Cada vez juego menos. La falta de tiempo es la razón principal, pero también hay otro componente sorpresa: tampoco tengo demasiadas ganas. Ni siquiera tenía pensado comprarme la Xbox One, pero esa oferta con el FIFA 14 –el único título que me ha logrado mantener pegado a la tele/proyector de cuando en cuando– fue demasiado tentadora. La experiencia por ahora ha sido bastante light (post al respecto más adelante), y de ello tiene culpa precisamente un FIFA 14 al que no le cojo el tranquillo ni para atrás. Defender se ha vuelto imposible cuando ya le había pillado el truco en el 13 (que ya lo complicaba bastante), y cuando ataco parece que las defensas contrarias prevén todas mis intenciones. Ya sabéis la sensación: la de que al otro lado hay un niño ruso de 12 años que sabe algo que tú no sabes y se está riendo en tu cara. Porras. Basta de llorar.
Y entonces llegó Titanfall, el juego que ha sido calificado como el primer vendeconsolas de esta nueva generación de Microsoft. El finde abrieron la beta, y ayer por la noche me reservé un ratito para darle a los botones un rato. Ya había leído algún que otro artículo previo, así que estaba avisado: Titanfall es un FPS diferente. Y lo cierto es que el juego cumple a nivel técnico de forma brutal. Fluido, gráficos y sonido tremendos, y una avalancha de información infernal que hace que una vez estás dentro la sensación de acción sea total.
De hecho, quizás demasiado total para mi. Los FPS nunca han sido muy de mi palo, probablemente porque siempre he sido un paquete con estos juegos. Ya era malo con ratón y teclado, y con el mando de la Xbox la cosa roza la ineptitud total. Supongo que es una mera cuestión de práctica, pero el Gears of War y el Halo siempre me han echado para atrás por eso. Así que cuando leí lo de que los malos a los FPS se divertirían con Titanfall, me animé.
Y las cosas son más fáciles, desde luego, más divertidas. Las partidas online para las que el juego parece totalmente pensado son todo un frenesí de tiros para arrriba y para abajo, y eso de mezclar los titanes con los pilotos –cada uno con sus ventajas y desventajas claras– es todo un acierto. Aún así, no doy pie con bola, y con tal avalancha de información me veo como un pato mareado. Me quedo atontado viendo las repeticiones de cada vez que me machacan antes de cada respawn, y dándome cuenta de que si me tocase ir a un conflicto real lo tendría realmente crudo. Supongo que como en todo, la práctica hace la perfección, pero de momento mi impresión es que en TitanFall los paquetes seguiremos siéndolo.
Maldición.