Aquel mes de febrero la prensa generalista hablaba de los papeles de Bárcenas entre otras corruptelas o la renuncia papal de Benedicto XVI, la primera en 600 años de Pontífices. Aquel, por cierto, era un momento inmejorable para comprar casa: el precio de la vivienda se había desplomado tras la crisis de 2008, y sería a partir de entonces cuando empezaría a subir. Lástima no haberlo aprovechado.
En tecnología conseguir un Nexus 4 era casi imposible, Windows Phone superaba a BlackBerry en cuota de mercado, y Firefox OS parecía que quería despegar. Llegaban además cacharritos como el HTC One, el Pebble, el Chromebook Pixel y sobre todo la PS4. Algo después yo hablaría de la Xbox One.
Eran, desde luego, otros tiempos. O quizás no, porque en marzo llegarían las primeras Oculus Rift (DK1) que le hicieron tilín a mucha gente y, sobre todo, a Zuck, que igual ya entonces vislumbró un mundo de ñafotas y metaversos. De lo que no se hablaba apenas era de inteligencia artificial, pero sí de bitcoin. Yo, visionario a tope, pronuncié estas palabras llenas de ignorancia. Hubiera hecho mucho mejor invirtiendo y callándome:
Hubo unos cuantos tuits triunfales míos aquel año sobre bitcoin, lo que vuelve a demostrar cómo cambian las perspectivas a toro pasado. Pero lo hecho hecho está, y no vengo a hablar de eso, sino de lo que pasó concretamente aquel 18 de febrero de 2013. Lógicamente pasaron otras muchas cosas, pero hubo una especial y muy importante para mí.
Fue mi primer día en Xataka.
En realidad eso no es exacto. Técnicamente empecé mi andadura en Weblogs SL (desde hace unos años somos Webedia) aquel día, pero no en Xataka. Comencé a escribir de forma regular para Xataka Android —mis tres primeros posts allí son estos (1, 2, 3)— y para Xataka Móvil —los primeros, aquí (1, que creo que fue el primero de los cinco de ese día, y 2)—. Seguiría haciéndolo durante bastante tiempo mientras iba produciéndose mi transición total a Xataka, que creo que se completó más o menos un año después. Eso no lo recuerdo bien porque fue un proceso gradual. A día de hoy he escrito 7.764 noticias en Xataka, 219 en Xataka Android, 1.500 justas en Xataka Móvil y alguna más de forma esporádica en otros medios del grupo como Magnet.
Aquel cambio fue para mí espectacular. Como conté en ‘Un nuevo rumbo (I)‘ y ‘Un nuevo rumbo (II)‘, salía de una empresa en la que era socio pero llevaba tiempo descontento, y entraba en otra que admiraba y envidiaba en la distancia. Lo hacía con un papel mucho más pequeño, pero eso es precisamente lo que yo buscaba: volver a hacer lo que más me gustaba. Esto es: escribir.
Para mucha gente probablemente eso fue un error. Ganaba más pasta —y ganaría aún más ahora, supongo—, y la proyección de futuro era en ciertos apartados bastante mayor allí. Pero tal y como iba la cosa, hubiera estado cada vez más descontento, teniendo menos tiempo para mí y los míos y, en definitiva, habría sido un infeliz.
Y aquel cambio ayudó a darle una vuelta a esa parte profesional tan importante. Lo tenía ya claro desde hacía años, así que aunque le di una oportunidad a esa opción «vamos a ser ambiciosos, venga, a ver hasta dónde puedo llegar», me di cuenta de que aquello no era lo mío. No soy ambicioso profesionalmente. No al menos en ese sentido de vivir para trabajar o ser un trepa o sacrificarlo todo para promocionar. No es mi rollo. ¿Sabéis cuál es mi rollo? Este:
No soy muy de mensajes aspiracionales, pero este está en la pared del despacho de nuestra casa en el miniresort burgués desde que nos mudamos. Lo tenemos ahí presente constantemente, encima de nuestros monitores. Es una frase que otros han pronunciado de otras formas —como lo del célebre ‘Encuentra un trabajo que ames, y no tendrás que volver a trabajar ni un solo día de tu vida’—.
Xataka es eso para mí. Un sitio en el que no he trabajado ni un solo día de mi vida. Así se han pasado estos diez años. Como un suspiro, con mucha gente genial alrededor que me ha acompañado y me ha ayudado por el camino. A mi jefa siempre se lo decía en nuestras evaluaciones trimestrales: «he encontrado mi sitio (profesional) en el mundo». Tengo compañeros estupendos —algunos de ellos son, además, amigos— y aunque evidentemente ha habido algún pequeño bache en algún momento, el balance es alucinante. Es difícil tener más suerte. A ver, me gustaría como a todo el mundo ganar más pasta, estar más desahogado y comprarle el bajo con jardín a Sally, pero eso tenía que haberlo hecho en 2013, porras. Ahora la cosa está muy difícil, y aún así, queridos lectores, me considero absolutamente afortunado.
No sé dónde estaré dentro de 10 años, pero mientras otros amigos con los que comento estas cosas me dicen que quieren jubilarse lo antes posible, yo no paro de pensar que —crucemos dedos— seguiré escribiendo durante muchos, muchos años. Siempre me viene a la mente Walt Mossberg, el abuelito Yulupuki del periodismo tecnológico, que estuvo muy activo hasta los 70 años, y creo que igual me da por ahí. Por ser el abuelito Yulupuki español. O uno de ellos, al menos.
Entiendo a mis amigos y sus prisas por jubilarse y hacer lo que realmente les gusta. A diferencia de ellos, yo no tengo prisa por jubilarme por una sencilla razón.
Ya estoy haciendo lo que me gusta.
Qué potra, chavales. Qué potra. Solo queda tocar madera y esperar que pueda hacerlo muchos años más.
A por otros diez. O los que sean.
Bueno, como esta es una entrada para ti, no la estropearé contando la mía.
Solo decirte Felicidades por haber encontrado tu sitio (profesional)
Gracias, Javier.
¡Enhorabuena!
Da gusto leer que te encante tu trabajo.
Te comprendo perfectamente. Te admiro y no te envidio, porque el mío tampoco están mal.
Saludos.
Jaja 🙂 Eso está bien. Gracias Fbustamante, saludos!
Enhorabuena, Javi!!
Iba a escribir que estás en la mejor época de tu vida, pero es falso. La vida entera es una gozada si la sacas chispas, y eso lo bordas.
Sí que es cierto que si disfrutas lo que haces quizás consigas que 15 años después de colgar la chapa sigas soñando regularmente con que estás en el curro y lo vivas con nostalgia. Al menos es lo que a mí me pasa.
No sé si lo bordo Pablo, pero desde luego la idea es intentar sacarle la chispa a todo, claro que sí. Ojalá pase eso que dices, es una señal de que efectivamente el trabajo en realidad no lo era. Yo tengo esa sensación con épocas pasadas —como la de PC Actual—, y me da a mí que con esto me va a pasar algo similar. A por ello 🙂 ¡Abrazo!
Enhorabuena, amigo. Ya sabes que yo veo la vida de una forma muy similar a la tuya, así que te apoyo y comparto todo lo que dices. Por otros diez años a tu lado en esta aventura 😉 Qué suerte tenemos en Xataka por tenerte…
Si alguien sabe cómo han sido estos años —y los de antes— ese eres tú, Juanky. Qué gusto y qué honor poder haberlos compartido todos ellos (o casi) contigo, amigo. ¡Un abrazo fuerte y a por muchos más!
Pues después de leerlo, solo me queda darte la enhorabuena.
Gracias Manuti
Pues mi enhorabuena, desde alguien también feliz con su trabajo 🙂
Gracias Opi, genial 😉
A por otros 10 y no solo en Xataka, también aquí!
A por ello 😉 ¡Claro que sí!
Es curioso porque hace 10 años yo andaba escribiendo para un par de blogs de Weblogs y nunca entendí el modelo. La única manera de ganar algo (más bien poco) de dinero era escribiendo decenas de posts mensualmente. Al final, necesitabas otros curros para ganar algo de dinero y era la pescadilla que se muerde la cola: tenías menos tiempo para producir artículos para los blogs. Me hubiera encantado encontrar mi sitio en weblogs/webedia porque creo que se hace un gran trabajo y hay grandes profesionales que han sido pioneros en la blogosfera, pero era insostenible. Quizás había otro tipo de contratos (seguro). En cualquier caso, me alegro de que tú sí hayas sido capaz de hacerte un lugar feliz allí.
Sí, al principio las redes de blogs funcionaban así, con ese modelo de pago por post, pero yo creo que en Weblogs evolucionaron medio rápido. Para cuando yo llegué aquello ya estaba olvidado hacía años y en ese aspecto es como un trabajo más, así que por ese lado todo es como debe ser.
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