No sé en qué estarán pensando en Apple. Supongo que en seguir ganando dinero. Les va fenomenal, ojo. Es la empresa más importante del mundo por capitalización de mercado, tienen más de 1.000 millones de suscriptores a sus diversos servicios y el iPhone sigue siendo ese dispositivo con el que pareces mejor más rico de lo que realmente eres.

Pero año tras año Apple es un poquito menos Apple. El año pasado nos dio algo de esperanza con las Vision Pro, pero aquello se quedó en un lanzamiento anecdótico, demasiado caro para compensar al gran público. Ni antes ni después ha hecho grandes cosas, y lo único que me ha gustado en los últimos años es el Mac mini M4 —por eso tengo uno— y el MacBook Air M4 que acaba de salir y que me parece igualmente llamativo por su relación precio/prestaciones.

Pero a Apple le falta chispa. Hace casi siete años publicaba aquello de ‘Quo Vadis, Apple?‘ hablando de su falta de atención al detalle, y resumía en un párrafo mi sensación casi constante con la compañía:

Con Apple me suele suceder que tengo más razón que un santo, pero nadie me hace caso. Llevo tiempo criticando mucho de lo que hacen, pero lo hago, y últimamente insisto mucho en esto, como ese padre que ve que su hijito no está desarrollando todo su potencial. Para mí Apple es en casi todo un símbolo de la decepción tecnológica.

Así es. Es, sobre todo, eso. Tantos recursos, tanto talento, y aun así una estrategia excesivamente conservadora y continuista. No hay apenas apuestas llamativas aquí, no parece haber ambición por innovar y cambiar el mundo. Ya lo hicieron un par de veces (iPod, iPhone), así que ahora toca vivir de las rentas. Que esta bien, pero caray. Uno esperaría algo más.

Pero una y otra vez la sensación es la misma. Lo hemos visto con el iPhone 16e, carísimo para lo que ofrece, y también parece que lo veremos este otoño si presentan el rumoreado iPhone 17 Air, un producto que nos devuelve a la peor época de Apple: esa en la que Jony Ive mandaba demasiado y en la que la forma importaba más que la función. Mientras fuera bonito, da igual que las prestaciones empeorasen.

Seguro que si el iPhone 17 Air sale al mercado es bonito. Pero sobre todo será carísimo, porque aquí Apple parece querer tener la idea de sacar al mercado un móvil sin puertos —pocas ventajas, muchas desventajas, lo dije hace años— que nos devuelve a la condena de los últimos años para muchos productos tecnológicos:

Son soluciones a problemas que no existen.

El móvil actual no tiene problemas. Es un producto demasiado maduro y demasiado perfecto, así que no necesitamos que sea plegable o que sea súper delgado. Lo que necesitamos es que la batería dure más, sobre todo, pero el resto de problemas de diseño y de hardware ya están solucionados. Habrá mejoras, seguro, pero diría que las grandes revoluciones están en el software. En la convergencia, quizás —mi eterna apuesta— y por supuesto en una IA que acabará llegando a todas partes y nos cambiará la vida con nuestros móviles —si no lo hace con las futuras gafas—.

Pero mientras eso pasa, Apple parece estar convirtiéndose en la nueva BlackBerry. Lo comentaba hace unos días en Xataka, donde me quejaba de que Apple está perdiendo lo único que realmente es importante: la credibilidad.

Y la está perdiendo por no prestar atención a la carrera de la IA. Esa entrevista de la CNBC se publicó en diciembre de 2023. Si reproducís justo en el punto que he seleccionado (29:36) veréis cómo la chica les pregunta cómo responden a quienes les critican por parecer estar detrás en la carrera por la IA.

Srouji contesta «No creo que lo estemos» y se ríe. John Ternus —potencial sucesor de Tim Cook, dicen— se ríe aún más y responde «No estamos demasiado preocupados».

¿Sabéis a qué me recuerda a mí esa risa? A esta otra.

Es una risa peligrosa y una reacción peligrosa. Una que parece indicar que aquí no pasa nada, que vamos sobrados. Y si la historia nos ha enseñado algo, es que cuando piensas que vas sobrado es cuando los rivales acaban superándote.

Ponía en el título del post esa referencia a BlackBerry, y con razón. Ballmer no fue el único que metió la pata con su predicción. Jim Balsillie, entonces CEO de la empresa, destacó que era un móvil más, pero «en términos de una especie de cambio radical para BlackBerry, creo que eso es exagerar».

Durante unos años pareció que Balsillie tenía razón. De hecho, siguieron creciendo a lo bestia hasta 2011, cuando tuvieron su mejor año. Y desde ese momento, caída absoluta. Nunca reaccionaron a aquella revolución, como tampoco lo hicieron en Nokia. Ambas empresas tenían la sarten por el mango en el ámbito de los móviles, y ambas seguramente pensaran lo mismo que John Ternus, eso de «No estamos demasiado preocupados».

Pues no sé, Apple. Yo lo estaría. Y mucho.

No vaya a ser que seas la próxima BlackBerry.