El 1 de noviembre de 2011 nacía The Verge. La publicación que desde hace tiempo es absoluto referente en el mundo del periodismo tecnológico daba entonces sus primeros pasos, y lo hacía con un diseño vibrante.
No es que aquel diseño fuera especialmente diferente a lo que se estaba viendo en otros medios, pero sí era un paso adelante casi lógico: un gran carrusel con apuesta por lo visual con lo más destacado de cada momento, y después contenidos ordenados cronológicamente. Había además apuestas interesantes como la de su sección de comentarios, que teóricamente iba a dar especial protagonismo a los lectores si estos se lo curraban aunque que yo sepa aquello nunca cuajó demasiado.
El diseño se ha mantenido así durante años y hubo tan solo pequeños cambios. Tardaron en añadir el botón de búsqueda, y también en hacer el diseño responsive para que se adaptara mejor a móviles.
Como comenté en aquel tema, debe haber habido bastantes terremotos internos en el equipo: de los fundadores originales, todos ex-Engadget, queda como referente Nilay Patel, hombre fuerte de la casa con su muñequera de pinchos, su chupa vaquera y su barba de dibujos animados, como mal afeitada.
Ni Joshua Topolsky (luego hablo de él) ni Paul Miller —siempre daban apariencia de trío de colegas inseparables— están allí, y últimamente ha habido movimientos como el de David Pierce, que se fue a Wired (y ahora acaba de volver a The Verge) o el de Dieter Bohn, que hace unos meses anunció que había fichado por Google.
Sea como fuere, The Verge ha ido como un tiro. Usando la analogía del baloncesto, es como si ellos fueran la selección de EEUU y Xataka fuera España. En tráfico no parecemos estar tan lejos (36 millones Xataka según Similar Web, no entraré en si aciertan o no, The Verge 46 millones), pero para quien lee tecnología lo que está claro es que The Verge es lo más de lo más. O casi.
Se han ganado a pulso esa reputación, aunque en los últimos tiempos les noto vagos: pocos temas nuevos cada día, y de esos pocos que merezcan la pena, algo que es un poco patético para un sitio que es la niña bonita de fabricantes y anunciantes: les dan productos y exclusivas a los que los otros medios no tenemos accesos. No pasa nada, el mundo funciona así, pero con ese nivel de privilegio podrían hacerlo aún mejor.
El caso es que hoy The Verge ha estrenado rediseño. No habían avisado —al menos, que yo recuerde—, y desde luego el estreno ha causado bastantes comentarios tanto en el anuncio oficial como en redes sociales como Twitter, donde las críticas están a la orden del día.
Cuando me he enterado, he ido como un bólido a su página. ¿La primera impresión? «Uf, qué raro es esto». La portada es una sucesión de bloques difusos de texto en color blanco sobre fondo en negro. A izquierda y derecha se alternan contenidos destacados y bloques de contenidos especiales, pero no hay una estructura clara, no hay un «mira, esto es lo que creemos que es lo más importante en este momento» destacado arriba, como solemos hacer otros medios (y la mayoría de periódicos).
No. En The Verge ya no son tanto un medio como un agregador. De repente no destacan especialmente nada, y su ‘Storystream’ domina con un concepto que recuerda un poco a Facebook. Y lo hace porque aquí ya no solo hay contenidos de The Verge, sino que van metiendo bloques en los que se recomienda la lectura de otros medios. ¿El resultado? El que decía:
The Verge ya no es tanto un medio, insisto, sino un agregador.
Al menos eso es lo que parece al recorrer esa página de inicio, esa ‘home‘. Tan pronto te encuentras con ese post de presentación especial, como con un par de pequeños párrafos que parecen que esto sea como una especie de Twitter embebido en una web —acabo de ver que Axios ha calificado justo así ese rediseño— y mezclado luego con más cosas. Con titulares de contenidos propios (sin entradilla), con bloques de temas clasificados en la misma categoría, o con contenidos de otros medios embebidos que pueden ser también un tuit, un post de Instagram, un vídeo de TikTok o YouTube o a saber qué más.
A mí esa idea no me cuadra. Tiene cosas curiosas, desde luego. Entiendo que quieren convertirse en una especie de «portal» como los de la primera era de internet. Un sitio que el lector de tecnología tenga como sitio de referencia porque sabe que no solo va a tener buen contenido y criterio propio de The Verge, sino recomendaciones de temas a los que no llegan (o llegan tarde) de otros medios. «Oye, no te preocupes, que todo lo importante en tecnología estará aquí. Y si no lo tenemos nosotros, no te preocupes que te mandamos a donde puedes leerlo».
La idea es curiosa —y desde luego potente—, pero también peligrosa. Lo que he visto en esta primera aproximación me hace pensar que en The Verge quieren tener menos contenido propio y usar más el de los demás porque total, si los usuarios van a su home como primera visita del día, el tráfico de esa página de inicio se disparará y los anunciantes se volcarán con ella. Pero a los agregadores no les va tan bien que yo sepa (Techmeme mola, pero se dedica a agregar y ya) y esto es una especie de quiero y no puedo.
No solo me preocupa eso: me preocupa que Patel decía en ese anuncio introductorio que al analizar lo que creían que era importante era que «oh mierda, simplemente necesitamos bloguear más». ¿Cómo? Eso no tiene mucho sentido: la palabra blog ha perdido todo su prestigio, y quienes empezaron así siempre han querido convertirse en un medio para volverse «serios».
Hay una cosa cierta en esto de los medios: en muchos casos todos acabamos haciendo refritos de lo mismo. ¿Que Apple saca el iPhone 14? Hay que escribir post del iPhone 14, aunque lo que hagas no va a ser apenas distinto de los otros 200 medios de tecnología que lo cubren. En The Verge parecen querer librarse de los refritos (traducción de DeepL):
Lo más emocionante de todo esto es que realmente liberará tiempo para nuestra redacción: no tendremos que dejar todo lo que estamos haciendo y debatir la redacción de una historia completa sobre los confusos tuits de moderación de contenidos de un tipo. Podemos simplemente publicar los tuits si son importantes, añadir el contexto relevante y seguir adelante. Eso significa que recuperaremos horas y horas de tiempo para hacer reportajes más originales, reseñas más profundas y análisis aún más incisivos, el trabajo que hace grande a The Verge.
No estoy de acuerdo. Para nada. Los reportajes originales y los análisis son importantes, sin duda, pero lo que hace grande a The Verge (en mi opinión) es que me dan 1) contexto y 2) opinión de valor. Lo primero es importante porque hace que entiendas el alcance de lo que cuentan. Por qué es importante, cómo me afecta. Lo segundo, porque diferencia ese contenido de otro: me sé los nombres de esos editores (y de muchos otros) porque les leo a menudo y valoro cómo escriben y opinan, porque su criterio me parece válido y porque me gusta mucho leer lo que opinan de un producto, un servicio o cualquier cosa que pasa en tecnología. Me gusta que sean críticos pero justos. Inmisericordes pero elogiosos. Que le den al César lo que es del César, tanto para lo bueno como para lo malo. Es lo que intento hacer yo cada día aquí y en Xataka.
Así pues, lo que ese párrafo me parece es una excusa. Una para decir: «vamos a escribir menos, ya lo hacen otros». Yo quiero leer por qué es importante que salga un Kindle básico nuevo. En este caso The Verge lo ha cubierto, pero con ese mensaje lo que me están diciendo es que harán muchos menos contenidos de ese tipo porque total, del nuevo Kindle ya va a hablar todo quisqui.
Lo cierto es que ese mensaje me preocupa, porque como ya decía antes The Verge publica más bien poco. Teniendo en cuenta los recursos y pasta que deben manejar, uno esperaría que fueran mucho más productivos, pero aquí parece que lo que quisieran, insisto, es publicar menos cosas de ellos y más de los demás. Un vistazo rápido a los Archivos deja entrever que la idea puede funcionar: esto al fin y al cabo es como una cuenta de Twitter en la que se enlazan a sí mismos, pero también a otros, así que si confías en The Verge, «les seguirás» (o sea, irás a su home) y conseguirán lo que querían, que es que acabes en esa página principal. La técnica es cuca, pero el rediseño sigue fallando por varios motivos. En mi repaso he apuntado varias cosas, así que ahí van:
- Logo. El logo the The Verge cambia porque según Patel planteaba «una interfaz entre el presente y el futuro». Que como explicación del logo está muy bien, pero es que ahora ese logo es difícil de leer, y si es difícil de leer simplemente no mola.
- Adiós al contenido visual. Aquí domina el texto, lo que hace más difícil el recorrido visual de toda su página de inicio. Uno va haciendo zig-zag no solo entre bloques a un lado y a otro, sino entre tipos de contenido: pequeños párrafos con contenidos o enlaces embebidos, temas propios con titular a mayor tamaño pero sin entradilla, temas especiales y destacados que tienen imagen, titular y entradilla, bloques de varios temas englobados en la misma categoría, tuits, vídeos de YouTube, otros embebidos… un lío de usabilidad. Hay que estar muy concentrado para «recorrer» ese contenido, al menos en un ordenador de escritorio. Esa falta de imágenes quizás sea para ahorrar en peso de página: la home es larga en su recorrido vertical, y de hecho después de cada tema propio aparece el StoryStream. No sé si me mola eso.
- El contenido propio parece perder protagonismo. Es lo que decía, que ahora está «escondido» entre contenidos de otros o minipárrafos que enlazan a contenidos propios pero algo antiguos. Es como si yo de repente me leo un artículo de energía nuclear de mi compañero y amigo Juanky pero lo leo un día tarde y lo destaco en un minipárrafo en la portada de Xataka enlazándolo. Ya estaba en portada ayer, pero no pasa nada, lo reutilizamos así. Raro. Me pregunto cómo impactará esto en el ritmo y extensión de los temas de The Verge (análisis rácanos en su mayoría, aunque ciertamente vayan al grano y ahorren el rollo de otros análisis que igual se extienden demasiado).
- Dónde está lo más importante. Tener un bloque de contenidos destacados —imágenes más grandes, grandes titulares— es de 1º de Medios Digitales. El lector n oquiere complicarse la vida, y le gusta que le faciliten visualmente la disposición de la información. Aquí ya no hay tales ayudas, y de repente encontramos ese flujo de «Storystream» que confunde y mezcla contenidos propios con los de fuera. Han creado una sección «Must Read» (también de primero de medios: no mandes nada a la gente, que se lo toma mal) con contenidos que parecen menores (titulares pequeños, sin imágenes, sin entradillas, meh). Ver imagen derecha con el bloque azul. Mal.
- Comentarios, el horror. Bastante pereza da ya leer comentarios como para que te los presenten de esta guisa. En The Verge el nuevo sistema, llamado Coral, hace que al pinchar en comentarios (si en cuentras el enlace, que no se ve muy bien) ese bloque para leer y comentar desplace hacia la izquierda el contenido principal o lo cubra por completo en el móvil. En mi caso, que leo la mayoría de veces en pantalla dividida, el resultado es una caca, porque tapa solo la mitad del contenido. No solo eso (I): los colores y tipografías no funcionan para mí y hacen poco legibles esos comentarios. No solo eso (II): dejan organizar por destacados, más antiguos o más nuevos, pero muestran de principio los destacados, que lógicamente suelen ser positivos (al menos al hablar de ese rediseño). Una vez más usabilidad y legibilidad empeoran frente al antiguo enfoque, más clásico.
- Bloques.Además del bloque ‘Must Read’ con las historias teóricamente destacadas tienen el bloque Podcasts, Most Popular, Reviews, Science, Entertainment y, curioso, Creator (para temas de instagrammers, tiktokers, youtubers y demás). No sé cuánto se actualizarán algunas de ellas, pero parece difícil dar ritmo suficiente a todas. Veremos.
- Tipografías. Bien por la serifa en el texto —más profesional y seria, menos informal, por eso la uso yo aquí desde hace años— pero los encabezados engañan. Como se puede ver en la imagen, uno ve una imagen y un titular creyendo que es un tema propio —que teóricamente es relevante y está más destacado por eso— y no: se encuentra con que ese enlace lleva a un tema en formato tuit, un párrafo que luego enlaza a un medio externo. Raro y decepcionante.
- Y tú de quién eres. Como he venido comentando, este The Verge es más que nunca un portal, un «hub» de contenido. Lo suyo importa, pero lo de los demás también. Eso no es necesariamente malo (es lo mejor de todo el rediseño, de hecho), pero es que no hay manera fácil de saber si algo es de ellos o de fuera. A menos que el post sea en formato tuit y veas que al final el enlace te lleva fuera, nada, pero es que también usan ese formato tuit para relanzar contenidos propios. Mal.
Ese es un poco el resumen de lo que he visto en este primer repaso. Hay algunas curiosidades adicionales, desde luego: no hay opción de búsqueda en la propia web: si quieres encontrar algo, a Google con el típico modificador ‘site:theverge.com’ acompañando a los términos de búsqueda.
Más allá de eso, lo que está claro es que en The Verge tienen capacidad y recursos de sobra para hacer temas largos y diferentes. Este último es un buen ejemplo —no me lo he leído, el tema no me llama—, y desde luego espero que sigan esa línea que ciertamente les diferencia. Insisto: con sus recursos (o los que parece que tienen) ese tipo de cosas deberían ser constantes, y no con cuentagotas como hasta ahora.
Luego está el otro tema. El de la snapchatización del diseño web en medios. Hablé de ello hace bastante tiempo, cuando el citado Joshua Topolsky fundó The Outline en 2016. Mi relación con ese medio fue prácticamente nula: no les sigo y ni siquiera veía que sus temas pitasen especialmente en internet. El diseño era original a más no poder, pero me echaba para atrás aunque los temas puedan ser interesantes. Al final la compañía fue comprada por Bustle Digital Group, y apenas un año después de aquella operación, The Outline dejó de actualizarse (sus contenidos, curiosamente, siguen disponibles). Por lo visto Topolsky y el CEO de Bustle eran radicalmente opuestos, así que aquello no tenía pinta de salir bien.
Cuando salió de allí en realidad no salió (no me entero bien de esto) porque Topolsky creó Input Mag, que se estrenó el 16 de diciembre de 2019 y planteaba una apuesta muy similar a la de The Outline. Diseño Snapchat un poco chillón, un poco desconcertante, y contenidos que se salían de los refritos e iban a temas bizarros.
Allí ha seguido escribiendo bastante, por lo visto. No le sigo, pero no porque no quiera, sino porque por alguna razón desde hace años estoy bloqueado en su Twitter.
No sé qué pasó, porque es un tipo que tiene una visión muy alineada con la mía en cuanto a temas editoriales (no tanto a los de diseño) y del que me gusta su visión crítica y que no se muerde la lengua. Pero algo debí decirle en Twitter que le dio un calentón. En fin.
Aquí debo decir que opinar de un rediseño a las pocas horas de verlo es quizás mala idea, sobre todo cuando el rediseño es tan radical. Es difícil que no choque y no sintamos resistencia a ese rediseño, porque al fin y al cabo al ser humano no le gustan nada de nada los cambios y que sus rutinas ya no funcionen. Mis críticas son (creo) razonables, y se unen a muchos comentarios que he visto en Twitter:
Ese último tuit es especialmente llamativo. Cybart es el responsable de Above Avalon y es bastante conocido en el mundo de los medios tecnológicos, y su mensaje —que el rediseño es para captar más páginas vistas—, aunque un poco perogrullesco, tiene sentido. Este rediseño se hace para tener a más gente leyendo su página de inicio. No diría que es un cambio de modelo de negocio como él afirma: es reafirmarse en su modelo, que es el de la publicidad, y conseguir mostrar más captando más y más lectores con esta nueva filosofía de agregador.
Hay algunas buenas ideas y también buenas críticas —sobre todo en los comentarios del post oficial— pero diría que a priori este diseño no me convence casi nada. Lo que sí lo hace es la idea de convertirse en un «agregador», una especie de iteración de Twitter es realmente interesante y puede que logre su objetivo: la de atrapar a más usuarios durante más tiempo en su página de inicio.
Queda por ver si lo consigue, claro, pero en cuanto al diseño, el resultado al menos en su versión de escritorio no me acaba de convencer. En móvil no hay tanto salto, la estructura vertical ayuda, pero, ¿en escritorio? Como decía, raro. Puede de nuevo que sea cuestión de acostumbrarse, pero a priori parece menos usable y legible, más confuso y difícil. No estoy nada seguro de que hayan acertado con esas decisiones, pero el tiempo les dará (o no) la razón. Si es así ya repasaré esto para reconocer que soy un bocazas y que no tengo ni idea de diseño web.
Que también puede ser.
Actualización (14/09/2022, 12:21): no puedo por menos que enlazar el fantástico análisis que Antonio ha hecho en Error500. Su visión es fantástica y convincente. Efectivamente The Verge tenía que arriesgar y lo ha hecho. Y me da a mí que poco a poco nos va a convencer a todos de que este enfoque era el adecuado. El diseño puede rechinar, pero igual esto es un punto de inflexión y todos los medios acabamos enlazando a otros porque queremos que la gente encuentre esos enlaces desde nuestra portada.
Pingback: The Verge redesign: an analysis – The Unshut
Un post muy interesante.
Primero me voy a permitir señalar que sí existe la barra de búsqueda, solo que está incluida en el apartado «More» de arriba a la derecha.
En segundo lugar, entiendo básicamente cada crítica que indicas. Grosso modo puedo estar de acuerdo, aunque creo que a mí me gusta algo más. Aprecio que las vistas de artículo sean más artículo y aprecio que algunas cosas que no necesitan tanto tiempo no lo vayan a recibir. Demonios, para cosas como el nuevo tráiler de God of War yo enlazaría el tráiler y no le dedicaría un solo párrafo.
La idea de la home es, en su estado actual, algo confusa. Pero tengo muchas ganas de ver cómo evoluciona porque es algo que llevo tiempo queriendo ver. En mi cabeza rondaba una idea similar y el hecho de poder verla realizada por gente con recursos me alegra. Indicas una serie de cuestiones con las que estoy de acuerdo y que asumo que se irán modificando según pasen las semanas para hacerlo mejor.
Finalmente, señalar que me parece bien que sea un agregador. A nivel español, por lo que he vivido en primera persona (en una experiencia que probablemente no sea de las mejores) noto mucho miedo a enlazarse entre medios. Sea por los motivos que sea, cuando veo que una web es capaz de reconocer que hay algo bueno en otra, me da confianza.
Lo que menos me gusta, eso sí, son las micronoticias. Conectando con lo anterior, enlaza directamente a la otra web, no me hagas hacer doble click.
En fin, han ido con todo. A ver si funciona. Al menos no será como Medium, que iba a cambio por año y ni ellos entendían qué querían.
Ah, ahora corrijo lo de las búsquedas, bien visto Nacho. Sí, yo creo que irán afinando y quizás el diseño acabe siendo menos confuso. O quizás no y simplemente nos acostumbremos a recorrerlo. Efectivamente en medios España hay enlacefobia, puede que esto marque punto de inflexión.
Desde luego el enfoque es muy interesante, sobre todo en eso, en la parte de agregador. Opino como tú en temas tipo tráiler, y también en parrafitos que no merecen un clic de más, quizás en eso acaben actuando también.
Hablando de diseño… ¿Para cuándo un modo oscuro en este blog?
Pues no es algo que tenga pensado meter, pero acabo de probar una extensión de las que convierten cualquier web en modo oscuro y funciona razonablemente bien
Firefox – https://addons.mozilla.org/en-US/firefox/addon/darkreader/
Ele 🙂
Lastima que no sirva para web… Lo probaré en escritorio de todas formas (suelo usar Firefox, así que sin problema).
El tema de que los navegadores no permitan extensiones (Firefox sólo algunas) creo que da para artículo.
2011? Como pasa el tiempo… Recuerdo cuando hablaste por primera vez de esta página. Ni siquiera pude entrar, mi terrible ancho de banda de esa época no alcanzaba para abrirla, así que nunca la leí.