Tecnología

Bienvenidos al país de la siesta, el jamón y los bloqueos masivos de IPs de LaLiga

No salgo de mi asombro. Esta Españita nuestra, maravillosa en tantas cosas, da también vergüenza en otras. Ocurre con el fútbol, un deporte al que jugué y que amé buena parte de mi vida y que ahora me provoca una sensación terrible, porque veo en él muchas más sombras que luces.

Pero la peor de todas ellas es lo que está pasando con los bloqueos masivos e indiscriminados de IPs ordenados por LaLiga. Seguramente muchos os habréis enterado, pero por si no lo habéis hecho, en España está pasando algo terrible y lamentable. Con cada nueva jornada de fútbol vuelven esos bloqueos, y de repente decenas de miles de sitios web legítimos quedan inaccesibles.

He hablado largo y tendido de ello en Xataka desde que en marzo empezaran los problemas. En aquel momento los bloqueos parecían ser una medida extraordinaria y ocasional. Hoy se han convertido en algo rutinario. «Hoy hay fútbol» significa «hoy toca bloqueo», y con ese bloqueo, una alucinante vuelta a una edad media digital en la que una empresa privada hace y deshace sin que ninguna institución oficial o partido político haga absolutamente nada por evitarlo.

No solo eso: la justicia, que debería ser ciega, lo está literalmente. El Juzgado de lo Mercantil nº 6 de Barcelona no solo respaldó este esperpento digital, sino que desestimó todas las demandas de nulidad e intentos de detener este sinsentido que realizaron tanto RootedCON como Cloudflare.

Y lo alucinante es que con la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) en la mano, lo que está haciendo LaLiga debería prohibirse porque supone un perjuicio a terceros no demandados. Pero de eso nada: los bloqueos siguen, así que hay decenas, cientos, quizás miles de empresas —pequeñas y grandes— que están perdiendo dinero o que sufren daños reputacionales.

Igualmente alucinante es lo absurdo de esos bloqueos, que intentan matar moscas a cañonazos. Aquí admito que LaLiga tiene legítimo derecho a intentar proteger sus emisiones para que no se puedan ver de forma ilegítima. Eso es razonable. Lo que no lo es son las formas de lograrlo. Estos ataques indiscriminados a la neutralidad en la red, esta censura injusta, torpe y estúpida, no tiene sentido.

Esto es como un gigantesco berrinche de una empresa mimada por los poderes del estado por la sencilla razón de que en el mundo del fútbol hay mucho dinero y mucho poder en juego. Hay demasiados intereses, demasiados apretones sudorosos, demasiados personajes deleznables (con uno por encima de todos los demás) que —supongo— callan y otorgan —»sí sí, bloquead a destajo, que se jodan, no pasa nada«— sabedores de que los maletines seguirán llegando.

Y mientras ahí seguimos, con una organización como LaLiga que ha hackeado la ley. En lugar de dar ejemplo se ha convertido en otra vergüenza patria. Diría que ahora mismo, de las peores. Dan igual nuestros derechos y libertades. Pisoteémoslos, que esto es fútbol, señores.

En mi libro, ‘Suscriptocracia’, hablo de cómo Netflix o Spotify triunfaron porque ofrecieron una alternativa legal decente al pirateo de música y series. Y justamente eso es lo que necesitamos en el fútbol.

Lo más gracioso es que LaLiga tiene una solución a su alcance. Una que ni siquiera es original, porque lo que pretende esta empresa —que nadie vea el fútbol gratis— es algo que otros buscaron solucionar y solucionaron hace mucho.

Primero lo hizo Apple con iTunes y la música, cuando la MPAA le vio las orejas a Napster. Steve Jobs ya lo dijo en la presentación de iTunes en 2003: Napster demostró que internet «estaba hecho para la distribución musical». Lo que pasa es que no había alternativas legales aceptables, como cuento en ‘Suscriptocracia‘, mi libro: todas eran una castaña. Pasó lo mismo con Spotify —que fue más allá de lo que había ido iTunes— y por fin, con Netflix, que fue maravilloso porque nos hizo olvidarnos momentáneamente de que eMule o Bittorrent tenían sentido. De repente ya no lo tenían, porque pagar por Netflix, alucinad, compensaba. Eso ya no es así, porque el streaming se ha mierdificado, pero esa es otra cuesión.

La cuestión es que LaLiga debería aprender de Netflix. Si sus responsables no quieren que la gente piratee el fútbol, lo que deberían hacer no es apagar medio internet en España. Lo que debería hacer es ofrecer una alternativa aceptable, cómoda y por la que la gente estuviera dispuesta a pagar. Y si la gente no está pagando y está pirateando, es precisamente porque esa alternativa o no existe, o (más bien) es muy cara.

Y lo irónico del tema es que lo que está logrando LaLiga es precisamente lo contrario de lo que pretendía. En lugar de frenar la piratería, la está encendiendo y está educando a toda una generación en el uso de VPNs, de proxies y de herramientas de evasión digital. Cada bloqueo masivo es una masterclass gratuita de cómo saltarse las restricciones de internet.

Pero mientras tanto España se está convirtiendo en el hazmerreír digital de Europa. El único país en el que ver el fútbol legal puede hacer que desaparezca medio internet. Un gol en propia meta de dimensiones épicas.

En lo que se ha convertido el fútbol. Qué vergüenza. Qué tristeza.

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