Los que me leéis ya desde hace tiempo sabéis que aunque soy un fan de Linux tengo una mente bastante abierta en lo que se refiere a otras alternativas. De hecho, hace un año y medio que escribí aquel post llamado «Windows Vista mola» en el que argumentaba las razones por las que aquel sistema operativo consiguió convencerme tras la aparición del SP1.

También hablé en el pasado de Windows 7, y aunque sigo manteniendo la opinión de que este sistema operativo no es más que un SP3 de Windows Vista (o como dijo alguien en los comentarios, Vista era en realidad Windows 7 Alpha), he de reconocer que Microsoft podría lograr que al fin olvidásemos a Windows XP como el mejor sistema operativo de su historia para usuarios finales.

Llevo usando Windows 7  (la mayoría de capturas de este post están tomadas de Engadget y su fantástico análisis reciente de W7) desde las primeras compilaciones que aparecieron en Internet, y también instalé las versiones públicas, tanto la Beta como la RC. Windows 7 RTM apareció el pasado 6 de agosto para desarrolladores y miembros de MSDN y TechNet, pero claro, su aparición en redes P2P era de esperar y a los pocos días ya tenía la imagen ISO en mis manos. Y como no podía ser de otra forma, la instalé.

Aunque los cambios respecto a la Beta o la RC son prácticamente inapreciables, debo decir que Windows 7 se ha convertido en un desarrollo sobresaliente. No encuentro defectos relevantes -de hecho, trabajo muy rápido con este SO- aunque hay algunas cosas que Microsoft se empeña en cambiar de sitio cuando la versión antigua parecía más consistente. Me pasa con el administrador de redes, al que me gusta acceder para poner a punto mis tarjetas de red y cómo me conecto, y al cual acceder resulta algo confuso.

Sin embargo hay mejoras sustanciales en casi todos los apartados. La interfaz de usuario es genial, con pequeños complementos como los Aero Shake y Aero Peek que ayudan a la productividad. El soporte hardware es también sorprendentemente alto, y no he tenido prácticamente ningún problema de reconocimiento de mi hardware. Las impresoras, el escáner, los dispositivos externos y por supuesto todo el hardware interno que tenía se ha reconocido a la primera, y aunque siempre es posible afinar en tema de drivers, lo que ha logrado Microsoft con Windows 7 es destacable en este apartado que tanto falló con Windows Vista.

También es especialmente reseñable el soporte de códecs de Windows 7 RTM: antes era necesario instalar códecs o algún codec pack (K-Lite y CCCP, mis favoritos) para poder reproducir contenidos multimedia, pero en Windows 7 RTM ya se incluyen un buen conjunto de códecs que nos ahorrarán ese trabajo, aunque luego podamos afinar más a través de diversos métodos. Las mejoras son más y más, así que si queréis informaros sobre esos cambios podéis hacerlo, pero lo mejor, como siempre, es darle una oportunidad.

Microsoft se equivoca en muchas cosas, sí, pero los tíos aprenden de sus errores.