Tocó post a la ida en el AVE, y aunque no he podido publicar nada desde entonces, tocaba post en la vuelta también desde el AVE. Mi segundo viaje al MWC 2015 ha sido menos estresante que el primero -la experiencia, aunque sea poca, es un grado- pero lo cierto es que también ha habido menos sorpresas. Menos revoluciones.
Desde luego, no las ha habido por parte de los grandes. El HTC One M9 está condicionado absolutamente a cómo rinda su cámara, pero este dispositivo ha quedado totalmente ensombrecido por el Samsung Galaxy S6. De ser HTC, yo me plantearía volver a presentar algo en el MWC. Lo haría un mes después para tratar de arrancar unos titulares que le ha robado una vez tras otras el nuevo terminal franquicia de los surcoreanos.
El S6 tampoco ha sido revolucionario, desde luego, aunque su hermano mayor (en precio), el Edge, sí se acerca a ese factor ‘wow’ con el que muchos usuarios podrían verse sorprendidos. El problema con el Edge es que es un dispositivo superficial: la pantalla curva es un capricho, y uno caro. Sobresaliente en la ejecución y en la calidad de la imagen -parece una pegatina, es alucinante-, suspenso en la propuesta práctica. Como en otros muchos casos, esa pantalla curva no soluciona ningún problema. Ni siquiera los que pudiera crear artificialmente, y no lo hace.
En el S6 la propuesta es mucho más moderada. Mi reflexión sobre este terminal se publicará mañana en Xataka así que me ahorraré repetirme aquí. Simplemente diré que es una nueva oportunidad desaprovechada. El diseño condiciona a un dispositivo que podría haber sido mucho más, pero está claro que también hay aciertos. Como digo, mañana más.
Era inevitable hablar de los dos grandes protagonistas, pero como decía no ha habido sorpresas en ellos. Ni en los demás, desde luego. En estos tres días solo he podido ver una ínfima parte de lo que se muestra en la feria -sorpresas debe haberlas, desde luego- pero todo hay vuelto a ser un más de lo mismo. En muchos casos los fabricantes tratan de despistar con estupideces -como esa función del Edge que hace que poniéndolo boca abajo identifiques quién te llama por el color del halo de luz- o de crearnos nuevos problemas que ni necesitábamos ni teníamos.
En otros casos los fabricantes hacen simplemente lo que pueden. Integrar alguna mejora, o sumarse a la corriente. Ser un “me too“. Los relojes inteligentes han evolucionado y de la era del plástico y pantallas cuadradaas hemos pasado a la del acero con pantallas redondas, pero solo (¿solo?) hay avances en el diseño, algo que parece ser lo único que importa últimamente. Los relojes y el Galaxy S6 son un ejemplo, y mientras nos encontramos esperando a un Android Wear más capaz, a un Ubuntu realmente convergente -ahí sí vi cositas que apuntaban a algo interesante-, o a ese Windows 10 que quizás, solo quizás salve a unos Lumia que en este Mobile también han sido, me temo, aburridos.
Y luego hemos tenido distracciones. Excavadoras en Suecia controladas con unas gafas de VR aquí, más gafas de VR para un mercado que podría convertirse en las nuevas 3D -fantástica la reflexión en KernelMag– , combas que cuantifican saltos, raquetas que cuantifican nuestro revés liftado, o sillas que giran en los 3 ejes controladas por el giro (también en 3 ejes) que hacemos con nuestro smartphone. Memeces que con bastante probabilidad solo servirán para lo que fueron creados: para llamar nuestra atención durante unos segundos y hacernos exclamar aquello de ‘¡wow!‘. Es triste pensar en la cantidad de dinero y esfuerzo que se invierte en esos gimmicks.
Y mientras las verdaderas revoluciones (o disrupciones) siguen sin aparecer. Casi cuesta ver pequeñas evoluciones de producto que valgan la pena. La verdad, salgo un poco decepcionado del Mobile. Y mira que me había propuesto ser optimista con estas cosas.
Actualización (04/03/2015): No os perdáis el fantástico resumen publicado por Antonio Ortiz en el blog de El Español. Gran lectura del evento que además cubre bastantes más aspectos que mi post. Brutal.
Actualización 2 (04/03/2015): El prometido post de opinión sobre los S6: Samsung, antes me gustabas más.
Ya te leeré mañana en Xataka desde luego pero no entiendo tantas alabanzas a la estética del S6…¿de verdad es para tanto su estética? Aunque claro, partiendo de un terminal horrible como era el anterior…todo es mejora. Para mi ni siquiera es un teléfono con un buen diseño, pero parece que «eso» es lo más que pueden dar de si los ingenieros de Samsung.
Lo que hemos visto en el MWC es la madurez del mercado de los smartphones, en el que cada vez es más difícil innovar ¿tal vez por eso esa obsesión con el diseño y lo estético?
Parece que Apple ya se está dando cuenta de esto, y por eso parece que se va a meter a fabricar coches. Leñe…¿veremos a Apple en el salón del automovil? Surrealista cuanto menos. Pero me temo que no, que como siempre irán por libre.
Ahí lo tienes
http://www.xataka.com/moviles/samsung-antes-me-gustabas-mas
A ver qué te parece 🙂
Ya, si lo estaba esperando, lo leí en cuanto salió.
Y…me parece que en líneas generales estamos de acuerdo.
Es más, creo que Samsung con este modelo corre el riesgo de quedarse en tierra de nadie, tengo mucha curiosidad si funcionará mejor o peor que el S5.
Necesitamos de nuevo mas gurus Jobs…
Próximo wow?…..
Un 3D definitivo con todos sus accesorios hápticos.
Te lo dice alguien que ha vivido la historia de los gadgets desde finales de los 70. Larga y apasionante historia, por cierto.
Pero…¿3D en el movil te refieres? Yo no lo veo claro y se de alguien por aqui que te va a decir que no soluciona ningun problema 🙂
Me refiero al oculus y demás.
Puedes imaginar la emoción de alguien que voló el primer FSX hecho re rayas y curvas, poder volar en 3D y es un ejemplo.
Con mis 63 acabo de terminar mis dos partidas diarias de LOL. Creo firmemente en el mundo game como revolución social, y en la simulación como aprendizaje. Qué falta?: EL 3DDDD¡¡¡
Ah, vale…eso sí.
Desde luego que lo de la realidad virtual tiene mucho que decir en muchos aspectos, esperemos que por fin arranque, después de tantos años prometiendo su «venida».
Hemos entrado en una espiral de sólo esperar cosas que nos soprendan, sin haber sacado el máximo partido a las que ya tenemos. Somos como la mayoría de niños de hoy en día, tienen una cantidad ingente de cosas, pero no las disfrutan precisamente porque tienen muchas. Que ha sido de aquellos tiempos en los que te regalaban una bici y disfrutabas como un loco hasta que la pobre no podía más.
Creo que hoy día se valora más la sorpresa «WOW» que la utilidad real. Léanse wearables para medir cantidad de datos estúpidos que no sirven más que para acumular información y de la que no se saca ningún uso aprovechable.
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