción de la Estrella de la Muerte (que parece que tarda en hacerse lo que El Escorial). Segundo, Leia llegando a Alderaan para convertirse en princesa de cuento (galáctico). Y tercero, Luke llegando a Tatooine, donde se aburrirá como una ostra durante unos cuantos años. Yo hubiera cerrado con la imagen de Vader y el emperador, pero bueno, se le puede dar un pase. Por fin una peli de la Guerra de las Galaxias que se puede ver. Ele. (Nota editada tras ver las seis)

Nota IMDB: 7,7/10

Mi nota: 6,5 5,1/10

Otros posts de esta particular serie:

  1. Revisitando Star Wars (1/6)
  2. Revisitando Star Wars (2/6)
  3. Revisitando Star Wars (3/6)
  4. Revisitando Star Wars (4/6)
  5. Revisitando Star Wars (5/6)
  6. Revisitando Star Wars (6/6)

 

Suscríbete a Incognitosis

¡Recibe en tu correo las nuevas entradas!

Standard

14 thoughts on “Revisitando Star Wars (3/6)

  1. Algunos apuntes breves: por una parte, lo de que sorprende que dejen a un robot empuñar un sable láser tiene una explicación, Grievous no es en realidad un robot. Originalmente era una persona, pero un combate lo dejó destrozado y al borde de la muerte, logró sobrevivir pero tuvieron que reconstruir su cuerpo y convertirlo en lo que es en la película. Supongo que eso también explica lo del catarro.
    Por otra parte, lo de el camino de la inmortalidad de Qui-Gon creo que quiere decir que puede hacer apariciones en forma de fantasma, igual que Obi-Wan, Yoda y Anakin en la trilogía original.
    En cuanto a lo de que Anakin mate a los padawans niños, dices que se lo podrían haber ahorrado, yo creo que es de lo mejor de la trilogía, le da dramatismo real a la escena, muestra la crueldad del lado oscuro, aparte de que es necesario que mate a los niños para acabar con la orden.

    • Okercho says:

      Venga, desatemos nuestro lado friki! 😛

      En las sagas de las guerras clon (las series de dibujos que han ido explicando un poco que pasó entre el episodio II y el III) se nos muestra que Grievous era un General al que el lado oscuro engañó para que se uniera a la causa separatista, haciéndole perrerías varias con «accidentes» y «desgracias» (creo recordar que mataron a su familia y forzaron un accidente de la nave en la que iba) por las cuales terminó con su cerebro y órganos en una armadura de metal.

      Respecto al catarro, me temo que eso es culpa de Obi-Wan, en uno de los encuentros con Grievous, usando la fuerza aplastó la coraza que cubría los pulmones, dejándoselos por lo que se ve, bastante tocados.

      Con respecto al camino de la inmortalidad, efectivamente se refiere al tema de que se aparezcan como «espíritus», cosa que primeramente hace en Hoth Obi-Wan al aparecérsele a Luke, y luego en Endor Yoda, Anakin y Obi-Wan.

      Respecto a la orden 66, la rumorología (que cosas, rumores y especulaciones en una película xD) dicen que el 6 viene por la sexta letra del alfabeto (F) y que significa FF=Friendly Fire… pero no está «confirmado» ese extremo 🙂

      Saludos!

  2. Daniel says:

    Sin duda, lo mejor de la peli (y de esta trilogía) es el combate entre Anakin y Obi-Wan, el bien y el mal. Lo demás es, siendo condescendiente, mejorable.

    Anakin transmite menos sentimientos que un salmonete en el mostrador de una pescadería…

    Yo esperaba haber visto la ira desatada cuando encuentra a su madre muerta. Tenía que haber sido un momento épico, dramático y transcendente que mostrase a las muy claras su naturaleza oscura. Y Lucas va y oculta la prueba esencial del mal rollito de jedi siniestro… Mal, George, muy mal.

    Eso sí, Obi-Wan, nunca te perdonaré que no hubieras asestado el golpe de gracia a Anakin. No por salvar miles de galaxias de la opresión del reverso tenebroso, sino porque no se abandona ni a tu peor enemigo desmembrado al borde de un volcan para que la lava lo consuma lentamente. Es cruel e innecesario.

    La muerte, en ocasiones, da paz incluso a quien la sufre. Obi-Wan se deja llevar por la pasión e ignora uno de los pilares fundamentales de La Fuerza, que es la luz que ilumina el camino recto: la compasión por el enemigo vencido.

    En fin, voy a postularme como revisor de los guiones de las dos últimas pelis, jejeje… 😉

    • El combate es efectivamente chulo, y aquí debo defender un poco al pobre Anakin que aunque no es un crack de la interpretación, mejora en esta última. Lo de la madre es un fallo, como curioso lo que dices de que Obi-Wan no acabe salvándolo. Es raro.

      • Daniel says:

        Salvándolo o ejecutándolo con un golpe de gracia. Sería igual de compasivo o incluso más. Eso sin contar con los millones de habitantes de Alderaan, por decir algo ;).

  3. RFOG says:

    Dos cosas:

    Yo creo que el Grievous no es un robot sino un cerebro, una médula espinal, unos pulmones y un corazón roñoso envuelto en algo como un exoesqueleto. Justo al revés de lo que comentas.

    Y lo que clama al cielo, pero mucho, es cuando la princesa está pariendo y sale el primero y luego el robot dice que hay otro y todos se sorprenden, como si en plena época imperial eso de las ecografías y los ginecólogos no existieran.

  4. Manuel says:

    En la Wikipedia tienes la historia completa del General Grievous, explicación sobre su tos incluida. Por lo demás, coincido contigo, es la mejor de esas tres pero tampoco es un peliculón.
    La ultima hora salva el esperpento anterior aunque muy por los pelos. Y para mí la escena de los mini jedi sí es necesaria, pues muestra la falta total de humanidad del personaje y la obediencia ciega a su maestro sith.

Comments are closed.