No solo eso. También será tu pareja perfecta y, atención, el mejor ayudante / mayordomo (¿esclavo?) que jamás pudiste imaginar. Hablé de esto hace casi 10 años, al día siguiente de ver ‘Her’, y retomé el tema hace unos meses con aquello de ‘Los robots que simulaban amar a las personas‘.

En ambos temas la esencia es la misma: hoy ya tenemos chatbots diseñados para conversar con nosotros de cualquier tema. Y cuando digo de cualquiera, es de cualquiera. ChatGPT está muy bien como alternativa a Google, pero si queréis conversar sin más como si lo hiciérais con un amigo, probad Pi.

Yo ya lo había hecho, pero ya puestos he simulado una dolorosa ruptura sentimental para ver cómo contestaba. Sus respuestas eran muy correctas, diría que muy parecidas a lo que un conocido —quizás un amigo— te diría en esa situación. Evidentemente sin tener todos los detalles tampoco puede hacer mucho más y no he probado a construir una historia, pero con todo y con eso, entiendo que las IAs podrían perfectamente emular nuestro comportamiento. Dudo que hoy en día puedan «tomar partido»: si hubiera una tercera persona, por ejemplo, no creo que muestren agresividad hacia o pongan verde a esa tercera persona, pero incluso eso se puede programar y simular.

Y eso, como decía hace unos meses, es un poco lo que hace Replika, que no he probado personalmente pero que creo que va precisamente en esa dirección. Que tanta gente haya expresado lo mucho que les ha cambiado la vida (¡una máquina!), que tantas personas estén felices porque su pareja o su amigo sea una IA es inquietante. Terrible, incluso. Pero claro, soy muy de «tenemos las cosas que nos merecemos». Si hay algo que triunfa y que es popular, es porque la gente lo quiere tener, aunque no sea objetiva y completamente bueno para nosotrs. Y así nos pasa, que tenemos el mundo que nos merecemos. Así que sí: es probable que nuestro mejor amigo y nuestra pareja acaben siendo una IA. Es una visión bastante distópica del futuro, pero diría que hay opciones de que pase.

La idea te puede repeler. Puedes leer esto y decir, «¿pero de qué vas, JaviPas?» (con rima y todo). Puede que no quieras leer más porque te parezca una estupidez. Y sin embargo, cuidado, porque en esta era de la gratificación instantánea y el amor por el todo fácil y sin complicaciones, estos chatbots tienen una característica muy especial. Una que el mejor de los amigos o la mejor de las parejas podría no tener.

No te decepcionará jamás.

Esa es la conclusión a la que llegaba Sherry Turkle, socióloga del MIT que lleva investigando sobre las relaciones entre los humanos y la tecnología durante décadas. Según ella:

«[Ese resultado] ha sido consistente en la investigación desde cuando la IA era simple, hasta ahora cuando la IA es compleja. La gente te decepciona. Y aquí hay algo que no te decepciona. Aquí hay una voz que siempre dirá algo que me haga sentir mejor, que siempre dirá algo que me haga sentir escuchado».

Esas parejas y amigos en forma de chatbots IA tienen además otra ventaja. Siempre están disponibles, y da igual que les hagas feos, que no se van a mosquear (o al menos, no salvo que se lo «ordenes», supongo). A nadie le gustan las decepciones y a todo el mundo le gustan las gratificaciones instantáneas. Si una pareja virtual no te las da… ¿cómo competir con eso? En Replika lo saben bien, y como contaban en El País hace poco, han creado Blush, algo así como el Tinder de la IA. Y cito su eslogan, como también hace el diario: «¡Citas por inteligencia artificial, sentimientos reales!” y la plataforma se vende como un “simulador de citas con tecnología de inteligencia artificial que te ayuda a aprender y practicar habilidades para relacionarte en un entorno seguro y divertido». Too much.

Pero luego está lo otro, más inmediato. Hablé de ello el otro día en Xataka. En mi viaje a reciente viaje con HP la gente de la empresa nos dejó un mensaje claro: estamos a las puertas de una revolución. Una en la que el PC no será el «Personal Computer».

Será el «Personal Companion».

Esa es la otra pata de esa revolución que parece estar al caer. En HP lo veían claro como el agua: el año que viene no usaremos (mucho) ChatGPT en la nube porque usaremos una especie de ChatGPT directamente en el ordenador o en el móvil. Uno personalizado, que si queremos conocerá nuestros datos, nuestras finanzas, nuestra dieta y actividad física, nuestra salud o nuestro calendario. Y con todo eso, sabéis lo que se acerca?

Jarvis.

A ver, estoy exagerando, pero la idea es esa: la de un asistente o mayordomo virtual como el que Tony Stark (Robert Downey Jr) utiliza en las pelis de ‘Iron Man’ y ‘Los Vengadores’. Uno que recolecta y extrae información (que es lo que hacen los modelos de IA) para luego utilizarla de la forma óptima cuando su amo/usuario la necesita.

Eso ya lo hacen de forma genérica los chatbots actuales, pero su recolección de datos, aunque asombrosa y multidisciplinar es «pública». Los asistentes personales que se nos vienen, los que realmente creo que serán la pera limonera para muchísima gente, serán personales y privados.

Serán nuestros Jarvis. Sabrán todo de nosotros (si queremos) y eso permitirá que nos ayuden con un montón de cosas y gestiones que ahora hacemos por nosotros mismos. Nos recomendarán y planificarán viajes, mejorarán nuestras finanzas, nos convertirán en chefs y entrenadores personalizados y también nos ayudarán a elegir esa peli o serie que seguro que nos va a gustar. En esto último tengo menos confianza —los motores de recomendación siguen siendo bastante cutres— y eso de hecho me hace dudar de toda esta película, pero a priori contar con «copilotos» (como los llama Microsoft) mucho más potentes es, creo yo, el verdadero pelotazo de esta revolución de la IA para el ámbito personal. Luego, claro, habrá asistentes para negocios y empresas y todo tipo de industrias (salud, se me ocurre, pero diría que por ahora no han demostrado mucho potencial en ese campo) y quizás también en nuestras formas de gobierno: ¿una IA como presidente? Uhm.

Eso, por supuesto, tardará en pasar, pero de momento la promesa de HP, que también están haciendo otros, es llamativa. Resulta que la próxima gran revolución tecnológica no son unas gafas de realidad aumentada, un móvil plegable o un smartwatch.

No. La gran revolución será un chatbot integrado en todos esos cacharritos. Uno personalizado, privado y seguro que funcionará en esos cacharritos.

Y cuando nos cansemos de él, no pasa nada. Tendremos a nuestro mejor amigo y a esa pareja perfecta ahí preparados para entrar en acción.

Buf.

Imagen | Bing Image Creator