Hoy Microsoft ha anunciado que subía los precios de sus planes de Xbox Game Pass, ese «Netflix de los videojuegos» que yo usé durante años y alabé en el pasado y que ha acabado sufriendo el mismo destino que todos los servicios de suscripción.
Se ha mierdificado.
El resumen de Xbox Wire (versión latam, no encuentro la de España, pero los precios sí son los de Europa) es este:
- Xbox Game Pass Ultimate: pasa de costar 17,99 a 26,99 euros al mes.
- Xbox Game Pass Premium (antes Standard): sigue costando 12,99 euros al mes.
- Xbox Game Pass Essential (antes Core): sigue costando 8,99 euros al mes.
- Xbox Game Pass para PC: pasa de costar 11,99 a 14,99 euros al mes.
La buena noticia es que los planes baratos —que siempre suelen subir de precio— se quedan como están e incluso mejoran un poco en cuanto a sus prestaciones. La malísima noticia es que el plan Ultimate se convierte en un verdadero lujo y sube de gole un 50% de precio.
En 2024 ya subió de 14,99 a 17,99 euros, así que ahora está al doble de lo que se pagaba hace un año sin que haya mejoras especialmente relevantes. Sí, tenemos más de 400 juegos disponibles, pero es que de repente eso ya no es una ventaja.

De hecho, tener tantos juegos a los que no juegas probablemente produzca en los jugadores cierta ansiedad. Es normal que cualquiera que esté pagando esa suscripción piense «ostras, es que solo estoy jugando a 1, 2,… no sé, 4 juegos». Y es normal: esto no son series o música. El modelo de consumo es totalmente distinto, porque a quien le gusta un juego, suele volver constantemente a ese juego. Puede desde luego disfrutar de otros, pero dudo que alguien esté jugando a 400 juegos distintos al mes. Si lo hacéis, queridos lectores, no sé cómo tenéis tiempo para leerme. Estoy preocupado por vosotros.
De hecho, hay una realidad singular con Xbox Game Ultimate. Se ha vuelto tan caro que casi vale más la pena que te ahorres los 27 euros al mes y te compres un juego AAA cada dos meses. Teniendo en cuenta que esos juegos suelen rondar los 60 euros, lo de la suscripción a Ultimate se vuelve cada vez más absurdo. Está muy bien tener acceso a juegos desde el día uno, pero es que pasa como con el resto: no serán tuyos, así que casi mejor te los compras si realmente te interesan.
Yo es que soy muy de poseer cosas. Quizás tenga que ver en ello que he escrito todo un libro sobre las luces y las sombras del modelo de suscripción, y cuanto más tiempo pasa, más válidos se hacen los aprendizajes con los que acabé.
En ‘Suscriptocracia‘ cuento un montón de historias que demuestran cómo Netflix o Spotify demostraron que este modelo de negocio era fantástico, y eso convenció a otras muchas empresas —todas, de hecho— a seguirlo. Por eso ahora todo es una suscripción, pero el problema de esas empresas, corrompidas por la avaricia, no paran de hacer peores sus servicios. De mierdificarlos. Ha ocurrido con Netflix, con Disney+, y con muchas otras. Y ahora, con Xbox Game Pass.
Es la condena de las suscripciones, y sigue asombrándome que de momento estas empresas estén no solo yendo a menos, sino a más. Netflix, sin ir más lejos, bate récords históricos de valoración bursátil, y de hecho con cada subida de los precios vivimos un ciclo insólito. Crítica generalizada en redes, quizás bajada en bolsa y luego, eso seguro, recuperación y fuerte subida porque el negocio, pese a quien pese, parece ir mejor que nunca.
¿Qué pasa, que la gente es una cínica y critica pero sigue pagando? Yo no lo creo. Yo creo que estas empresas ganan más con esas suscripciones súper caras y luego han encontrado filones para atraer a los presupuestos ajustados —como Netflix y su plan con anuncios, que seguramente les esté saliendo muy a cuenta—.
No sé cómo le irá a Microsoft con esta decisión, pero si la historia reciente nos dice algo, le irá fenomenal. Nos quejaremos, patalearemos y en algunos casos cancelaremos las cuentas. Pero habrá mucha, muchísima gente que simplemente pase a un plan inferior («suficientemente bueno») y otra mucha que se apunte quizás por la sencilla razón de que son nuevos clientes y no han vivido todo este proceso de mierdificación. Ya lo vivirán.
Para unos y para otros, mi consejo es claro. Salvo que seáis unos absolutos friquis de los videojuegos (y os guste probar un montón de títulos) Xbox Game Pass ya no tiene apenas sentido. Que igual me equivoco, pero mi percepción es clara: a estas alturas vale más ahorrar esa pasta y gastar esos 324 euros anuales en 6 juegazos AAA, o en una mezcla de juegos AAA y algunos más indies. O mejor aún: podéis no jugar a juegos AAA ahora, esperar un año o dos, y disfrutarlos igual de bien (salvo que sean juegos competitivos online) aprovechando las rebajas de tiendas como Steam, que precisamente ahora está en sus rebajas de otoño y tiene precios estupendos para juegazos bastante AAA.
Esos juegos que compréis, recordad, serán vuestros para siempre (al menos, si los compráis en formato físico).
Basta ya de tanta suscripción. Hombrevengaya.
27 por doce meses son 324 euros. Eso son 4,6 juegos de salida a 70 euros que además puedes sacar luego algo de segunda mano, así que pongamos 5 juegos al año de salida. No sé, pero la cosa me parece muy cabe. Además, que a esos 5 juegos fijos que le vas a dar más uso porque te han costado «un riñón» mientras que lo otro como es un servicio mensual, pues pasa como con el gimnasio.
Exacto. Es el efecto gimnasio del que hablaba también en mi libro.
Te apuntas, pagas, pero no vas.
Y tú tan feliz. Porque estás apuntado a un gimnasio.
El tema es que no sólo la industria del entretenimiento nos lleva ahí, nos llevan la mayoría de las industrias
En TI, ya no se ven más que subscripciones. En los coches hablan de lo mismo, que en el futuro más inmediato ya no compraremos coches, sino que nos suscribiremos a ellos, que parece que es un paga por lo que uses, pero la realidad es otra en muchos de los casos (quizás en el coche no sea así).
Lo mismo con los servicios de nube de fotos que tantas veces has escrito sobre ellos.
¿Le dará la vuelta al Mercado alguien y convertirá a Netflix en Kodak o Nokia?