Tenía medio pensado escribir sobre el pequeño debate de las armas fabricadas con impresoras 3D hasta que hace un ratito me he leído el análisis de GigaOm, que como siempre suele ser acertado de principio a fin, y que me ha decidido a ponerme a aporrear el teclado. La primera frase del resumen deja clara mi opinión al respecto, que es la misma que he indicado en el título.
La tecnología, por sí misma, no es ni buena ni mala. Solo es una herramienta.
Es lo que demuestra el citado artículo destacando dos casos extremos. En primer lugar, el inevitable caso de la primera arma fabricada con una impresora 3D, Liberator. En segundo, el del usuario que utilizó este mismo sistema para modelar una prótesis de una mano que le ayudaría a trabajar después de haber perdido cuatro dedos en un accidente.
Este último invento, llamado Robohand, es el que no sale (de momento) en las noticias. No tiene tanto tirón como el debate sobre las armas que siempre distrae la atención sobre la cuestión principal, que es precisamente cómo nos puede ayudar esta tecnología, que algunos califican como la gran revolución tras Internet.
Y desde luego, puede que lo sean, porque como han demostrado estos dos pequeños ejemplos, las impresoras 3D parecen tener posibilidades casi limitadas. Que sean buenas o malas acabará siendo tan solo una decisión de quien quiera aprovecharlas, pero a bote pronto a mi solo se me ocurren todo tipo de chorradas útiles (e inútiles) que imprimiría con una de estas, que probablemente sean el sueño de cualquier aspirante a sucesor de Edison.
Cada vez que leo un artículo demonizando la impresión 3D me viene a la mente la imagen de un niño diciendo a un policía ‘¡ Quiero denunciar la posesión de un cuchillo para pan por parte de un panadero !’; no tiene ningún sentido, pero es que tampoco se lo encuentro a esas críticas.
Es obvio, las cosas, las herramientas por si solas no pueden ser buenas o malas. Solo es susceptible de tal condición el ser humano que maneja esa herramienta.
Estamos de acuerdo que algún crimen a lo largo de la historia ha habido con martillos o destornilladores, y no se han prohibido.
Exacto, claro ejemplo son aquéllos que todavía creen que Internet es para perder el tiempo en Facebook y Messenger; incluso, fuera de bromas sería interesante una encuesta para ver qué se le viene en la mente a la sociedad en general cuando le mencionan Internet y sus usos je je je…
Del mismo Internet se dicen muchas cosas malas: abusos de toda clase, engaños, robos de identidad… El punto clave creo que seguirá siendo siempre la educación.
La verdad, me hacen gracia esos cacharritos, aunque no se me ha ocurrido nada al respecto de en qué emplearlos. Ahora me dejaste con la intriga de saber cuáles son esas cosas útiles (e inútiles, por supuesto, que seguro que son las más divertidas) que imprimirías.
«Las pistolas no matan, son las personas que las usan quienes matan»
O dicho de forma geek:
«Guns don’t kill people, lags do» (lo vi en una camiseta en una party xD)
En cualquier caso, las armas son, en todos los casos para hacer el mal? Es decir, para matar o intentar hacer daño a otras personas?
Por supuesto que no.
De todas formas, cuál es la opinión del personal, acerca de que esté prohibida la posesión de armas en algunos países y en otros no?
Está bien prohibir las armas?
Qué gran iniciativa la de Richard Van As y su Robohand. Me parece el ejemplo perfecto del uso positivo de la tecnología. ¿Y qué la noticia no sale en ningún sitio…? Pues habrá que difundirla 😉
En este sitio hay miles de modelos en 3D para descargar.
http://www.yeggi.com/
Me parece incríble poder por ejemplo hacerme mi propio soporte par el coche para mi iphone o una carcasa personalizada para protegerlo.