Hace tiempo que diversos organismos y empresas tratan de luchar contra la piratería con ofertas que van en la dirección que teóricamente muchos usuarios demandan: la de unos precios más justos que permitan acceder a esos contenidos más fácilmente.

Primero ocurrió con la industria de la música en Internet, cuando a finales de 2007 se produjeron movimientos de grupos como Radiohead o Nine Inch Nails que permitían a los usuarios comprar directamente la música en Internet sin intermediarios y a un precio que los propios usuarios decidían. El experimento no pareció funcionar muy bien, porque pocas bandas siguieron esos pasos, y poco a poco todas han ido cayendo en el redil de las discográficas y los contratos con sitios como iTunes o Amazon para la distribución de sus trabajos por métodos algo más tradicionales.

Ahora ese intento se ha extendido al mundo de los videojuegos, donde los precios se han disparado para situarse en una media de unos 60 euros para los títulos novedosos tanto en consolas como en el PC. Es un precio desproporcionado a mi entender, y eso ha incitado a que muchos traten por todos los medios de apuntarse a todo tipo de métodos para poder jugar a copias «pirata». Y eso por llamarlas de algún modo, aunque el que juega con una copia pirata no es en sí mismo un pirata/corsario/bucanero, aunque ayude a los que comercializan esas copias.

Sea como fuere,ahora comienzan a tratar de implantarse otros modelos de negocio, como el que ha ofrecido la empresa Wolfire Games con su «Humble Indie Bundle«, un pack de cinco juegos «independientes» que incluían el famoso World of Goo entre otros y que la gente podía descargar pagando simplemente la cantidad que ellos quisieran.

El experimento, dicen en TorrentFreak, ha tenido un gran éxito: se han descargado estos juegos -disponibles para Windows, Mac OS X y Linux- en más de 80.000 ocasiones y se han ingresado más de 680.000 dólares. Una de las peculiaridades se presenta al mostrar los datos sobre las distintas plataformas: la «donación» media de los usuarios de Linux fue de 14,01 dólares, mientras que los usuarios de Windows pagaron de media 7,31 dólares por el pack.

Al margen de que los linuxeros seamos más generosos en estas lides -que lo somos, je- también hubo otro dato casi esperable: el 25% de los que descargaron el programa no pagaron ni un duro por ese pack, y simplemente se aprovecharon de que los desarrolladores permitían esa descarga sin pago alguno (salvo por las posibles tobas de las conciencias de cada quién).

Las conclusiones de TorrentFreak son lógicas: hay gente que realmente no tiene los medios para permitirse este tipo de compras, y hay quien ni siquiera tiene acceso a una tarjeta de crédito -como los menores- con las que aportar su granito de arena. Y esto debería servir de pequeña lección para las grandes de la industria, que siguen apostando por un modelo que les hace ganar mucho dinero, sí -la industria de los videojuegos ya es desde hace tiempo más importante que la del cine en ingresos-, pero que también fuerza a muchos a piratear sus consolas y juegos para poder disfrutarlos sin tener que hipotecar sus casas para ello.