En febrero de este año recibí el Newman N2, un terminal que en aquel momento era una de las opciones más atractivas del mercado chino. Los fabricantes de segundo nivel llevan meses (quizás años) demostrando que los móviles buenos, bonitos y baratos son posibles, y pude comprobarlo con este smartphone. Lamentablemente, pocas semanas después el Newman N2 se cayó al suelo y la pantalla se resquebrajó, así que prácticamente lo daba por perdido.

Siendo un móvil chino el tema de la garantía era básicamente inexistente. Pregunté a los responsables de la tienda donde la compré si sería posible la reparación y me dijeron que sí, pagando 40 dólares y encargándome del envío. No tenía mucho que perder, así que probé suerte. El terminal tardó aproximadamente un mes en llegar, y lo tuvieron prácticamente mes y medio bailando por allí. Durante dos o tres semanas ni siquiera era posible conseguir respuesta de los mismos que habían prometido repararlo sin problemas, así que supuse que mi pequeña aventura china había acabado allí. Pero no. Poco después darían señales de vida, confirmando que hiciera el pago de los 40 dólares y que el móvil me sería enviado pocos días después.

Dicho y hecho. El móvil llegó el pasado 6 de agosto a mis manos, casi 3 meses después de que lo enviara por correos. Y como suponía, no era el mismo móvil. Simplemente, lo cambiaron por otro Newman N2 con distinto número de serie, y que quizás era un modelo ‘refurbished‘. Sea como fuere, de momento no tengo demasiadas quejas. El terminal sigue funcionando tan bien como cuando lo recibí por primera vez hace seis meses, y además he podido aprovechar para probar algunas ROMs bastante más maduritas que las que instalé en su día (por ejemplo, MIUI v5 3.8.2, que eso sí, traga batería a tope).

Por supuesto, estar tres meses esperando a que te arreglen el móvil no es viable: el smartphone, que en realidad iba a usarlo mi mujer, fue reemplazado por un N4, que sigue siendo su smartphone actual. El N2 queda de momento reservado para pruebas varias con ROMs y aplicaciones –yo llevo tiempo con un iPhone 5 en periodo de cesión de larga duración–, pero puede que en un futuro próximo trate de venderlo si no le saco partido. Gajes del oficio, supongo.