Tecnología

Si no puedes con tu enemigo, cómpratelo

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Lo he intentado evitar, pero la noticia de última hora (española) de ayer merece su sitio por estos lares. Ya andaba casi camino de la camita cuando me enteré de la compra de WhatsApp por parte de Facebook, un ¿sorprendente? movimiento por parte de la empresa fundada por Mark Zuckerberg tanto por el paso en sí –ellos ya tenían FB Messenger– como por el absolutamente increíble precio que han pagado.

Diecinueve mil millones de dólares. Lo pongo en letra, que es como más auténtico. Mola más aún en inglés porque ellos usan sus billions a diestro y siniestro por esa manía de usar una notación diferente –cuánto periodista no se entera de esto, por cierto–, pero da igual: la cifra sigue siendo mareante. Por supuesto, el primer debate que surge es el de si WhatsApp vale esa cantidad de dinero. Resulta difícil justificarlo en términos económicos: las cuentas simplemente no salen.

WhasApp tiene 450 millones de usuarios actualmente, pero su crecimiento parece aún tener margen. Aun imaginando que llegase, por poner un ejemplo, a 1.000 millones de usuarios, ese eurito que pagamos anualmente –algunos dicen que Facebook hará ahora gratuito el servicio– haría que los ingresos anuales de WhatsApp fueran de 1.000 millones de euros, a los cuales habría que restar los gastos operativos, que no deben ser pecata minuta. Sea como fuere, pasarían unos 15 o 20 años siendo muy optimistas para que la inversión fuese rentable. Toda una vida en Internet.

Así que si las cuentas (económicas) no salen, ¿cuál ha sido la razón para comprar? Pues una muy simple: a pesar de los pesares, WhatsApp se ha convertido en el estándar de facto –bueno, uno de ellos– en el mundo de la mensajería instantánea, y ninguna propuesta por el momento ha logrado robarle la cartera a pesar de ofrecer prestaciones superiores. De hecho, el escenario de las redes sociales me recuerda al de la propia mensajería: WhatsApp se ha vuelto lo suficientemente bueno, como ya en su día lo hizo Facebook. La gente no quiere alternativas. Y los móviles mandan. Y, sobre todo, el tiempo corre.

Así que en la empresa de Zuck parecen haberse dado cuenta de que a la gente le gusta su rutina, y que por mucho que intentes crear una buena alternativa de cero para competir con tu enemigo, al final lo que suele colar es comprártelo. Facebook ha ido aprendiendo de sus errores, y ha ido tirando de talonario para comprarse enemigos (potenciales o reales), siendo el caso (anterior) más sonado el de Instagram. Ahora hace lo propio con WhatsApp, porque tanto en un caso como en otro parece claro que la batalla estaba perdida.

De hecho, ha habido muchos análisis durante estas últimas horas, pero el mejor de todos en mi opinión ha ocupado exactamente 73 caracteres. Es todo lo que ha necesitado Benedict Evans para darle sentido a esa adquisición.

Facebook is being pretty aggressive in making sure it’s the next Facebook

Ahí le has dado, Ben. Y yo aquí enrollándome.

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8 comentarios en “Si no puedes con tu enemigo, cómpratelo

  1. Miguelo dice:

    A mi me da la impresión de que Facebook ha comprado, además de 450 millones de números de teléfono, una especie de «plan de pensiones». Se viene diciendo que la red social está de capa caída y que el número de usuarios va decayendo, así que a mi modo de ver la jugada maestra dentro de esta operación ha sido empaquetar 12.000 millones en acciones de Facebook, ahí es nada. El tiempo, y el valor de esos paquetes de acciones dirán si la compra ha sido un éxito. Recuerdo una conversación con un amigo analista de un fondo de inversiones que me decía que él no metería ni un céntimo en energías renovables, Bankia, ni Facebook. Amén.

  2. Pingback: Incognitosis de fin de semana (II) | Incognitosis

  3. Daniel dice:

    Tenía guardada esta noticia y no fue hasta hoy que pude leerla (y creo estoy con Miguel en que te has mojado poquito). El caso en cuestión es que quería hacer un apunte con respecto a las cuentas que has hecho para Facebook porque, sí, está claro que así no salen. Confío en (y permíteme, sé) que no eres tan ingenuo como esto. No soy ningún experto en «ganancias Facebook», y desconozco si WhatsApp lo hacía, pero está claro que el eurillo al año no va a ser todo ll que Facebook saque de su nuevo juguete. Quieren nuestra vida, nuestra información, nuestras tendencias y potenciales intenciones, para -minería de datos mediante- hacer de nosotros los compradores de los productos que publicitan, y sabe Dios qué más. Publicidad dirigida, en resumen, e inversores con intereses afines.

    Eso a un lado, y a pesar de haber pagado en una ocasión por WhatsApp, no cuenten con mi euro, con mi vida, ni mis datos. Nunca llegaré a entender el movimiento de masas, en un acto cuasi masoquista, de despreocupación sobre la propia privacidad y privación de la libertad, hacia plataformas que «juegan sucio» como Facebook, sobretodo existiendo alternativas. Supongo y espero (no mucho) que es por desconocimiento, y no tanto por dejadez; aunque es en cualquier caso un problema de fondo de educación, bajo mi prisma.

    Para acabar, espero con todas mis fuerzas que haya sido la mayor metedura de pata de la historia de esta empresa, y el despliegue de la gente hacia aplicaciones alternativas (es increíble, casi todos mis contactos, incluso los mas insospechados, se han aparecido ya por Telegram) se acelere a costa de la compra, vaticinando la gente la que se avecina.

    Por cierto, que -y de esto sé aún menos- los hay que piensan que existe al final del túnel alguna relación entre esta adquisición y la que se está montando en Ucrania, de donde es originario Jan Koum, cofundador de WhatsApp.

    • Bueno, está claro que esa nueva fuente de información es muy jugosa para Facebook, pero no creo que la gente se pare siquiera a pensar en ello. De la última teoría de la conspiración ya no puedo hacer comentarios, se escapa de mi alcance :/

  4. Pingback: Enlaces de la semana (VIII)

Comentarios cerrados.