En 2020 vi la primera temporada de Succession. A finales de año, cuando hablé de las series que había visto, comenté como aquella producción me parecía extraordinaria. No por buena, no. Porque «ninguno de los personajes me caía bien».
Luego vi la segunda temporada en 2021. Confirmaba lo de los protagonistas. «Odiaba a todos los personajes. A todos. Trepas, listillos, vendemotos, chulos, prepotentes, torpes, perdedores que ganan, y, en general, una estupenda selección de lo peor de nuestra sociedad». Pero luego explicaba que la trama tenía su aquel, como si fuera una especie de remake de Falcon Crest —la mítica serie de los 80, nueve temporadas—. Muchos de los que me leéis seguramente no la conozcáis, pero el tema era el mismo: el poder lo era todo, y para conseguirlo todos hacían lo que fuera. Daba igual la familia o el dinero. En un episodio los protas se traicionaban para luego aliarse y volver a traicionarse en el episodio posterior.
Apenas mencionaba nada de la tercera temporada: solo a finales de 2021 mencionaba que la estábamos viendo y nos estaba pareciendo «bastante épica». Y efectivamente, esa temporada la recuerdo como bastante buena. Hemos tenido que esperar año y medio a ver la cuarta y última temporada que se estrenaba hace unas semanas en HBO, así que había ganas. Esperamos a que se emitiesen los nueve primeros episodios sabiendo que nos la veríamos rápido, justo a tiempo para llegar al último cuando se emitiera. Modo binge-watching a tope.
A partir de aquí, aviso, habrá algún spoiler.
Lo malo de esperar, claro, es que empiezan a llegarte cosas aunque no quieras. Las redes sociales son horrorosas para esto, pero es que al trabajar donde trabajo también es inevitable que me pasen por delante artículos sobre la serie. No me los leo, claro, pero no puedo evitar mirar los titulares y algunos son reveladores. Por ejemplo, tenía claro que en el tercer episodio pasaban cosis. Cosis importantis. Así que cuando lo vi y pasaron, me rompieron un poco la sorpresa, Qué gaita, de verdad.
En cualquier caso, para mí esta cuarta temporada ha sido bastante mediocre. Me ha perjudicado que la he visto en inglés con subtítulos en inglés. No suelo tener problema con el inglés y los subtítulos son simplemente un apoyo, pero aquí no paraba de leerlos y de estar más pendiente de entender qué pasaba. No me enteraba de gran cosa, sobre todo porque el guión está repleto de modismos, giros y, sobre todo, jerga difícil de pillar —económica y familiar— si no eres nativo. O eso me pareció a mí, porque acabé teniendo que pasar al doblaje español en el octavo capítulo harto de perderme como Wally.
Eso ayudó, pero para entonces mi desconexión de la serie era importante. Tras el punto de inflexión del tercer capítulo la serie empieza a entrar en un ciclo vertiginoso de traiciones y alianzas al citado estilo Falcon Crest. Me costó pillar qué pasaba con las elecciones, por ejemplo —aún lo estaba viendo en inglés—, así que toda esa parte me hizo desconectar un poco. De hecho perder el hilo también me hizo perder algo de interés, y lo que estaba pasando en los últimos episodios tampoco me estaba capturando. Igual esperaba otra cosa no sé.
Y así llegué al último episodio, que pude ver ayer y que según había visto de pasada —otra vez imposible no leer algún titular en redes— era como el mejor final de la historia de las series, poco más o menos. ¿Recordáis aquella vez que leí algo parecido de otra serie y la vi hasta el final por eso?
Pues más de lo mismo.
A mí el último episodio no me parece nada del otro jueves. me recordó mucho al último de ‘Juego de tronos’, la verdad. Con final sorpresa —este quizás con algo más de lógica— con el que probablemente haya mucha gente preguntándose por qué no había sido otro. Debo reconocer que el final es desde luego mejor que el de ‘The leftovers’ —no era difícil—, y que ciertamente hay ahí un clímax total de emociones entre los hermanos que es interesante pero a la vez algo absurdo.
A la vista de lo que llevábamos visto, ese final tenía tanto sentido como cualquier otro: después de tantas traiciones, tanto «lo siento, ahora somos coleguis de nuevo» y tanta puñalada trapera, era casi normal que ya puestos acabaramos con este despiporre impredecible. Muy rollo Agatha Christie: si no habéis leído sus novelas, el asesino al final era el que menos te esperabas porque la buena de la Sra. Christie se sacaba de la manga que tenía que ser así. O al menos así recuerdo yo aquellas novelas. Era imposible adivinarlo.
Lo cierto es que a mí el final me dejó bastante frío. «Pues vale», me dije a mí mismo. Sin más. Meh.
Más allá de eso, debo reconocer que la serie tiene su aquel. Diría que refleja con cierta precisión esa falacia llamada meritocracia: quienes están arriba no suelen estar ahí por ser los más listos o trabajadores del mundo. Lo normal es que hayan tenido el camino más fácil, y lo normal también es que muchos sean como son casi todos los personajes de la serie (se salvan los secundarios, por cierto, estupendos, me caían bien casi todos). Esto es: patéticos, rastreros, trepas, pelotas, déspotas y, sobre todo, inútiles. Por algún lado leía cómo en ningún capítulo se ven momentos en los que los personajes disfruten un poco del momento. Da igual que estén en una boda, en un cumpleaños o en una reunión familiar: siempre están ahí, maquinando. Qué asfixia, por Dios. Y ni siquiera maquinan en plan con ideas brillantes que salven empresas y solucionen problemas con estrategias financieras o técnicas. Ellos —que son jefes— no tienen que saber de eso. Ya tienen a sus siervos. Es todo maquinar a lo Juego de Tronos, para tener más poder. O todo ello. Supongo que esa es la realidad de las empresas reales, porque entre la gente que conozco en alguna de las grandes, el comentario es normalmente el mismo: hay una cantidad importante de gente inútil. Y esos se dedican a lo de siempro, calentar asientos, trepar y darle al politiqueo. Es bastante patético, creo, y eso está bien reflejado en la serie.
Luego hay que destacar otra cosa: la producción es alucinante, y eso de retratar la vida de los multimillonarios siempre funciona. Nos encanta poder ver cómo viven —o cómo se supone que deben vivir— y envidiarles con la tranquilidad de que oye, es una ficción. Fiu. Yo, por ejemplo, ya tengo viaje pensado a Noruega, porque las localizaciones del episodio quinto de la cuarta temporada son para hacerse un tour espectacular. Qué maravilla de sitios, madre mía. Podéis verlos todos aquí.
Sea como fuere, bien por el retrato social, pero esta no es —como han dicho algunos— una de las grandes series del siglo XXI. No para mí, al menos.
Hola!!
En un primer momento he pensado en pedir el oxígeno para leer el artículo, se venía disgusto 🙂
Pero luego he visto que explicas bien las razones por las que no te ha gustado la serie.
POSIBLES SPOILERS
Creo que tú ya estabas influenciado desde el principio con la frase «ninguno de los personajes me caía bien». Y es que es verdad, pero es que es así. Nos cae mal ese 1%, no les entendemos y nos da rabia que no tengan que llevar un bolso encima, ni siquiera un carnet, porque todo les viene dado. Pero la serie ha tenido mucho cuidado en que nos caigan mal. Nos han ido dando pistas: esa ropa sin marca que solo los privilegiados saben que cuesta un pastón. Esas actitudes tan altaneras casi molestas.
Cuando se juntan los hermanos el resto del mundo da igual, ellos a sus cosas.
Lamento tu desconexión de la serie en esta cuarta temporada. Sí, el lenguaje es muy complicado para los subs en inglés. Yo me los tenía que poner en castellano.
Muy interesante lo de la falacia de la meritocracia que has escrito. Da para artículo completo.
Y sí, el final me ha gustado bastante. Lo veía venir, porque en realidad son unos malditos críos malcriados, irrespetuosos, egoístas, incapaces de dirigir un conglomerado de tal envergadura. Ellos están para lucir palmito, sentirse importantes gracias al dinero de papá. Odiosos, y se llevan lo que se merecen, que no es poco, ojo, seguirán viviendo como reyes.
Con lo único que me he cabreado es con la actitud de Shiv. De mujer empoderada a consorte. Anda ya!
Un saludo, majosalao!!
Jajaja qué bueno lo del oxígeno Pendergast 🙂 De acuerdo contigo en todo , claro que sí. La serie refleja muy bien eso y era la idea, pero fíjate que quizás no lo necesitaban. Quiero decir que no necesitaban que odiásemos a todos. Me acuerdo de Falcon Crest y de Richard Channing.
El tío era un c****n con pintas pero había partes de la serie en las que te caía bien, como Ángela Channing, que era como el Roy Logan, patriarca de Succession, pero en tía con su puntito gracioso (por cierto, ahora está muy de moda lo de retratar a mujeres poderosas, aquí Falcon Crest fue pionra). Y efectivamente lo de Shiv es un poco patético, y el otro reconvertido y mirando por encima del hombro, cuando era un pobre hombre. No sé. Que el poder puede hacer eso, sí, pero igual el cambio es muy exagerado.
De temas de meritocracia he leído bastante y he escrito un poco, aunque quizás nada concreto. Cojo la idea, por si acaso. Me han faltado recomendaciones para próximas semanas meses, ¡si tienes alguna bienvenida sea!
Calla calla, que estoy de luto porque no voy a volver a ver a Mrs Maisel, una serie que ha acabado en mi top 10 (sí, sí, top 10) de toda la vida.
Se fue Lasso, bien, muy bien, y ahora andamos mirando cosas, pero ninguna llega a esos niveles, salvo la recomendadísima The Offer.
Puedes echar un vistazo a Class of 09, su propuesta distópica te puede gustar. Ojo con Little Bird, historia muy chula sobre la abducción de menores en Canadá no hace muchos años y cómo esos niños adultos buscan sus raíces. Es una historia muy chula, como la de Somebody somewhere, mi lugar feliz desde hace un par de temporadas.
Los fontaneros de la casa blanca no ha estado mal, pero demasiado tono de comedia.
Waco the aftermath me ha entusiasmado, todo el proceso judicial tras la catástrofe de los davidianos.
No quiero que termine nunca el documental de Light and Magic de Disney, que me está fascinando y lo estoy dosificando.
Y poco más. Recientemente han estrenado en Amazon Deadloch y oye, una serie policial diferente, con personajes muy chulos. Desde Australia, que se están poniendo las pilas a marchas forzadas estrenando cosas chulas, como ésta y como Messenger, que tuvo su punto también.
Y eso, terminando temporada en la radio, y si me lo permites, Grupo Salvaje está en ivoox
Un abrazo, majosalao
Muchas gracias por las recomendaciones Pendergast 🙂 Apuntadas todas y bien por avisar del podcast, no lo conocía y aunque no te prometo nada (no soy muy de consumir podcasts) también apuntadísimo 😉
Maravilloso artículo que suscribo…aún no he visto la cuarta temporada… y los odio a todos sin excepción.
Pero de Logan no tengo palabras para describir el asco que me produce.
Yo también la veo en inglés con subtítulos en inglés con un cuaderno al lado donde apunto frases, giros, slang porque merece la pena!!! Lo empece apuntando en papeles sueltos (gran error) y lo mejor es cuaderno!!!!
Está muy bien hecha y engancha pero no es la serie del siglo, para mi gusto le sobran “traiciones” ya me van aburriendo, aunque me la terminaré de ver.
Oye qué bueno lo del cuaderno 😉 Si es que esto al final es un curso de inglés traicionero avanzado xDD
Yo creo que no está mal que la termines, la cuarta tiene su aquel a pesar de todo aunque no sea tampoco una cosa increíble (para mí). Saludos!