Este último par de años he escrito varias entradas sobre series que había visto a lo largo del año, pero en 2022 la cosa está bastante difícil. La razón es sencilla: apenas he visto nada que valga la pena, y llevo desde principios de año sin descubrir nada realmente llamativo.
En casa de hecho estamos un poco desesperados porque no encontramos esa serie que nos tenga unas semanas pegados al televisor: hemos acabado viendo pelis que teníamos pendientes con suerte desigual —’Joker’, por ejemplo, súper decepcionante— y en series estábamos un poco sin demasiada suerte.
En estas llegó ‘Severance’ (‘Separación’), una verdadera sopresa que han emitido en Apple TV+ y que en mi caso es el descubrimiento del año. Me ha recordado mucho a ‘Lost’ por esa estética que mezcla tiempos modernos y tecnología teóricamente punta —como la que permite crear a los ‘innies’— con ordenadores, interfaces y dispositivos que parecen muy de los años 60 o 70.
Esa estética es en realidad un mero trasfondo para toda la trama, en la cual hay guiños importantes de los que han hablado por ejemplo en The New York Times, que mencionaba cómo han hecho una estupenda parodia de los beneficios o ‘perks’ de las startups modernas: aquí no hay mesas de ping pong, pero como si las hubiera: si veis la serie me entenderéis, porque hay una escena en especial que es rara de pelotas pero que precisamente es una mueca de este tipo de cosas.
La serie es lentita, y es de hecho la típica que uno se imagina como una buena película de dos horas. Aquí no. Aquí alargan la trama y también sacan mucho jugo a sus peculiares personajes, que están estupendos en sus papeles y que entre otras cosas, andan. Mucho, porque los pasillos laberínticos de Lumon —la empresa para la que trabajan— invitan a ello.
Lo que sí es cierto es que ‘Severance’ es lo más original que he visto en mucho tiempo. Tanto la idea de fondo como la ejecución lo demuestra, pero es que esa originalidad empieza desde el primer instante, porque los títulos de crédito son una verdadera maravilla:
Hablaban de ellos en Kottke.org, y de cómo son obra de Oliver Latta —aquí su perfil sobre la serie en Behance—, un artista tan peculiar como el resto de la serie.
En casa terminamos de verla el miércoles, justo antes de que empezase nuestra aventura de Semana Santa —quizás eso merezca un post de Harry & Sally—, y como comenté en Twitter, el final es absolutamente espectacular. El mejor que he visto en años, pero uno que lamentablemente provoca esa sensación ya conocida de «¡quiero que la siguiente temporada esté disponible ya!».
Pues eso. Que llegue ya la segunda temporada. Eso es lo que quiero. De momento solo sabemos que llegar, llegará. Algo es algo.
Menuda maravilla de serie, como trabajador de consultora, esa forma maravillosa de mostrar en lo que se trabaja, que a veces cuesta trabajar decir en qué estás trabajando, o qué hacen el resto de compañeros que puede que veas a diario en tu laberintica oficina que ocupa varias plantas de un edificio. Qué genios.
Y con los perks; tuve que pausar la serie porque me estaba riendo como hace tiempo no hacía con una serie.
Cierto. Es probablemente para revisitarla y captar así esos matices que uno no capta a la primera. Estupenda.
8,7 en imdb, dios. Vamos allá.
😉 Ya contarás qué tal.