O 100.000. O nada, que es lo que debería valer según el Banco Central Europeo. Aquí quien no corre vuela, y mientras que los criptocreyentes ya ven cómo un bitcoin subirá hasta las nubes en pocos meses, los criptohaters insisten en que esto es una estafa piramidal, un esquema de Ponzi o algo peor.
Es imposible predecir el crecimiento del bitcoin.
Yo me he vuelto bastante pragmático con esto. A mí me parece una inversión casi como cualquier otra. Lo comenté hace años con aquel post tan inspiradillo que me salió hablando de ‘La casa de papel’, el oro y los bitcoins. La idea fundamental estaba basada en un pequeño diálogo de la serie que dejaba claro que el dinero tiene el valor que nosotros le queramos dar. Es como el oro, que es «un respaldo psicológico», nada más.
Para mí el bitcoin no es muy distinto del oro. Con este último puedes hacer joyas, sí, pero ¿por qué son valiosas? Porque nos hemos puesto de acuerdo en que lo son. Y con bitcoin igual. Ya sé que no hay nada material detrás, pero unos cuantos millones de personas se han puesto también de acuerdo en que la criptodivisa tiene valor.
Con los años, eso sí, los que lo creen son cada vez más relevantes. Ya no lo hacen especuladores de a pie: ahora quienes especulan —porque hacen eso— son entidades financieras, firmas de tecnología e incluso el mercado financiero estadounidense, que ha aprobado los ETFs basados en bitcoin (fondos cotizados en bolsa) y con ello ha abierto las puertas a que no solo operen con bitcoins los flipadetes que antes lo hacían en los exchanges: ahora lo hacen tu cuñao el pescadero de Michigan y tu tía la profe de Wisconsin, que de bitcoin no tienen ni idea pero tampoco la tenían cuando invirtieron en Apple o Yahoo! en 1998.
Ellos se fiaron del mercado porque hubo mucha gente que le dio valor a Apple o Yahoo!. Aquí es cierto que hay argumentos potentes para dar valor a esas empresas —creaban valor—, pero ya entonces sufrimos una burbuja y desde luego parece haber señales de que estamos viviendo otra. Distinta, sí, pero peligrosa.
También hablé de eso, ya sabéis, parece mentira que el carro de la compra esté ahora un 50% más caro que en 2019 y sigamos viviendo como si no hubiera mañana. No seré yo por tanto el que critique que la gente se compre un MacBook Air M3 —mala idea— o que invierta en bitcoin —¿peor?—, porque a mí me parece que esta criptodivisa, junto a algunas otras, tiene su aquel.
De hecho, me escama que tantas empresas de las de siempre hayan confirmado que están invirtiendo en bitcoin y otras criptos o tengan intención de hacerlo. Y mientras, otras muchas hablan de lo de siempre. De que bitcoin está muerto. Había algunas webs sobre ello —lástima, esta han dejado de actualizarla, pero esta otra parece estar viva—, pero de muerto, nada.
Está de lo más animado. Estos días juguetea con romper su récord histórico de 69.000 dólares, y mientras las memecoins han tenido unos días de lo más meme. Algunas han quintuplicando o sextuplicando su valor, pero ya están bajando y corrigiendo mientras otras criptos de referencia como Ethereum también se contagian del éxito de bitcoin.
Pero lo dicho, el bitcoin está que lo tira. Yo mismo, que estaba mirando esta tarde, vi cómo al menos en CoinMarketCap la cotización de bitcoin llegó a 69.147,34 dólares durante un instante. A partir de ahí, eso sí, ha comenzado a bajar a lo bestia, y cuando escribo estas líneas está en 65.100 dólares y bajando.
¿Significa eso que empieza una nueva debacle? Uf, yo diría que ni de coña. Esto es una corrección para la gente —supongo que las ballenas— que han esperado a rozar récord para recoger beneficios. No me hagáis caso porque esto no es una recomendación de inversión —cuidado con eso, es solo una opinión—, pero creo que esto va para arriba.
Hay demasiados factores apoyando esa tendencia. Los citados ETFs que parecen comenzar a triunfar son uno, pero también el inminente halving que en las ocasiones anteriores ha hecho que el valor del bitcoin se incremente de forma notable a corto plazo.
Así que amigos míos, no hagáis caso de Not Jerome Powell, una cuenta muy graciosa que suele soltar perlitas sobre las criptos. Por ejemplo esta, que es muy real.
O aún mejor esta otra, que resumen en un gráfico nuestro conocimiento no solo de la teoría económica aplicada al bitcoin, sino que diría que a cualquier otro activo, producto o servicio del mundo.
Adivinar el futuro es imposible, y por eso es tan divertido hacerlo.
Así que yo digo que sí. Que bitcoin va a valer un millón de dólares.
O cero.
A saber.
Imagen | Viktor Forgacs
Mira que no quiero comentar en todas las entradas que haces, porque además creo que lo expones lo suficientemente bien como para no tener que matizar nada ni aportar nada. Pero es que este tema me apasiona ¿el tema del bitcoin? no, el tema del valor de las cosas.
Vaya por delante que yo he comprado hace unos años Bitcoin y Ethereum porque me parecía muy interesante todo, y compartía un poco ese espíritu de descentralización de la moneda y bla bla bla… quería ver que pasaba. Mi consejo, mete solo el dinero que puedas perder. Porque como bien dices, nadie sabe que va a pasar, parece que esas dos monedas son las más sólidas pero vete a saber… lo mismo en unos meses estamos hablando que valen la décima parte, o lo contrario 10 veces más.
Las cosas, incluido el dinero, valen tanto más cuanto más sean deseadas por la gente o consumidores o como queramos llamarlos. Por las razones que sean, y esto lo saben bien los de marketing, el deseo genera valor, mejor dicho la satisfacción de un deseo genera valor. Una botella de agua no vale lo mismo en el Sahara que en Santiago de Compostela, seguro que lo entendemos. Pero tampoco vale lo mismo unos vaqueros que se gastan un dinero en campañas de publicidad a otros iguales que no lo hacen. O las marcas blancas…
El oro por si solo tiene unas cualidades muy chulas, es maleable, no oxida, es dorado… pero no se come, vale porque es muy excaso y muy deseado en nuestra cultura. Cuando se critica al bitcoin con algo que es inmaterial, que no existe, que solo es un apunte digital en un registro digital, es idéntico a cualquier moneda que solo tiene valor porque un banco central controla cuanta moneda hay en un territorio. Y en el caso de bitcoin al menos no está sujeto a las decisiones arbitrarias de los políticos que deciden imprimir más billetes para financiarse con la inflacción consiguiente (pregunten en Venezuela).
Como conclusión me gusta mucho el tema. La historia detrás del bitcoin me parece fascinante. Me gustaría que hubiese una moneda sin un banco central detrás. Pero no vendería mi casa para invertir en bitcoin como hicieron algunos. Aún creo que hay mucha incertidumbre en el futuro de las criptomonedas
Correctísimo Goyo. Coincido contigo.
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Hace unos años leí está frase de una economista: «los bancos son como las hadas, solo existen si crees en ellos». Pues algo parecido con el valor del bitcoin, solo lo tendrá mientras la gente crea que lo tiene.
Al respecto, siempre me suelo acordar de la escena de la película infantil Mary Poppins, en la que en 1 minuto se explica como se crea una crisis financiera. Si no la habéis visto, id a la parte en que el niño grita al banquero: «devuélveme mi penique»; el banquero no se lo quiere devolver, se desata el pánico y el banco quiebra.
Pues ese es el riesgo, que alguien pida su penique y no lo pueda recuperar.
Correcto. Como lo que ocurrió con los cacerolazos en países como Argentina. Terrible.
Y puede pasar en cualquier lado, aunque curiosamente como bitcoin está descentralizada teóricamente está más protegida frente a estas cosas. O no. Mejor no saberlo.